L

502 32 4
                                        

Scarlett

No teníamos una relación formal, pero era un trato diferente.
No nos veíamos todos los días, pero nos llamábamos por unos minutos antes de nuestro día o por la noche y normalmente nos escribíamos.
A veces iba por ella a su trabajo y la llevaba a su departamento. Una semana había pasado desde aquel día que me llevó con su hermana a cenar.

Era viernes, ella tenía día libre y yo no tenía clases, así que muy temprano ya estaba en su departamento, gracias a la llave que me había dado.
Dejé mis zapatos en la sala y caminé con cautela a la habitación, a penas entraba la luz del día por la ventana, Taylor seguía durmiendo.

Saqué de su closet un pantalón de pijama. Me quité la ropa, me puse el pantalón y un jersey, y me metí a la cama con ella, con mucho cuidado logré abrazarla, su cabello tenía aroma a champú de miel.
Parecía un ángel mientras dormía, con su rostro relajado y en calma. A mi mente vinieron los recuerdos de cuando estuvo en coma.
Una asfixiante angustia se apoderó de mí. Con miedo toqué su rostro para posteriormente llevar la mano a su hombro y removerla un poco causando que despertara de un susto, me miró molesta y cerró los ojos con fuerza.

—Lo...lo siento... Es sólo que no pude soportar verte dormir, porque me hizo recordar malos tiempos y temí... Lo siento

Taylor relajó su gesto facial y me abrazó.

—Todo está bien. Te prometo que no voy a dejarte

Nos quedamos en silencio, le acariciaba el cabello y el cuello, pensé que se había quedado dormida cuando habló de nuevo.

—¿Porqué has venido tan temprano?

—Quería estar más tiempo contigo. Quería verte a los ojos cuando despertaras, así como antes

—Y ver lo fea que estoy por la mañana

Bromeaba, sabía que bromeaba.

—No me importa, para mí tú siempre estás guapa

Alzó un poco la cabeza, me miró con una media sonrisa en sus labios, besó mi mejilla y me pidió que la esperara un momento.
Salió de la habitación, tardó pocos minutos en volver.
Se metió a la cama y me abrazó.

—¿Qué quieres hacer hoy?

—En éste momento sólo quiero estar en la cama contigo

Rió suavemente.

—¿Segura que es eso lo que quieres?

Su tono sugerente me hizo dejar de respirar y enrojecer enseguida. Su gesto facial me hacía sentir más nerviosa.

—T-Taylor

_Sé que quieres

Me escondí en su cuello y ella se rió.

—¡Déjame!

Siguió riendo.

—No será que la que quiere eres tú

Tosió, sus mejillas se sonrojaron. Entonces yo me reí con ganas. Se aclaró la garganta, de un instante a otro la tenía sobre mi cuerpo.

—No te lo niego, yo sí quiero

Sentí algo pesado caer en mi estómago y luego vacío. Su voz era ligeramente más ronca y sus ojos no se apartaban de los míos.

—Pero, Taylor, nosotro...

No terminé de hablar, su labios se juntaron con los míos, sus manos buscaron mis manos, llevándolas a la altura de mi cabeza y entrelazando nuestros dedos. Había creído que me besaría con desesperación y deseo, pero no era así, me besaba lento, suave, despertando sensaciones, haciéndome sentir sus labios tibios, tenía un ligero sabor a menta y el peso de su cuerpo sobre el mío me provocaba un ligero cosquilleo. Poco a poco el beso fue cobrando intensidad, sentí calor en el cuello, en el rostro, nuestras respiraciones se mezclaban y se volvían más agitadas.
Taylor dejó de besar mis labios para poder besar mi cuello.
Cerré los ojos entregándome a todo lo que me estaba provocando.

The Gryffin's SinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora