VII

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Taylor

—Otra vez apestas a cigarro

Dijo mi madre parada cerca de mí, seguí caminando, ignorándola.

—Te estoy hablando, Drew

Empecé a subir las escaleras sin siquiera darle una mirada. Drew no existía más, pero al parecer aún no lo entendían.

—¡Taylor!

La miré.

—Estoy harta que sólo nos prestes atención cuando se te llama por ese nombre

Drew ya no existe, madre

Pensé.

—¿Qué decías?

Pregunté parada a media escalera.

—¿Porqué hueles a cigarro?

—Sé que sabes porqué

—A tu padre no le gusta

—A mí tampoco

Finalicé yendo por fin a mi habitación.
Sabía lo mucho que a ella le molestaba que fumara, a mi padre tampoco le gustaba, pero no se ponía como ella, a dar sermones.
No fumaba a cada hora, sólo mientras esperaba a Scarlett para ir a casa. Sí, lo hacía adrede.

Escuché una puerta azotarse levemente, mamá se había encerrado en el estudio de la casa, seguramente iba a leer alguno de esos libros de Julio Verne.

Me desplomé en la cama y miré al techo recordando cosas del pasado, sucesos de hacía dos años.

Fui sacada de mis recuerdos gracias a una llamada.

—¿Aló?

—¿Taylor Gryffin?

No dije nada, mentalmente hacía una búsqueda de la persona a quien le pertenecía la voz, sabía que la había escuchado antes y el "número no registrado" no me ayudaba.

Mis recuerdos me mostraron a una pelirroja de ojos verdes, risueña y amable. Emma Hawk.

—Sí, soy yo

Soy Emma Hawk, estamos en la misma clase de Historia del arte

Lo sé, opinas mucho en esa clase

—¿En qué puedo ayudarte?

Necesito que me pases la clase de hoy, no pude asistir y... No te molesta ¿verdad?

Lo pensé por un instante, significaba que debía salir de casa, pero tenía tarea, aunque sólo sería llevarle mis apuntes y volver, podía quedarse mi cuaderno, no tenía nada que resolver de esa clase.

—¿Dónde te veo?

Me dijo que en la universidad, aún seguía allí.
Tomé el cuaderno y salí de la casa, subí a mi coche y fui de regreso a la universidad. No conocía mucho de esa chica, teníamos únicamente esa clase juntas y no tenía idea de cómo había conseguido mi número, nadie lo tenía, porque yo no tenía amigos allí.

Entré al edificio y la ví sentada en una de las sillas acolchonadas que estaban cerca de las oficinas de atención.

—Emma

Dije sin más. Me miró y se puso de pie, extendí el cuaderno y lo tomó de inmediato.

—Puedes devolverlo mañana

—Muchas gracias

Sonrió, no pude devolverle el gesto, sólo la miré para posteriormente girarme y caminar de nuevo a la salida.

—¿Pasa algo?

Me alcanzó en la puerta.

—No

—Pareces molesto

Me detuve al escuchar el adjetivo calificativo que había usado.

—No estoy "molesto"

Respondí mirándola sin expresión. No tenía intención de entablar una conversación con ella.

—Bueno

Seguí caminando, no me dí cuenta que venía atrás de mí hasta que alguien le habló.

—¿Te vas con Gryffin, Emma?

Miré a mi alrededor, era un chico de la clase, me lo había topado antes de estar en Historia del Arte  y no éramos muy compatibles que digamos.
Emma no decía nada, se veía sonrojada e incómoda, yo también me sentía incómoda.

—No deberías estar con ese sujeto arrogante que no le habla a nadie, si te quieres ir en coche te puedo llevar yo

El tipo se acercó y la tomó del brazo queriéndola hacer caminar. Miraba escéptica la escena, lo que más quería era irme de allí y no tener que ver en eso, no involucrarme. Un suspiro de cansancio salió de mí, no quería intervenir, pero sabía dos cosas, ella no quería ir con él y yo no podía ignorar lo abusivo que él se estaba comportando.
Le quité el seguro al coche desde el control de mi llave mientras decía:

—Suelta a Emma

—No sabía que hablabas, Gryffin

Se burló, pero no me importaba.

—Emma y yo tenemos trabajo que hacer y le estás quitando tiempo a nuestra investigación

Mentí, no se me había ocurrido una mejor excusa para que la dejara. Ví el enfado en él y soltó a Emma que caminó a mí.

—Sube al coche, ya casi nos vamos

Emma se notaba incómoda, pero hizo lo que le dije.

—Mira, niño...

Se acercó a mí y me apuntó con su índice derecho mientras yo sentía la cara caliente por el nerviosismo y el intento de mantenerme firme y cuerda.

—...más te vale no interferir entre Emma y yo

—No sé de qué hablas

Me hice la tonta.

—Bien que sí

—Lo que sea que tengan o no, no es mi problema. Pero en mi presencia no vuelvas a jalonearla

Giré y me dirigí al auto, subí y le puse el seguro a todas las puertas. Por la ventana polarizada ví que se alejaba, miré el timón de mi coche y solté el aire que contenía. Sentía los nervios de punta, el corazón palpitando con rapidez y un ligero temblor en las manos a causa de la adrenalina.

The Gryffin's SinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora