XXXIX

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Taylor

Poco después de que Scarlett saliera, Betty habló.

—¿En serio no recuerdas?

—¿Recordar qué?

—Quién es Scarlett

—Por supuesto que la recuerdo

Respondí molesta.

—Es mi mejor amiga desde que tengo memoria, creo que sus padres son amigos de los míos ¿o eres tú quien lo olvida?

Elizabeth hizo una mueca.

—¿Qué quieres hablar conmigo?

—¿Cuánto tiempo estuve dormida?

—No mucho

—¿Segura? Lo último que recuerdo es...

De pronto estuve confundida, lo último que recordaba era el último día de clases.

—...la universidad, el día antes de las vacaciones, estaba... Discutiendo con... Emma...

—¿La recuerdas?

—¡Claro que sí! No tengo perdida la memoria, los recuerdo a todos ¿pero porqué estoy aquí? ¿Dónde está Emma, podrías llamarla?

La ví titubear por un instante.

—Seguro tus papás te dirán todo con detalles

—Por favor, ve a preguntar cuándo me darán de alta

—Está bien, pero nada de moverse, Taylor, te conozco

—Intentaré dormir, me siento cansada

Betty salió por la puerta, estaba un poco confundida pero lo que más quería era volver a casa, si no me fallaban los cálculos y según mi último recuerdo, lo más probable sería que había estado como cuatro meses en coma, porque todo apuntaba a eso. Pasaron unos días antes de que me dieran de alta, días en los que me hicieron estudios de no sé qué.
Chequeos constantes de mi motricidad, del sistema neurológico y de la vista.

El día que fui dada de alta Betty trajo mi ropa. Por fin volvía a casa, al menos mi cumpleaños, que sería en dos días, lo pasaría fuera del hospital.

Al llegar a casa todos estaban allí para darme la bienvenida. Se acercaban a abrazarme y a decirme lo felices que estaban de que volviera.
Los amigos de mis padres también estaban, era una pareja muy joven para tener a mis padres de amigos, pero cada quien.

Más allá estaba Scarlett, no se había aparecido por el hospital desde que desperté y eso que sus padres habían ido cada día. Aún así sólo me saludó de lejos con un movimiento de cabeza, le resté importancia cuando el piano comenzó a sonar, todos cesaron las conversaciones y pusieron atención en mi sobrina.
Me gustaba esa canción, pero no entendía porqué la sensación en mi interior me entristecía y me alegraba, como si no fuera una simple canción, la imagen vaga de un campo en verano pasó por mi mente, fue tan rápido y borroso que no le tomé importancia.

Mi vista se dirigió a Scarlett, tenía la vista al piso y con un puchero imperceptible.
Me acerqué a hablarle, porque la había extrañado muchísimo, uno siempre extraña a su mejor amigo.

—¿Cómo has estado?

Me miró con confusión un segundo.

—Bien, en la universidad

—Te eché de menos estos días

Ella no respondió de inmediato, sólo me observaba, la canción sonaba en su última parte y mis ojos no se despegaban de los de ella.

¿Me quieres?

Sabes que sí

Pequeños detalles/imágenes, venían junto a esas palabras y luego vinieron más.

¿Soy importante para ti?

Más que nadie

Yo también te quiero

Quedé pasmada ante esos recuerdos con ella y mil dudas surgieron. Los recuerdos eran de aproximadamente cuatro años. Seguro ya había notado que me encontraba en otro planeta.

Sonreí volviendo a la realidad y a apreciar sus ojos.

—Scarlett Rogers, yo también te quiero

Alzó la ceja brevemente y sonrió tímidamente justo cuando la canción terminaba de sonar.

The Gryffin's SinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora