DULCE
Masajeo esos senos con ambas manos sobándolos con fuerza, con rudeza, le muerdo el cuello, mis manos bajan hasta sus nalgas, las aprieto, levanto su falda y meto mi mano dentro de su tanga pellizcándola, ella gime, lo hago casi mecánicamente, la toco con lujuria, mis caricias son vulgares, burdas, pero al cuerpo que las recibe le agradan, sus gemidos son mucho más continuos y fuertes, imágenes de Anahi vienen a mí, sus ojos, su sonrisa, su piel rosada, sus labios pequeños, flashazos de los momentos vividos en los últimos días inundan mi mente, su risa, su voz diciendo te amo, sus lagrimas en nuestra despedida en el aeropuerto, de pronto me siento asqueada de lo que estoy haciendo y suelto el cuerpo gimiente que tengo en mis brazos, me rehago y la miro, ella está sorprendida, desconcertada, se ve molesta, trato de recomponerme y de pie frente a ella llevándome una mano a la cabeza le digo que lo lamento pero que no puedo estar con ella, me revira diciendo que si estoy bromeando, le respondo que no, me insiste en que le diga si no puedo o no quiero y con firmeza le digo que no quiero, le pido que se marche, ella me dice no se qué tantas cosas en su idioma, pero no sonaron precisamente a "no importa te entiendo, no hay problema" y sale hecha un demonio de mi habitación, me fui tras ella temiendo que me hiciera una diablura en el departamento por que iba furiosa, cuando llegamos a la sala la veo salir disparada después de tomar su abrigo y cartera por la puerta que se encontraba abierta, me pareció extraño que estuviera así, recordé que esta chava la cerro en cuanto entró, sacudí la cabeza; en estos momentos la puerta era una nimiedad, lo que quería y necesitaba es llorar, volver a llorar, grite de desesperación, me recargue sobre el enorme ventanal de la sala sintiendo el golpeteo de las gotas de lluvia en el cristal sobre mi espalda todo mi ser pedía a gritos la presencia de Anahi, pero mi mente se le contraponía, no me siento capaz de ser de una sola mujer, no sé si podre ser fiel, me gusta mucho la vida que he llevado y no creo que quiera renunciar a ella; me gustan demasiado las mujeres y tengo conciencia de la atracción que ejerzo sobre ellas, no creo poder resistirme a esa tentación y sé que Anahi no lo toleraría, se que con ella solo hay una manera y a la primera que le hiciera me mandaría a volar y lo más importante, se que la lastimaría y no quiero hacerlo, me importa, me importa mucho; lloro, lloro sin parar, se que quiero a esa mujer, ya no puedo negarlo, pero tampoco puedo negar quién soy, lo que soy…
ANAHI
Sé que está lloviendo a cantaros porque veo a las gentes que caminan apresuradamente tratando de evitar el mojarse, pero yo no siento el agua, ni el frío a pesar de estar empapada, no siento nada, ni siquiera mi cuerpo, toda yo soy dolor, un dolor intenso que jamás imagine que se pudiera sentir, mis lagrimas se mezclan con la lluvia, torrenciales como ella, me siento en un banco y una señora que se cubre con un paraguas me dice que aparte de que me estoy mojando es muy peligroso este parque a estas horas, me toma por el brazo y me lleva hacia una plaza comercial pequeña, la dulzura en sus ojos me hace seguirla, me pregunta si puede hacer algo mas por mí, entre sollozos incontrolables le digo que necesito un teléfono, estoy sola en un País ajeno y hecha pedazos… solo mi instinto de supervivencia me hace recordar que May ya debe estar en esta ciudad y pienso en llamarle, la buena señora me hace de su móvil y me dice que puedo hablar de él, le miro agradecida y busco en mi cartera la agenda, pulso las teclas de los números y cada timbrazo me parece eterno.
Maite: bueno – le escucho responder.
Anahi: May – le digo entre sollozos
Maite: ¿Anahi? ¿pero qué te pasa?, te hacía en un avión, dime ¿qué ha pasado? – me estoy muriendo… eso ha pasado, pero no tengo fuerzas para explicarle nada, las que tengo solo me alcanzan para llorar.
Le explico solo que estoy sola en una plaza comercial frente a un parque y pregunto si puede venir a por mí, ella cuestiona donde estoy exactamente y yo no sé decirle solo alcanzo a llorar con más fuerza, la señora frente a mi me quita el aparato y habla con ella, le escucho decirle donde estamos con exactitud y asegurarle que esperara aquí hasta que llegue, ésta buena persona me toma en sus brazos en un intento de consolarme, yo me acurruco en ellos como si fuera una niña, May no tarda mucho en llegar y agradece a la mujer sus atenciones, me percato de la presencia de Poncho pero no me sorprendo y entre los dos me llevan a un piso muy amplio y elegante.
Poncho: Amor insisto, deberíamos avisarle a Lobo que Anahi esta aquí.
Maite: si ella me llamo a mí por algo fue, no le diremos a nadie hasta saber que pasó.
Anahi: por favor Poncho no le digas nada a Dulce, nunca le digas nadie que me has visto esta noche, por favor – suplique con un hilo de voz.
Poncho solo asintió con expresión de desconcierto y se encaminaron conmigo a una habitación, una vez solas May me desviste cobijándome con una toalla mientras me prepara el baño, yo no paró de llorar, apenas si le observo abrir la llave para que se llene la tina y templar el agua, una vez llena me indica que me introduzca y me coloca una almohadilla en un intento por relajarme, se inclina sobre mí y me dice dulcemente que esperará en la sala a que este lista, trato de relajarme en la cálida agua pero no puedo, mi llanto no deja de manar hasta que decido que es hora de salir, me enfundo en un chándal que May ha dejado sobre la cama para mi, pasan unos minutos hasta que por fin siento las fuerzas para salir, ellos se merecen una explicación. Les veo sentados en un sillón doble y en cuanto notan mi presencia May se hace en el otro sillón extendiendo su brazo en ademán de que le acompañe.
Anahi: May, Poncho, quiero agradeceros por esto que estáis haciendo por mi… lamento teneros en esta nerviosismo – ella me miró con dulzura y Poncho con expectación, pero ninguno hablo esperando que yo lo siguiera haciendo- estaba a punto de partir, cuando los chicos me han convencido de que debía quedarme y hablar con Dulce, no se esforzaron mucho porque era lo que yo anhelaba, Ricardo me dio la llave de su piso y cuando he llegado ahí estaban todas las luces apagadas, pensé que no había llegado todavía y decidí esperarla… - volví a romper en llanto, ambos lo respetaron y no hicieron intento alguno por presionar mis palabras, esperando con paciencia a que siguiera - … escuche un ruido y me acerque, fue entonces cuando vi que sí estaba ahí… no estaba sola… estaba con una mujer… estaban… estaban.. la vi tocarla… tenía sus manos… en… esas mismas manos que esta mañana me acariciaban a mi –gemí de dolor al recodar esa imagen-… y ese cuerpo que bese completo apenas hace unas horas estaba siendo manoseado impúdicamente por otras manos, al mirarla me quede muda, estática, no he sido capaz de nada solo salí de ahí lo más rápido que pude, herida de muerte he caminado no se por cuánto tiempo ni por donde…. Soy una estúpida May… - mis sollozos se tornaron ahogados.
Maite: no cariño tú no eres una estúpida, la estúpida es ella por no darse cuenta de que te está dejando ir, la imbécil es ella no tú – me dijo acariciando mis cabellos.
Anahi: no May… ni siquiera ese consuelo tengo, el de poder odiarla, ella nunca me mintió, nunca me dijo nada que indicara que correspondía a mis sentimientos, fue honesta en todo momento, nunca se comprometió a nada conmigo.
Maite: pero todavía la defiendes – me dijo enfurecida por mis palabras.
Anahi: no, no le defiendo, o por lo menos no es mi intención al decir lo que he dicho, es que es la verdad, Dulce fue estos últimos días muy especial conmigo pero nunca dijo siquiera un "te quiero", fue muy clara al decirme que no había nada que la hiciera desear vivir en España, yo estaba consciente de que al final sufriría por ella y aun así he decidido correr ese riesgo y vivirlo… y no me arrepiento May, pero no puedo más, esto es por mucho más doloroso de lo que imagine; espero poder cambiar mi billete para viajar mañana mismo si es posible y no volveré a mirar atrás.
En ese momento Poncho intervino
Poncho: Yo creo que Dulce si te quiere, es mas creo que se ha enamorado de ti….
Maite: ¿y porque entonces la deja ir?, ¿por qué esta ya con otra mujer?, con una fregada Poncho… si apenas acaba de despedirla en el aeropuerto y ya metió a alguien en su cama, ¡Dulce no tiene madre!
Poncho: ella tampoco debe estarla pasando bien, se los podría jurar… es solo que debe estar hecha un lio, no sabe cómo lidiar con lo que está sintiendo.
Maite: Eso que dices es peor, la hace una cobarde incapaz de enfrentar lo que siente.
Poncho: no, no es cobardía, es solo que es algo que nunca imaginó posible en su vida, el enamorarse no estaba en sus planes de vida y no sabe qué hacer con eso, seguramente se siente incapaz, May tú la conoces pero no como yo, Dulce es mujeriega no por simple inercia, no nació así, la atracción que ejerce sobre las mujeres la fue envolviendo en una forma de vida que no le resultaría fácil cambiar, yo creo, casi me atrevería a asegúrate que Lobo está consciente de que tú – dijo refiriéndose a mí- no le aguantarías lo que las otras, de que contigo tendría que caminar derecho y seguramente y con razón no se siente capaz.