DULCE
Amanecí otra vez entre sus brazos, sintiendo su piel pegada a la mía, feliz, liberada, plena; así me siento y no quiero pensar en mañana, ni en los días que faltan para que se vaya, no quiero pensar en nada, solo quiero vivir este momento, la he hecho mía infinidad de veces pero aun me parecen pocas, me he entregado a ella otras tantas y mi cuerpo siempre me pide más de ella, prácticamente estos días no hemos visto a nadie, ella abre sus ojos y me pierdo en ellos, hace el intento por decirme algo pero no la dejo, la beso con pasión, mis manos resbalan por esa piel, tocándola toda, acariciándola, me pierdo en su cuello, entre sus senos, devorándolos, lamiendo y succionando esos pezones, escuchar sus gemidos me excita mas y mi lengua enloquece, bajo hambrienta de ella, deseosa de sentir ese sabor de nuevo en mi paladar y la lamo, la chupo, la penetro, adoro los movimientos de sus caderas, de sus piernas que se abren de par en par, dejándome poseerla, me mojo de placer cuando le sobreviene el orgasmo.
Estos días nos hemos aislado de todos, se supone que tendríamos que regresar mañana pero le pido que nosotras nos quedemos mas días, la expresión de su rostro me provoca comérmela a besos, es tan transparente no intenta ocultar la felicidad que le causa mi petición.
Anahi: ¿de verdad? ¿no se molestaran tus abuelos? – me mira con esos pedazos de mar que tiene por ojos.
Dulce: no mi amor, no lo creo, en todo caso Ricardo regresa con Mariana y es quien creo que debe pasar… - mis palabras se detienen en mi garganta, es la primera vez que soy consciente de que en unos días se habrá ido al otro lado del mundo -más tiempo con ellos.
Anahi: si, si quiero pasar más días contigo aquí.
Pasamos esos días sin separarnos para nada, nunca había pasado tanto tiempo con una misma mujer, nunca había sentido de esa manera a ninguna otra y sabia que en unos días tendría que desprenderme de ella, no me iba a sentir liberada después de todo como pensaba, me dolía el solo pensarlo, esa última noche en Vallarta cenamos en la terraza de la habitación.
Dulce: ¿te gusto venir a México barbie?
Anahi: me enamore de México.
Dulce: ¿de verdad?
Anahi: si de verdad – bajo su cabeza ocultando su mirada, levante su barbilla.
Dulce: ¿qué te pasa linda?
Anahi: me… me gustaría saber si… ¿vas a ir a Madrid?
Ahí estaba la pregunta tan temida, no sabía a estas alturas que era lo que sentía por ella pero si sabía que no deseaba herirla. Pero tampoco quería mentirle.
Dulce: mi amor, podría decirte que iré de visita y con eso irme por la tangente, pero sé que tu pregunta se refiere a la decisión pendiente de irme a vivir definitivamente para allá – ella volvió a agachar su cabeza y esta vez le tome con ambas manos la cara levantándosela con toda la dulzura de que fui capaz- todavía no decido nada, pero honestamente te digo que mis deseos de quedarme a vivir aquí no han cambiado y no sé si al final cederé a la presión de mi familia.
Anahi: aunque no lo creas te entiendo, yo también amo a mi patria y si estuviera en tu lugar no sabría que hacer… pero hay algo que necesito decirte esta noche… desde que te vi por primera vez… es mas antes de verte en carne y huesos cuando vi tu fotografía en tu piso… yo me… me sentí profundamente atraída por ti y he vivido una vorágine de sentimientos hasta admitir que estoy locamente enamorada de ti y aunque no nos volvamos a ver necesito que lo sepas.
No conceptualizar lo que sentí al escuchar aquello, lo que sentí al ver anegada de lagrimas esa mirada azul, solo sé que enmudecí y me puse de pie tomándola en mis brazos con mi corazón desbordándose, le bese los cabellos, los ojos, el rostro completo, me fundí con ella en un abrazo eterno y luego la bese profundamente, pausadamente le bese el cuello, la desnude poco a poco dejando un camino de prendas de la terraza a la cama, besando cada parte que iba quedando libre de tela, lamiendo cada espacio de piel, acariciando hasta la última partícula de su cuerpo, me hice paso hasta su interior deleitándome en el, mientras besaba su boca, su cuello, su clavícula, el nacimiento de sus senos, sus pezones, su vientre; me hundí en esa cueva que sentía tan mía, la lamí, la saboree anhelando que quedase eternamente su sabor en mi boca, ella se obsequio a mí, me entrego todo su placer y en ese momento… le puse nombre a esa entrega corporal que solo vivía con ella… la ame, la ame con locura… le hice el amor hasta desfallecer durante toda la noche, la mañana y hasta el momento de marcharnos.
ANAHI
Soy incapaz de describir en palabras lo que sentí cuando me propuso que pasásemos mas días solo nosotras en este lugar que se ha vuelto mi paraíso y es que si por mi fuera nunca nos iríamos de aquí; he disfrutado cada segundo que paso con ella, pero el tiempo cruel avanza sin detenerse. Esta última noche estoy decidida a saber que pasara con nosotras, necesito saber si hay un nosotras o si me tendré que quedar con el recuerdo de lo aquí vivido, tengo mucho temor como siempre, principalmente porque tengo la certeza de su respuesta aún así hago acopio de coraje y le cuestiono, ella comprende a que me refiero y aunque sus palabras sonaron dulces me hieren, ha sido honesta conmigo y no ha ocurrido nada dentro de ella que le haga desear vivir en España y dejar México y le miento le digo que le comprendo porque yo en su lugar sentiría lo mismo, pero que gran mentira Anahi, si tú en su lugar no durarías en dejarlo todo por estar con ella. Sin embargo en un impulso le confieso lo que en verdad siento por ella, esperanzada por encontrar eco a esos sentimientos, pero ella se queda en silencio, solo me mira con ternura y me besa, me hace el amor como me lo hizo la primera vez, pero esta ocasión la siento más entregada, mas mía, aun así no dice nada que me dé a entender que corresponde a mis sentimientos, hacemos el amor toda la noche, no hemos dormido, seguimos en esa entrega delirante aun cuando nos duchamos, hasta que el tiempo apremia y tenemos que prepararnos para partir, llegamos a la hacienda y nos separamos, tengo el tiempo justo para preparar mi vuelta a Madrid.
Maite: Amiga me lo tienes que contar todo y con detalles- me decía mi adorado pepe grillo sentada en la cama mientras yo terminaba de hacer mi maleta en unas horas partiríamos hacia la ciudad de México.
Anahi: amiga ahora no me alcanzaría el tiempo para darte detalles, solo que sepas que tus bubis están a salvo por qué tenias razón en todo lo que has dicho.
Maite: jajajaja no creas que con eso me conformo, por lo menos me merezco que me cuentes algo más.
Anahi: que te digo, que estos últimos días han sido los más felices de mi vida, que me llevo el recuerdo de haber sentido mía a la mujer que amo y que a partir de este momento empieza el calvario para mí – mis lagrimas brotaron – y que te quiero mucho y te estoy muy agradecida por todo lo que has hecho por mí.
Maite. Ven acá – me abrazó- pero es que ¿no han quedado en nada?, ella no te ha dicho nada en concreto, no te dijo si te alcanza en España.
Anahi: ha sido honesta conmigo y me ha dicho que su deseo es quedarse a vivir aquí y que no ha decidió nada aun, eso significa amiga que no siente lo mismo que yo porque si lo sintiera me hubiera pedido que me quedara.
Maite: ¿te quedarías a vivir aquí si te lo pide?
Anahi: con ella me iría al fin del mundo May.
Caminé rumbo a la casa de Dulce, es curioso pero salvo la vez que por impulso fui hasta allí nunca más volví a entrar y esa ocasión solo llegue esta el living, ella me hala en cuanto abre esa puerta y me besa con desesperación llegamos ya a medio vestir a su habitación, siento sus manos tocarme y me estremezco pero esta vez no es de placer, es agridulce esta sensación de sentir el gozo que me producen sus caricias y saber que quien sabe cuando las volveré a sentir, mas aun quien sabe si las volveré a sentir, le suplico que me muerda ansiando que me deje marcas en mi cuerpo que perpetúen un poco más allá este momento, soy consciente de cada gemido, de cada suspiro que escapa de ella, de los míos propios, del tacto de mis manos en su piel, del sabor de su boca, los movimientos de su lengua dentro de la mía, del calor de su vagina, de las contracciones de la mía que aprietan sus dedos en mi interior, quiero probarla y lo hago deseando llevarme su sabor y no olvidarlo jamás, los jugos que produce el orgasmo que detona en mi cuerpo no son la única humedad que se produce en mi organismo, siento lagrimas recorrer mis mejillas, las limpio antes de que ella se dé cuenta y le vuelvo a decir que le amo, desde que se lo he dicho por primera vez fluye con facilidad y me deleito en decirlo.
Anahi: ¿vendrás con nosotros a México? -pregunto con un hilo de voz.
Dulce: por supuesto linda.
Anahi: ¿aunque solo sea para despedirnos unas horas después en el aeropuerto?
Me besó con ternura y no dijo nada más, solo me abrazo.