Capitulo 3 - Segunda Parte

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DULCE

No dormí bien gracias a la resaca emocional que me cargaba, apenas hace unos días le había jurado a Poncho que nunca volvería a tener algo con su hermana y hacía unas horas que había hecho lo mismo con Rosi asegurándole que no volvería a pasar nada con ella; sé muy bien lo que me pasa, Rosi me gusta un montón, esta buenísima, pero eso no me justifica y ahora que cara le pongo después de lo de anoche, a pesar de la crueldad de mis palabras quizá es de lo único que no me arrepiento, espero que el dolor que le causé sirva para que de una vez por todas me odie y se olvide de mi; salí del baño y me enfunde en unos jeans, botas vaqueras y blusa sin mangas de cuello V, deje mi cabello suelto porque aun estaba húmedo, me disponía a ir a la casa grande cuando recordé que tenía que verificar que ya se hubieran llevado a Yure a las caballerizas del lienzo.

Antes de cruzar la puerta me detuve cuando vi a María platicando con Anahi, realmente era bonita esta mujer, de cabellos rubios lacios que le llegaban un poco más abajo de los hombros, piel rosada, cejas bien delineadas, nariz respingona, mejillas sonrosadas, labios pequeños y bien formados, cuello fino, figura esbelta pero bien torneada y esos ojos de un turquesa profundo enmarcados por largas pestañas de aguacero. Me volvió de pronto esa sensación extraña que ayer me asusto, sacudí mi cabeza y llame a María; la reacción de Anahi ante mis comentarios a mi primita se reflejo en su rostro, me satisfizo, pero era una satisfacción diferente, rara, decidí no darle vueltas y después de desayunar partimos rumbo al lienzo. Me extraña que esta mujer no hable mucho, ese papel por lo general lo juego yo, y ahora me escucho parloteando sin parar mientras ella escucha con atención a todo lo que digo y apenas abre la boca para mencionar algo del paisaje; llegamos y la dejo en las gradas, me entró un poco de escozor ver que estaba ahí el grupito de las niñas gay bien del pueblo, había tenido algo con alguna de ellas y aunque es muy ingenuo de mi parte esperaba que no me hicieran una mala jugada con Anahi. Cuando llegue al área de las caballerizas me encontré con la persona que menos deseaba.

Carlota: Hola tu, no te da gusto verme –sonriendo sarcástica.

Dulce: si, el mismo que te da a ti.

Carlota: Esperabas hacer una rutina sin mi; ahhh ya se, te querías lucir tu solita, ¿decepcionada por eso? ¿Por qué te voy a hacer sombra como siempre?

Dulce: jajajajajajajaja, Carlota tu no me haces sombra, tu eres mi sombra que es distinto, y por la rutina nadie es indispensable y menos tú, ya teníamos quien te supliera.

Carlota Urquidi es mi rival en todo, desde muy jóvenes es así, a veces he llegado a pensar que le gustaron las mujeres porque a mí me gustan, me ha seguido los pasos en todo y hemos compartido más de una chava; o ella levanta lo que yo dejo, o yo me levanto lo que trae, es un juego macabro el nuestro y ahora estaba aquí, mas dolida que nunca porque le gane la capitanía del equipo; dándole la espalda la deje y me fui donde Silverio que preparaba ya a Yure, colocando la albarda, que es la montura reglamentaria mientras yo saqué de mi mochila las botas, me coloque la espuela en el pie derecho, acaricie a Yure que estaba inquieta por iniciar la faena, me dirigí junto a las otras chicas para dar inicio a las suertes en equipo, yo a la cabeza y emprendimos el galope para dar inicio a la rutina que habíamos preparado para la competencia y fiestas del año pasado.

ANAHI

Allí estaba yo rodeada por estas chicas, me estaban atosigando a preguntas sobre mi relación con Dulce, pude notar cierto aire de tranquilidad sobre todo de la que se hace llamar Cristina cuando le dije que solo soy la hermana de la novia de Ricardo, pero no del todo y entonces empezaron a hacer un recuento de las conquistas que ha traído aquí para verla entrenar, de que siempre es la misma rutina para impresionar, darles a entender que le importan y luego las deja y viene el otro sabor de la semana. Me estaba desesperando cuando una voz cantarina que provenía de una chica que se hizo un espacio aventando a Manuela o Jimena, a saber cual, y se sentó a mi lado.

Tequila y LimonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora