XIX

515 39 2
                                    

Taylor

Tres semanas habían pasado, veía a Scarlett una vez a la semana gracias a Betty.
Nos veíamos en diferentes lugares y para ello no debía usar mi coche, no sabía hasta qué punto podía llegar Lily.

Éste era el cuarto encuentro, estaba en la biblioteca de la ciudad, Betty vendría en cualquier momento.

—Lo mejor es que al llegar ella me vaya yo

—No tienes que irte, no durará mucho tiempo

—No deberían hacer esto

—No hay otra forma

—Pronto serán las fiestas de navidad

—No creo que vaya a mi casa

—Ahí están

Miré a mi costado izquierdo, Betty y Scarlett caminaban entre los estantes.

—¿No deberías ir a su encuentro?

—Oye ¿qué clase de novia eres?

Mi cara debía mostrar la broma, porque ella sonrió. No quería levantarme y ella lo sabía.

—Hola

Dijo Betty, besó mi mejilla cuando me puse de pie, también saludó a Emma, me dirigí a Scarlett, me veía atenta, le sonreí de medio lado, tomó mi mano y caminamos más allá, miré un momento hacia donde estaba mi novia, ella y Betty reían y hablaban de algo que encontraba divertido.

—A Betty le agrada tu novia

—¿Y a ti?

Sabía que era algo descarado de mi parte y contra mí misma. Era tonto preguntarle a ella sobre mi novia, pero de todas maneras no era como si ella me quisiera de esa forma y fuese a dolerle mi pregunta, eso sólo me pasaba a mí.

—No puedo quejarme, te hace feliz y es buena

—¿Cómo van las cosas?

—Bien, aún no me levantan el castigo, no me devuelven el teléfono y siguen molestos

Sonreí con ironía.

—¡Adultos!

—¿Tú cómo estás?

—Estoy bien

Mentí, había estado teniendo pesadillas, y hacía mucho tiempo que tenía problemas para dormir, no había sido de golpe, pero cada vez era más difícil conciliar el sueño.

—Iremos a tu casa para noche buena, mamá no quiere que me acerque a ti

—Descuida, ya me lo advirtió

—Puedo verte de lejos y hacerte muecas

Sonrió divertida.

—Supongo que te corresponderé

Caminábamos lentamente, libros de todos los tamaños, grosores y colores nos rodeaban.

—Te extraño

No la miré, porque sentía vergüenza de decir aquello sabiendo que al menos nos veíamos una vez a la semana.

—Yo también te extraño

Su mano le dió un apretón a la mía.
Me detuve y la miré a los ojos, ella también se detuvo, sus ojos conectaron con los míos.

—Te quiero

Susurré.

Iba a arrepentirme después, mil veces, quizás.
Tomé su rostro en mis manos y me acerqué para besar sus labios, memorias y sensaciones vinieron a mí, sobre el primer beso, aunque no era como el primero, sus labios se movían al compás de los míos, sus manos se aferraban a mis muñecas, había mucho silencio, tanto que podía escuchar a mi corazón bombeando frenéticamente.
Al separarnos podía sentir a mi sangre teñir de carmín mis mejillas, Scarlett estaba igual de sonrojada, no habían sonrisas, sólo miradas intensas tratando de descubrir lo que aquello significaba, tratando de adivinar lo que la otra pensaba. ¿Sentía lo que yo y por eso permitió el beso?

—Debo irme

Cortó su conexión con mis ojos. Talvez no sentía lo que yo, su reacción no fue exactamente lo que yo esperaba.

—Lo sé

Dije sin ganas. Empezó el camino de regreso a la mesa donde mi novia y su prima nos esperaban.
Tomé su brazo.

—Te quiero más que a nadie, Carly

—Y yo a ti

Respondió sin siquiera enfrentarme. No decía mucho y me hacía pensar que talvez había cometido un error.

—Carly...

—Dime

Tenía su atención por sobre su hombro.

—Pienso siempre en ti, siempre

Se volvió completamente a mí, con su gesto se veía tierna, adorable, melancólica y triste al mismo tiempo. Me abrazó y yo la abracé más fuerte, por todas las veces que no podía, por las veces que no lo hice, por las ocasiones en que no lo haría.

Quería grabar en mi mente su calidez, su aroma, el sentimiento que se había generado con aquel acto. No sabía cuándo volvería a pasar o si a caso pasaría.

—Te veo en noche buena

Dijo al despedirse.

—Hasta pronto, Emma

Se despidió de mi novia, sus mejillas seguían levemente sonrojadas.
Esperamos que se fueran, quince minutos talvez, quince minutos incómodos, yo con todo lo dicho y sucedido en mi cabeza, Emma sólo mirándome, como si esperara a que le dijera algo.

—Betty es divertida

Su voz me sacó de mi ensimismamiento.

—¿Cómo?

—Tu sobrina Betty es divertida

—Lo es

Sonreí como pude, sentía vergüenza al mirarla y tener en la mente esa imagen que provocaba descargas eléctricas a mi estómago, lo mío no eran inocentes mariposas, lo mío era todo, todo lo que fuera peligroso y dañino, todo lo que provocara caos y destrucción en mi interior.
Y entonces me quedó claro, Lily tenía razón en acusarme, lo que había hecho no estaba bien, no era correcto, era una enferma.

Estás enamorada

Dijo mi voz mental.
Era eso lo que lo hacía enfermo, incorrecto y todo lo que le siguiera. Estaba enamorada de mi sobrina, si hacía memoria, siempre la había admirado, siempre la había visto expectante de algo, buscando su atención y dándole la mía, cuidándola, si lo pensaba, siempre había tenido ese sentimiento retorcido. Siempre había sido mi culpa, lo que sucedía entre nosotras era mi culpa, las decisiones de Lily las había causado yo, era todo culpa mía.

Y no sabía en qué punto ella había sucumbido en la locura junto a mí, talvez lo provoqué, talvez, lo más probable, era que no sentía lo que yo, quizás había sido yo que de alguna manera la empujé a mi infierno, donde ya me quemaba lejos de ella, sin ella, sola.

Pero la amo

Pensé.
Quise llorar al instante en el que ese pensamiento se repitió una y otra y otra vez.

—Todo estará bien

Dijo Emma, tocando mi mano, tenía la vista empañada y lloré más al creerme de lo peor, por tener novia y amar a otra, por hacerle algo como eso, por no ser una persona normal ¿Quién en su sano juicio sentía lo que yo?
Era un caos completo en mi mente.

—Volverán a verse, ya lo verás

¿Volveríamos a vernos? Talvez no era lo mejor, no debí besarla ¿Y si Lily se enteraba? ¿Qué podía hacer ahora? ¿Exorcizarme? ¿Exiliarme? No creía que pudiera lastimarme más de lo que ya había hecho.
Sin darme cuenta estaba haciendo ejercicios de respiración mientras Emma acariciaba mi mano.

Necesitaba dejar de pensar.

The Gryffin's SinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora