Capitulo 6 - Cuarta Parte

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Entramos a mi casa, Poncho me sentó en el sillón individual en el que me desparrame no tenia control de ninguna parte de mi cuerpo y él se acomodo en la mesa de centro frente a mí, estaba mucho menos ebrio que yo.

Dulce: la perdí Poncho… la perdí… Ricardo me dice que no la busque… que la deje en paz…que ella ya se olvido de lo que paso entre nosotras, no me quiere dar su número de teléfono, no me quiso dar ni un dato para localizarla y ella tampoco ha hecho por comunicarse conmigo.

Poncho: Lobo mañana cuando estés sobria hablamos, necesito que me repitas lo que estás diciendo pero sobria.

Dulce: ¿Por qué? No me crees que me enamore de ella.

Poncho: no solo te lo creo; lo sé… pero te conozco y no sé si buena y sana vas a admitir lo que me estás diciendo borracha.

Dulce: en serio Pantera… adoro a esa mujer, la adoro, la idolatro, la amo.

Poncho: me lo dices mañana ¿va?

Dulce: te lo digo mañana, pasado y el resto de mi vida… me rindo pantera… me rindo, me cazaron y ni cuenta me di… y estoy que me parto en dos… siento que me muero sin ella… y ya ni sé qué hacer.

En eso mi abuelo entro y me miro como nunca lo había hecho, sus ojos denotaban tristeza, desilusión con todo lo borracha que estaba, eso termino de partirme.

Abuelo: Poncho me dejas solo con mi nieta por favor.

Poncho: claro que si Don Alberto… Lobo tenemos una plática pendiente.

Poncho se fue y mi abuelo se sentó en el sillón de un costado, no me miraba, su expresión era adusta, estuvo en silencio unos minutos y cuando vio mi intención de hablar con un ademán me hizo callar.

Abuelo: nunca me he sentido avergonzado de un miembro de esta familia y no tienes idea hija de cómo me duele que tu, mi favorita entre todos, mi preferida, mi orgullo más grande seas la primera en provocar este sentimiento. No digas nada -me calló al notar mi intención de interrumpirlo- no vine a que me dieras explicaciones vine a que me escucharas… desde antes de nacer mostraste coraje, valentía, tu madre tuvo un embarazo muy difícil casi se la paso en reposo hasta que decidiste que era hora de venir al mundo, le dieron pocas esperanzas de que se lograra, pero tu decidiste nacer, te aferraste a hacerlo y una vez aquí te agarraste a la vida a pesar de los pronósticos y a pesar de los presagios de una niña enfermiza y delicada fuiste lo contrario, fuerte y aguerrida, nadando siempre contra corriente, la primera vez que viste un caballo éste reparó y de inicio te asusto, pero en lugar de amedrentarte te forzaste a acercarte y lo acariciaste, decidiste que querías montarlo y no hubo poder humano que lo impidiera y te convertiste en una de las mejores jinetes que yo haya conocido en mi larga vida; decidiste vivir abiertamente como homosexual en una de las sociedades más homofóbicas, en uno de los pueblos más tradicionalistas, en el seno de una de las familias más antiguas y conservadoras, te impusiste… se trataba de tu vida y la defendiste con uñas y dientes… ¿y qué haces cuando te encuentras lo más importante de la vida? ¿Cómo reaccionas cuando se te presenta la oportunidad de vivir el más pleno de los sentimientos? ¡Te niegas a vivirlo! ¿Y por qué? … porque preferiste por primera vez en tu vida tomar el camino más fácil, el mas cómodo y cuando te vienes a dar cuenta del error que cometiste ¿Qué haces? … lo que todo macho y charro mexicano… llorar ahogada de borracha cantando tu penas… pues te voy a decir una cosa hija… tu ni eres macho ni eres charro y si sigues así para mí lo único que eres es una cobarde… ¡no!- paro de nuevo mis palabras- ya te dije que no vine aquí a escucharte no hay nada que me puedas decir que cambie lo que siento en estos momentos… las palabras se las lleva el viento, los hechos son los que valen, me siento profundamente defraudado por ver cómo te negaste a vivir el amor, ese sentimiento que mueve al mundo ¿y para qué? para seguirte sintiendo adorada por las mujeres, teniéndolas de a montones pero ninguna, esa mijita es una vida muy vacía.

Salió dejándome con un desasosiego clavado en mi alma, nadie me había hablado así y que lo hubiera hecho mi viejo me caló hasta los huesos, me lanzo la verdad a la cara, soy una cobarde, como pude llegué a mi recamara, me tire sobre la cama y pensé, pensé en las palabras de mi abuelo, en lo estúpida que he sido, en las malas decisiones que he tomado… pensé en ti Anahi hasta que me quede dormida.

La luz del día me golpea el rostro despertándome abruptamente, el brillo del sol me pega en los ojos por lo que me llevo una mano a la frente tratando de menguarlo, adormilada todavía no reacciono del todo a la silueta que se empieza a dibujar al pie de mi cama, hasta que el sonido que emana de ella termina por despertarme del todo.

Poncho: Lobo párate, necesitamos hablar, ponte decente, te espero en el comedor te traje de desayunar – entonces sentí mi cabeza a punto de estallar y el profundo malestar estomacal.

Dulce: ¡Ayy Diosito si borracha te ofendí en la cruda me sales debiendo!

Poncho: ten con esto se te pasara un poco – me dijo extendiéndome el vaso tradicional de contenido burbujeante que ingerí con avidez.

Dulce: Pantera corre las cortinas, esa luz me está matando.

Poncho: ya levántate vamos a almorzar juntos, traje todo lo necesario para que estés lista "pa" la que sigue – bromeó.

Me puse una camiseta, unos jeans y salí al comedor, me senté frente a un gran plato de humeante "menudo", el aroma en si ya me significo alivio, antes de comer me bebí la botella de agua que mi conocedor amigo me coloco a un costado del plato que empecé a saborear.

Poncho: ¿cómo te fue con don Alberto anoche?

Dulce: de la chingada… pase de sentirme chancla, a suela de huarache…

Poncho: ¿recuerdas todo lo que me dijiste?

Dulce:... dije muchas cosas… a que te refieres –no sé donde me salía lo mula sintiéndome como me sentía.

Poncho: Ya sabía yo…

Dulce: ¿Qué sabias pantera? – le revolví el cabello a manera de mimo.

Poncho: que buena y sana ibas a volver a las mismas.

Dulce: pues no me dices a que te refieres… dije muchas cosas… y tu también, no olvido que dijiste que canto muy feo… ves como si me acuerdo.

Poncho: es que en serio cantas feo…no feo no. Horrible, eso sí valiente si eres, por que mira que atreverte a aullar de ese modo en público y a todo pulmón – le avente la mitad de un limón.

Dulce: ¡pinche viejo gacho! …

Poncho: ¿te vas a seguir haciendo la loca? porque si así va a ser, yo también puedo seguir quedándome callado y no decirte algunas cosas que se que te interesan.

Su expresión entre divertida y sería me hizo dudar en si solo estaba muleando o si verdaderamente sabría algo que me sirviera… recordé lo que le saque casi por la fuerza a Anahi… Poncho tiene una relación con Maite… ellas se volvieron uña y mugre aquí, no era difícil que siguieran en contacto… me decidí a dejar de jugar a la enigmática y solté por fin.

Tequila y LimonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora