ANAHI
Pilar: ¿entonces te quedas del todo?
Anahi: que si mujer, me quedo, por el alquiler no te preocupes, te he hecho el depósito de la pasta del mes y te estaré enviando hasta que te consigas otra compañera vale.
Pilar: ni lo digas mujer, que eso no importa, es solo que si me descoloca un poquitín que ya no vuelvas.
Anahi: que si regresare, tengo muchas cosas que resolver, pero ahora mismo no puede ser, ya los padres de Dulce y Ricardo se han vuelto a Madrid, su abuela no está del todo bien y la carga de trabajo de mi chica es demasiada, en lo que las cosas se van asentando no viajare, pero en cuanto me sea posible iré Pilar.
Pilar: ¿has hablado con tus padres?
Anahi: pues si… menuda gracia les hizo como podrás imaginaros.
Pilar: pues ya, ya me lo imagino, vale mujer, que no dejes de llamarme ¿eh? Se te extraña, dale recuerdos a Dulce, un beso tía.
Anahi: un beso Pilarica, te quiero hasta pronto.
Parece mentira que ya han pasado casi tres meses desde que Gabriela se ha marchado, la abuela va mejorado anímicamente día con día, físicamente está del todo bien, Dulce va y viene casi todos los días de Guadalajara a la casona, de vez en cuando le acompaño, trato de estar el mayor tiempo posible con la abuela, María ha regresado a la escuela, lo mismo que mi grillo, Poncho y Rosi, y hoy por la mañana Dulce me ha dicho que tendría que ir al DF no entendí muy bien a que, solo sé que vuelve hasta mañana.
Chelito: ¿Qué tanto piensas niña?
Anahi: en todo y en nada nana.
Chelito: extrañas a mi niña ¿verdad?
Anahi: la verdad que si, ¿no te parezco muy tonta nana?
Chelito: nomas eres una mujer enamorada, "asina" somos las mujeres enamoradas, "nomas queremos tener a la querencia cerquita.
Abuela: hija yo creo que cenamos ya, Alberto y Dulce no regresaran hasta mañana.
Anahi: si abuela – suspire.
Abuela: hay "mija" acostúmbrate a estos viajes, aunque deberías haberte ido con ellos, estas muy joven para estar encerrada aquí con esta vieja "chocha".
Anahi: no digas eso abuela, que a mí me gusta mucho estar contigo, además Dulce y el abuelo se quedan más tranquilos.
Abuela: que suerte tiene mi nieta contigo hijita.
Anahi: suerte la mía abuela.
Cenamos tranquilamente hablando de trivialidades, parece mentira lo cómoda que me siento en el papel de ama de casa que me ha tocado asumir estos meses, yo que siempre me precie de independiente, me hace gracia, porque soy feliz, estoy con ella, me siento plena.
Estoy en la misma habitación que me designaron cuando he venido la primera vez, en cuanto la abuela se ha sentido mejor, nos hizo saber que en tanto no seamos formalmente mujer y mujer tendremos que comportarnos como novias, me hace gracia los berrinches que hace Dulce por la estricta vigilancia a la que nos tiene sometidas la abuela, que bien podría haber sido miembro de la Gestapo porque difícilmente nos hemos podido escapar a su vigilancia. Mirando los campos de agave por el balcón me remonto hacia esos días, cuanto ha pasado desde entonces, el sonido de mi móvil me saca de mi ensoñación.
Dulce: hola amor ¿te desperté?
Anahi: no amor, no puedo dormir.
Dulce: yo tampoco bonita, te extraño.
Anahi: yo también te extraño.
Dulce: ¿todo bien por allá?
Anahi: si "ojos negros", tranquila, todo está bien, tu abuela cada día está mejor, ¿regresas mañana?
Dulce: si bonita, mañana estaré ahí, a más tardar a medio día calculo yo; oye fíjate que tengo que arreglármelas para entrenar un poco, tengo que participar en la charreada de las fiestas.
Anahi: mmm, amor me tocara estar en cada uno de esos entrenamientos, ya me imagino a la jauría haciéndote antesala.
Dulce: ¿vas a ir por mí o por Carlota?
Anahi: jajajaja, amor no eres tú quien se tiene que preocupar por Carlota.
Dulce: ¿cómo que no?
Anahi: no me hagas caso que yo me entiendo.
Dulce: como sea, la idea de que estés conmigo cada entrenamiento me encanta.
Anahi: pues ahí estaré.
Dulce: ok Barbie te veo mañana, te amo, ya duérmete.
Anahi: vale, tú también, te amo.
Entramos a ese sitio como hace más de un año, claro que las circunstancias eran muy distintas, ahora esa chica que me envolvió desde el inicio me llevaba tomada de la mano y antes de irse hacia las caballerizas me besó. Cuando hemos llegado estaban ahí Cristina Jimena y Manuela para completar el cuadro por entero, fueron indiferentes a mi presencia pero no a la de ella a quien saludaron con coquetería, ella sin dejar de aprisionar mi cintura solo les hizo un ademan a modo de saludo con la cabeza, me volvió a besar y se alejo a grandes zancadas dando un brinco hacia el ruedo con agilidad, entonces dirigieron su artillería hacia a mí.