Capitulo 4 - Primera Parte

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DULCE

Poncho: Lobo pareces nerviosa, eso sí que es muy raro, siempre he supuesto que te dan nervios antes de salir a hacer las suertes pero nunca te los había notado, ¡estás muy rara últimamente!

Dulce: Si, siempre me pongo nerviosa pero suelo controlarme, ni yo sé porque estoy tan inquieta – le decía mientras me plisaba el vestido y me disponía a colocarme el sombrero.

Poncho: hasta cuando me vas a contar que es lo que está pasando Lobo, tienes días actuando de manera muy extraña, pasas de volada de un estado anímico a otro.

Dulce: Pantera no te cuento nada porque ni yo misma sé que me está pasando.

Poncho: Haber Lobo, si de verdad quieres hurgarle pues yo te doy el empujón que necesitas, porque para nadie es desconocido que sea lo que sea que te está pasando tiene que ver con la española.

Dulce: No quiero cuestionarme nada – le decía mientras nos encaminábamos a Yure- no quiero analizar nada… Pantera la verdad es que no sé ni lo que me sucede –monté.

Poncho: Pues sabes que, yo creo que será mejor que tú solita encuentres el camino, pero ahora – me sonrió con ternura mirándome y acariciando a Yure- concéntrate, ve a lucirte, que todo mundo vea lo chingona que eres pinche Lobo.

Estos días habían sido una locura, el juego que Anahi y yo iniciamos se ha ido intensificando, cuando no es ella soy yo, nos besamos, nos cachondeamos y luego nos damos con un palmo de narices y ahora resulta que Rosi no se le despega, se van a montar juntas, salen a pasear y no han sido pocas las veces que las he encontrado muy agarraditas de la mano, yo por mi parte le paso por enfrente con Manuela; me encabrona haber caído en este juego de los picones, es ridículo lo que estoy haciendo, ¡carajo ni de adolescente!, pero es que la verdad lo que en principio me fastidiaba termino por volverse vicio, eso de jugarle al desinterés y luego arrinconarnos la una o la otra para besarnos hasta que nos duelen los labios, tocarnos hasta casi estallar de placer y luego dar la media vuelta y actuar como si nada; o comernos con la mirada desde lejos pero cuando estamos cerca actuar con total indiferencia, pero sobre todo, eso de estar pensando todo el tiempo en ella, no poder sacarla de mi mente me tenía que me llevaba la chingada; Julieta me saco de mis pensamientos.

Julieta: ¿Formamos filas ya?

Dulce: Si Julieta, demos inicio.

ANAHI

Estos días he experimentado emociones desconocidas antes para mí, la fuerza del imán que me atrae a Dulce me está enloqueciendo, ya no pienso, no razono, actuó por instinto, lo mismo para enfadarla que cuando me entrego por completo a sus besos y a sus caricias, esos momentos de demencia en los que parecería que nos fundiremos en una y que terminan siempre abruptamente por una de las dos, pero cuando soy yo la que lo detiene ya no es razonado, ni siquiera puedo decir que es para hacerla rabiar, es extraño lo que me pasa, pero creo que lo hago porque siento que es la única manera de sentirla mía, ¡pero qué estúpida que sois Anahi!, no queréis ver la verdad aunque esta te azote en las narices, ahora mismo estoy exasperada y todo porque no le he visto en toda la mañana y parte de la tarde y es que tenerle cerca, verle, sentirla se me ha vuelto una necesidad, así sea para fastidiarnos la una a la otra; sin conciencia de lo que esto significa porque por primera vez en mi vida no quiero analizar nada, me da miedo hacerlo, así que solo me dejo llevar.

Estoy en las gradas casi en el mismo sitio que la primera vez que ella me trajo a verle entrenar, la diferencia es que ahora este sitio está repleto y yo me encuentro en compañía de su familia y mi hermana, ellos ríen, hablan, están disfrutando el momento, pero yo no puedo, tantas horas sin ella me ponen mala.

Tequila y LimonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora