The Gryffin's Sins

XXXIV

Scarlett

Desde que desperté sentí una sensación extraña, una presión en mí corazón, angustia e intranquilidad me invadía, algo no andaba bien.

Sam me había llamado, habíamos hablado por varios minutos, pero durante y después de esa llamada seguí sintiéndome así.
Había despertado temprano para ser primero de enero, todos en la casa seguramente dormían.

Otra vez mi teléfono sonó, ésta vez no era Sam, era Taylor, por alguna razón sentí alivio, pero al segundo siguiente mi corazón palpitó más rápido, sobre todo al notar en la pantalla la notificación de tres mensajes de ella que no noté cuando la llamada de Sam finalizó.

—¿Aló?

—¿Carly?

Preguntó un hombre, me alarmé de inmediato.

—El propietario de éste teléfono, Drew Taylor Gryffin ha sufrido un accidente, en éste momento le estamos trasladando al hospital, si conoce a su familia por favor comuniqueles

—Yo... Yo soy su familia

El shock me invadió y las lágrimas salieron de mis ojos. La llamada terminó dejándome paralizada sin saber qué hacer.

—¿Qué sucede?

Betty se paró frente a mí.

—Tay... Taylor... Tuvo... Tuvo un accidente

Finalmente la miré a los ojos, ella me veía asustada.

—Hay que hablar con los abuelos

Me apresuré a ponerme los zapatos y tomar mis cosas del buró.

—¿Qué crees que estás haciendo?

—¿No lo ves? Tengo que estar con ella

—No puedes manejar en el estado en el que estás

—No estoy en ningún estado

—Estás en estado de shock y no quiero que la realidad te golpee mientras conduces

—No estoy en ningún estado ¡Date prisa! Debo estar allí

—Carly...

—¡No me digas nada! ¿No lo entiendes? ¡La amo! Me muero si le sucede algo y yo no estoy ahí. Habla con los abuelos. Yo necesito estar allá en éste momento

No protestó más y salió de la habitación, salí detrás de ella, la ví tocando la puerta de los adultos, bajé las escaleras y salí de la casa, tenía suerte de que la tarde anterior había estado con Sam y había llegado en mi carro a casa de los abuelos, me monté en él y conduje tan rápido como pude hasta el hospital, a lo lejos ví un carro parecido al de Betty y otro más parecido al del tío Bill.

Bajé corriendo, a penas poniéndole la alarma al carro, entré a urgencias y pregunté por Taylor.

—La ambulancia que traslada a su paciente aún no llega. Puede tomar asiento y esperar

¿Tomar asiento y esperar? ¡¿Qué le pasaba?!
Mi familia apareció, mi abuela se acercó y tomó mi rostro.

—¿Porqué no nos dijiste? ¿Qué le pasó a Drew? ¿Dónde la tienen?

—Aún no llega la ambulancia

Fue lo único que respondí. Justo en ese momento llegaban los paramédicos, enfermeras y doctores entraron empujando una camilla, tanto mi abuela como yo nos acercamos, claro que trataban de apartarnos. El rostro ensangrentado me devolvió a la realidad golpeándome con sentimientos y pensamientos dolorosos, las lágrimas no tardaron en salir.

—Estarás bien

Le dije tomando su mano izquierda y caminando al paso de las personas que llevaban la camilla.
Era yo quien quería convencerse de que estaría bien. Unos brazos me estaban obligando a alejarme, no quería soltar a Taylor. Quise alejarme de las personas que me sostenían.

—¡Dejenme! Quiero estar con Taylor... Yo quiero estar con Taylor... Necesito estar con ella...

Decía con desesperación notando cómo mi voz se apagaba poco a poco.
Ví cómo se alejaban con una Taylor inconsciente y sentí cómo me sostenían de ambos brazos, por más que me removiera tratando de soltarme no lo lograba.
Pero ellos no entendían mi desesperación, ahí llevaban a Taylor, el amor de mi vida, mi alma gemela. Y yo quería, necesitaba estar con ella, porque si ella no estaba... Yo tampoco quería. Mi pecho dolía y mis piernas estaban flaqueando, ya no tenía la fuerza para forcejear con quién fuera que me estaba sujetando.
Unos brazos me abrazaron por los hombros, era Betty, a mi otro costado estaba Albert. Me abracé a Betty, me dolía la cabeza, me ardían los ojos por las lágrimas y me quemaba la garganta con todo lo que no salía de mi boca y se arremolinaba en mi cabeza.

Caminé con ellos de nuevo a donde estaban los demás, mi abuela era abrazada por mi abuelo, con ellos estaba Bill. Ví a mi madre entrar al lugar.

—¿Qué sucedió?

Preguntó agitada.

—Drew

Sollozó la abuela.

—Drew tuvo un accidente

Comunicó Bill. Miré a Betty.

—¿Mi madre no venía con ustedes?

Susurré confundida, creía que al salir ella estaba en casa, ni siquiera me fijé si su coche estaba o no.

—Ella salió temprano. Tu padre le llamó de camino aquí

Mi mente estaba confundida, pero nada podía hacer para entender porqué mamá no estaba en casa, seguía actuando extraño.

Esperamos mucho para que nos comunicaran algo sobre Taylor. El doctor a cargo del caso se acercó a nosotros, mi abuelo rápidamente preguntó por su hija.

—¿Cómo está mi hija?

—Está en sala intensiva, tenía un brazo dislocado y tiene una contusión en la cabeza, unas heridas y dos costillas del costado derecho rotas

—¿Podemos verla?

Preguntó la abuela.

—Por el momento no. Una cosa más, debido al golpe su cerebro se inflamó provocando una hemorragia, así que...

Se dirigió a los abuelos.

—...su hija entró en estado de coma

La abuela sollozó en el pecho de su esposo.

—¿Va a despertar, no es así?

Preguntó la tía Louis.

—Aún no sabemos, puede estar así unos días, semanas, meses, incluso años

¡No podía ser! ¡Eso no podía estar sucediendo! Las lágrimas volvieron a nublar mi vista. Taylor tenía que despertar pronto.
Ví al doctor alejarse y corrí tras él.

—Doctor

Me miró esperando que continuará.

—Puedo ver a Taylor

—¿Es familiar?

—Sí, soy...

"Su novia" dijo mi mente, pero era claro que no era así, estúpida mente.

—...su sobrina

—Acabo de decirle a los padres que por el momento no pueden hacerlo, deben esperar el tiempo que creamos prudencial, con permiso

Tenía razón, ya lo había dicho, era tal la conmoción que no recordaba el momento en el que había dicho eso. Se retiró y volví derrotada a donde estaban los demás, mis abuelos estaban como yo, Betty se notaba triste y preocupada, mis tíos también lucían intranquilos, papá me miró con tristeza y caminó a abrazarme.
Pero algo llamó mi atención, mi madre estaba completamente seria y era la única en mi familia que no tenía lágrimas en los ojos, talvez era porque todos manejamos nuestras emociones de manera diferente.

Ésta situación era tan angustiante e incierta, cualquier cosa podría suceder, pero para algunas no estaba preparada y me negaba a estarlo, sólo pensarlo me hacía doler el corazón.