Anahi: ¿pero es que se pueden controlar?
Gabriela: si hija, si se puede, es cuestión de tiempo y practica, te toco una mujer muy complicada, es hermosa, extraordinariamente atractiva y hasta que se enamoro de ti, muy pero muy mujeriega, créeme que estoy segura que mientras te ame, nada ni nadie lograra que ponga en riesgo su relación contigo, pero a ti te toca mantener su amor por ti vivo todos los días, conquistarla al grado de que no haya otra mujer sobre esta tierra con la que ella desease compartir su vida, celarla con inteligencia, ponerte firme, pero sobre todo mi amor, no dormirte en tus laureles.
Anahi: ¿cómo? No entendí.
Gabriela: lo que paso con esta chica Carmen, ¿Por qué sucedió?
Anahi: mmm cuando llame a Tokio ella cogió el teléfono y me ha hecho creer que Dulce estaba ahí dormida con ella y unos días antes recibí una llamada anónima diciéndome que entre ellas había algo…
Gabriela: no, eso fue la consecuencia, dime que provoco que las cosas llegaran hasta ahí – medite por unos minutos antes de responder poniendo en orden los acontecimientos.
Anahi: esa tía estaba interesada en mi novia, lo note desde que le vi por primera vez, desde el primer momento se mostro ante mi desafiante.
Gabriela: exacto, ahí desde ese momento en que identificaste que esa chica era un peligro a partir de ahí debiste tomar cartas en el asunto, Dulce no debió haber viajado nunca a solas con esa muchacha, es mas no debió conservarla como su asistente, porque conociendo a mi hija como la conozco dudo que no se haya percatado del interés de la chica por ella.
Anahi: ¿entonces? – murmuré sin entender nada.
Gabriela: entonces esto te debe servir de experiencia, aprende de esto, a estar siempre alerta sin que se convierta una tortura, actuar antes de que las cosas lleguen más lejos y sobre todo a hablar con Dulce, nunca dejes vacios.
Anahi: pero ¿actuar como?, es que acaso tendré que alejar de ella a cualquier mujer que quiera tener algo con ella.
Gabriela: no hija – soltó una sonora carcajada - para eso tendrías que aislarla del mundo, lo que te digo que es que si en su entorno hay alguien que no solo se siente atraída hacia tu mujer, sino que además evidentemente te lo hace saber y te reta de cualquier forma entonces sí, le exiges a Dulce que te de tu sitio.
Anahi: si he debido ser más clara con ella, pero no hice bien las cosas y temo que ahora le perdí, he visto la decepción en su mirada.
Gabriela: no, no cariño, esto te lo digo como madre de ese lastrecito que has decidido echarte encima, a mi hija no le das opciones, no, ahora mismo bajas y le tomas de la mano, no le das elección y te la llevas, hablas con ella, no te disculpes por lo que pasó, que culpa han tenido amas, dile como te sientes al respecto, escucha como se siente ella y hazle saber que no puedes prometerle confianza ciega y dile porque, abrázala, mímala que buena falta que le hace.
Anahi: ¿pero ahora mismo?, ellos siguen ahí dentro.
Gabriela: pues entras, te disculpas y te la llevas; hija al toro por los cuernos y es que si esperas quien sabe si tengas los bríos mas tarde, mira que conociendo a mi marido y a tu novia esa reunión de trabajo puede hacerse eterna.
Anahi: vale, entonces entro ahí y me la llevo.
Gabriela me sonreía de oreja a oreja y asentía, me encamine temblorosa pero firme ya con la mano en la perilla aspire aire profundamente.
DULCE
Fernando: entonces el trato con Tokio es un hecho hija.
Dulce: Si… ya se está preparado la primera entrega, ah y papá despedí a Carmen – me miro con el entrecejo fruncido – mis motivos son lo suficientemente serios como para no dar marcha atrás en esa decisión papá.
Fernando: no cuestionaría ninguna de tus decisiones hija, confió plenamente en ti.
Ricardo: entonces yo me encargo de la convención de exportadores en Barcelona.
Mi abuelito nos miraba sin hablar casi.
Dulce: si, creo que es evidente que alguien se tiene que quedar aquí a apoyarte abuelo y creo que debo ser yo.
Abuelo: si, hijos, esto ha partido de todas las maneras a la familia – dijo con sus ojos grises anegados de lagrimas, estaba a punto de acercarme cuando mi padre adelantándose a mis intenciones se allego hasta él y le abrazo con una ternura que antes nunca le vi.
Fernando: no, papá, mi hermano y sobrinos están con nosotros, tu nos enseñaste a amar a la tierra por encima de todo, desde pequeños nos decías que de la tierra nos alimentábamos y que algún día nosotros la alimentaríamos a ella, que de ese modo nos perpetuaríamos, quiera Dios que mis hijos y yo sepamos hacerle honor a la memoria de Samuel, Fernando y Xochitl, hacerle honor a tu nombre.
Mi abuelo y mi padre se abrazaron con fuerza y a partir de allí mi abuelo entro de lleno en la discusión de cómo habían marchado las cosas en estos largos días de ausencia, estaba claro que mi vida daría de nuevo un giro regresándome a la tierra que tanto amo, el futuro de la empresa en México ahora descansaría en mis manos y esperaba que con la ayuda de mi abuelo supiera hacerle frente; teníamos un largo rato charlando, mucho más tranquilos, con el dolor alojado en el pecho, pero viendo para adelante cual debía ser, cuando la puerta se abrió con lentitud.