Rosi: Hola.
Anahi: Hola – me extraño la calidez de su voz, muy distinta al día anterior.
Rosi: ¿Qué haces aquí tan solita?
Anahi: Es que me han dejado sola. – le sonreí.
Rosi: pensé que habías salido con Dulce.
Anahi: Si, me llevo al pueblo y a dar un paseo, pero me ha dicho que tenia cosas que hacer y me dejó aquí, volviéndose al pueblo.
Rosi: Ahh, - su mirada dubitativa me indico que algo quería decir pero no se atrevió.
Anahi: ¿Tú vives a tiempo completo aquí?
Rosi: No, don Alberto y doña Esther son mis padrinos y ellos me pagan la escuela, estudio mecatrónica en el tecnológico de Monterrey en esa ciudad.
Anahi: ¿y es muy lejos?
Rosi: uyyy sí está al norte del país y por eso casi no vengo, aunque extraño mucho a mis papás estoy segura que ellos son felices de que yo tenga la oportunidad de estudiar y mas en esa escuela.
Anahi: y a Poncho no lo extrañas.
Rosi: Es que Poncho va a la Narro, es una escuela de agronomía que está en la ciudad de Saltillo que está a 45 Km. de Monterrey y a él lo veo más seguido. ¿Y tú estudias?
Anahi: Si, yo estudio Biología.
Estuvimos charlando por largo rato, era increíble que ayer me hubiera hecho muy feliz golpear a esta chica y ahora mismo me sintiera tan cómoda con ella. Me preguntó si tenía hambre y yo le dije que si, a pesar del enorme plato de birria que ingerí se me volvió a abrir el apetito, fuimos a la cocina y ella preparo unos "taquitos".
Anahi: esto esta delicioso, me ha gustado mucho.
Rosi: pues a mí me encantan los tacos así doraditos y con crema y su salsita muy picosa… estoy muy empanzonda creo que comí de mas.
Anahi: imagínate yo que me he comido un plato enorme de birria con un montón de tortillas y ahora una cantidad descomunal de tacos.
Me miró con un gesto peculiar y de repente soltó.
Rosi: Oye yo te quiero pedir una disculpa, ayer me porte grosera contigo y no se vale, en todo caso tu ni culpa tienes.
Anahi: no, ni lo digas. Pero si me da curiosidad porqué que te he caído tan mal.
Rosi: mmm, creo que es evidente que ando cacheteando la banqueta por Dulce.
Anahi: ¿cache.. qué?, jajajajajaa
Rosi: jajajaja pues que me muero por ella… no te rías, jajajaja, uhhhm – suspiro- la verdad es que en cuanto te vi supe que le gustarías, como no si eres tan bonita, y pues la mera verdad me puse muy celosa.
Anahi: ¿Y qué te hizo cambiar de opinión? ¿Te diste cuenta que te equivocaste?
Rosi: no que va, estoy segura que le encantas, pero como te dije antes, de eso tú no tienes la culpa y de todos modos contigo o sin ti las cosas no serían distintas.
El resto de la tarde aunque no fue desagradable, porque llegaron Ricardo y Mariana y poco después se nos unió Poncho que tocó la guitarra y nos pusimos a cantar, bueno mi hermana y yo a hacer el intento y pude haberme divertido, pero con el paso de las horas mi inquietud se acrecentó, tenía la esperanza de que alguien sacara a colación a Dulce, pero nadie lo hizo, era de madrugada cuando nos fuimos a dormir, una vez en mi habitación a través del ventanal del balcón observe la obscuridad de la casa de Dulce, son pasadas las tres de la mañana, mi mente que en este momento es mi peor enemiga me empieza a torturar con imágenes de ella en los brazos de una mujer que la gozaba y disfrutaba, mientras yo aquí haciendo el tonto.