The Gryffin's Sins

XVIII

Scarlett

Me dolía mucho todo aquello, los gritos cuando salí de la habitación, la insinuación de mi madre, las defensas de Taylor, su voz firme diciendo que no tendría nada conmigo, la bofetada de mi madre, su revelación, mi despedida con Taylor, las lágrimas no dejaban de caer.

—Ya deja de llorar ¡No debí permitir que vinieras!

—No hemos hecho nada malo y aún así te comportaste mal, madre

—¿Y qué pasaba si no llegaba?

—¡¿Qué va a pasar?! Habríamos comido al menos

—No te hagas, sabes a qué me refiero

—No sé qué tengas en la cabeza, madre, pero lo que insinúas cruza los límites

—Crees que no veo la forma en la que te ve

Sentí mis mejillas calientes por la vergüenza, pero ese sonrojo era disfrazado por el llanto. No creía que Taylor me viera de una manera diferente, si era así yo no lo notaba, ella me veía como siempre.

—Estás equivocada, madre

—Si lo estuviera igual haría lo mismo, no puedo permitir que una enferma como ella esté cerca de ti. Y tienes prohibido verla

—¡¿Qué?! Pero...

—¡Sin peros! O hago lo posible por mudarnos a otra ciudad o incluso país

No pude refutar más, mi garganta no me dejaba.

—Dame tu teléfono

—¿En serio?

Mi voz era ahogada por el llanto.

—¿Crees que bromeo?

No sabía siquiera de dónde sacaba ese carácter que le impedía siquiera sentir compasión por mí. Quería llegar pronto a casa y encerrarme en mi habitación. Ni siquiera preguntaba porqué dormía con Taylor, sólo nos acusaba de tonterías.

*

La cara molesta de mi papá me hizo sentir miedo.

—Estás castigada, jovencita

Abrí la boca, impresionada de lo que decía. ¿Él también?

—No he hecho nada malo

—Tu madre me lo ha dicho todo

—¿Qué es "todo" para ella?

Su mirada molesta continuaba.

—Papá, no hacíamos nada, sólo dormíamos, Taylor tuvo una pesadilla y me quedé a acompañarla, no sé en qué momento me dormí, lo único que recuerdo es a mi madre gritando muchas cosas, un par de tonterías y...

—Y yo también veo la forma en la que te mira

—¡Papá!

¡Debía estar bromeando!

—Ésta vez no, Scarlett

—¿Al menos me crees?

Dudó en responder, su gesto se había suavizado.

—Te creo. Pero tu madre ya ha decidido algo

—¿Sólo porque ella lo dice así?

—No puedo hacer nada

—¡Gracias por tu ayuda!

Regresé a mi habitación, molesta por lo que sucedía, por capricho de mi madre ahora estaría más sin Taylor.
Más sola que antes. Si tan sólo mamá comprendiera que necesitaba estar con su hermana más que con nadie y no por lo que ella, papá y quién sabe quien más creían, Taylor era mi amiga, mi familia, mi complemento.

*

Me sorprendí de verla en la sala de mi casa, su madre la acompañaba.
Al verme caminó a mí.

—Hola

Miré a mi madre junto a la de ella hablando de no quería saber qué.

—Vamos a tu habitación

Dijo confidente. En silencio entramos, se sentó en mi cama y yo miré por la ventana.

—¿Cómo está?

Pregunté seca, sin emoción.

—Igual que tú, la abuela dijo muchas cosas

—¿Le ha reclamado por lo que le reveló mi madre?

—No, sólo ha escuchado en silencio

—¿Qué dice el abuelo?

—Está furioso, con Lily, habló en privado con Taylor, pero no ha acabado bien. Taylor salió del despacho llorando, pero muy molesta y sin embargo no quiso decirme qué habló con el abuelo. Tu mamá quiere que retome mi actividad de irte a traer al colegio y que por ningún motivo deje que Taylor se acerque

—¿Y lo harás?

—Bromeas ¿verdad?

—¿Me dejarás verla?

—Shhhh, lo haré, pero no debes saber cómo, por precaución

—Gracias, Betty

—Se siente culpable

Se paró al lado mío.

—No es su culpa

Claro que no, no hacíamos nada malo y tampoco me había obligado a estar con ella por la pesadilla.

—Cree que sí

—¿Porqué?

No respondió, en ese momento la puerta se abrió.

—Es hora de irnos, Betty. Hola, Scarlett

—Hola, tía

Se acercó y me miró detenidamente, no dijo nada más, ambas salieron de mi habitación. Por la ventana las ví cuando se iban.
¿Qué era lo que hacía a Taylor sentirse culpable? Debía ser algo serio como para que se sintiera de esa manera, pero conociéndola no me diría nada, se guardaba las cosas para ella aunque eso le hiciera daño.
Ni pensar que para otras personas nuestra familia era muy unida, tranquila, sin problemas y ejemplar... Si tan sólo supieran.