Capitulo 8 - Tercera Parte

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ANAHI

Nunca hasta este momento entendí el significado de la palabra felicidad, soy la persona más feliz del planeta, nada me ha importado no dormir, sigo extasiada con la sensación de sus labios en los míos, paladeando todavía el sabor de su boca, mi piel y mi cabello huelen a ella, a su perfume, me ducho y me cambio ilusionada, feliz de que en unas horas que me parecerán una eternidad volveré a estar en sus brazos, me he mudado de ropa no sé cuantas veces, al final me he dejado lo último que me probé, cuando salí me esperaba Pilar con una taza de café.

Pilar: ¿Feliz?

Anahi: ¿Qué te digo mujer? más que eso… es que no lo puedo creer todavía, nunca me imagine esto posible.

Pilar: ¿ya son novias?

Anahi: pues no me lo ha pedido.

Pilar: joder Anahi, que eso ya no se usa, se da por sentado, si hubo besitos, abracitos…

Anahi: pues me lo tiene que pedir o se lo pediré yo, porque con Dulce no puedo dar por sentado nada, que ya antes hubo besitos, abracitos y… pues nada que a mí me lo pide con todas sus letras o no me consideraré su novia.

Pilar: jo que ganas de complicarse la vida.

Anahi: bueno Pilar que me voy... que ya voy tarde tía, no sé a qué hora llegue hoy, que va Dulce por mí – le informe.

Pilar: ¡lo que te digo… que ya son novias! – me grito antes de que terminara yo de salir.

Me consumían los nervios y la desesperación por que el tiempo volara, necesitaba verle estar con ella, besarla de nuevo, no me cansaba de sus labios, de su lengua, ¡jodeeer! que lentitud, el tiempo parece estancado, los segundos me saben a eternidad, cuando por fin me da la hora de salir me apresuro a dejar todo en orden y corro hacia la puerta tras la que estará lo único que calmara esta sed, la miro de pie con sus brazos cruzados lindísima como siempre, amo su cabello libre, una chica en actitud seductora esta parada frente a ella, mi demonio de ojos negros le mira con expresión distraída, los celos y la rabia que siempre me provoca que alguien se le acerque o la mire, me lanzan enfurecida hacia donde están, hago una escenita de celos digna de un culebrón además de que le lanzo a la cara a la atrevida esa que soy la novia de la chica que pretende llevarse, me exaspera un poco la expresión divertida de Dulce después del circo que acabo de hacer, pero ella con la calidez de su voz me tranquiliza y en segundos me encuentro en sus brazos, perdiéndome en esa boca que me hace delirar, cual cría le hago pucheros y ella me los consiente, le doy un tirón a la situación hasta que ella me pide que sea su novia, entonces alcance el nirvana.

Anahi: ¿A dónde me vas a llevar?

Dulce: amor esta es tu ciudad, más bien dime tu a donde vamos.

Anahi: ¿has comido ya mi amor?, yo muero del hambre.

Dulce: no Barbie, no he comido y también tengo hambre.

Anahi: que te parece si vamos a comer a un lugarcito donde podemos tener privacidad y después vemos.

Dulce: vamos a donde tú quieras.

Anahi: vale, vamos.

Caminamos hasta su coche tomadas de la mano, antes de abrirme la puerta del copiloto me tomo de la cintura y me beso, nada me importaban las miradas curiosas de algunas personas que transitaban, estaba tocando el cielo con las manos, me abrió la puerta y espero a que estuviera dentro para cerrarla, corrió para montarse también, solo observarla me producía un millar de emociones, su larguísimo cabello acariciado por el viento y esa silueta de perfectos movimientos, todavía no me creo que me ame, que sea mía, que seamos novias, cuando estuvo a mi lado le mire con cara tonta.

Tequila y LimonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora