DULCE
El fin de semana más feliz de mi vida, lleno de caricias, besos, hablar horas y horas de trivialidades, reírnos por nada, simplemente por sentirnos felices, y es que estoy disfrutando de cada instante a su lado, de la cotidianidad de ser pareja, como comprar palomitas antes de entrar a la sala del cine, pasar toda la película cogida de su mano, me regocijo en esa sensación que me produce el contacto con su piel o simplemente pensar en ella… estoy enamorada.
Carmen: ¿Dulce te traigo café?
Dulce: Si por favor – dije sonriéndole con esta expresión de tonta enamorada que no se me puede quitar de la cara.
El que dijo que cuanto te sientes verdaderamente feliz todo lo que te rodea está bien tuvo mucha razón.
Tres semanas han pasado y sigo viviendo como en una novela rosa de esas que siempre me han parecido extremadamente cursis y empalagosas pero estoy feliz de ser la protagonista de mi propia historia, hoy vamos a ver departamentos, ya es hora de mudarme a mi propio espacio, sé que voy a extrañar el vivir en familia puesto que hacía años que no lo hacía, pero además de que estoy acostumbrada a ser completamente independiente quiero un lugar para mí y Anahi, no pienso proponerle que vivamos juntas eso sería muy apresurado, de verdad estoy disfrutando de esto del noviazgo Estoy enfrascada en una documentación cuando entra Carmen con una expresión seria y poco amigable.
Carmen: Dulce te busca una señorita, ya le dije que estas muy ocupada pero insiste – me anuncio.
Dulce: ha dicho a que viene y su nombre – cuestione volviendo a los documentos sobre mi escritorio.
Carmen: explica que es personal y dice llamarse Anahi Puente.
Me puse de pie caminando hacia la puerta sin decirle nada a mi asistente, Anahi se encontraba de pie frente al escritorio de Carmen con expresión de pocos amigos y tensión en su cuerpo.
Dulce: ¡mi amor!, que sorpresa – le dije atrayéndola por la cintura y besándole los labios.
Anahi: me han dicho que estás muy ocupada – noté molestia en su voz.
Dulce: Barbie para ti nunca estoy ocupada, Carmen – me dirigí a mi asistenteque nos miraba evidentemente descompuesta – ella es Anahi mi novia, amor Carmen es mi asistente – dije volviéndome hacia Anahi a la que tenia aun entre mis brazos.
Anahi: mucho gusto Carmen – le extendió una mano recargando su cuerpo sobre mí mientras yo la sostenía por la cintura, con sonrisa triunfante, en ese momento me pregunté qué habría pasado entre ellas.
Carmen: igualmente señorita – respondió ésta con expresión seria.
Dulce: amor esta padre que hayas venido, ya te extrañaba – le dije conduciéndola al interior de mi oficina.
Anahi: Dulce ¿que se trae esa mujer contigo?
Dulce: ¿Cómo?
Anahi: fue muy grosera, no me quería dejar entrar.
Dulce: Barbie, Carmen es solo mi asistente y le dije que no quería ser molestada, eso fue todo.
Anahi: a esa tipa le interesas.
Dulce: me encanta que me celes.
Anahi: ¡no es divertido Dulce! No me hace ni tantita gracia que pases tantas horas al lado de esa tía, es más que evidente que le pasa algo contigo.
Dulce: ¡bonita! es solo mi asistente.
Anahi: ¿te gusta?
Dulce: ¡no! – solté una carcajada.
Anahi: no me hace ni pu*ta gracia Dulce, que por más que me cueste reconocerlo esa tía está muy buena.
Dulce: y me lo dices en mi cara, la celosa debería de ser yo.
Anahi: ¡no estoy bromeando Dulce Espinoza!
Dulce: okey amor me pongo seria, si esta guapa y si me coquetea, pero no me interesa nada, amor que voy a tener que hacer para que asumas que no tengo ojos para nadie más que para ti. Carmen es eficiente pero si voy a tener problemas contigo por ella la hago trasladar a otra sección o la despido.
Anahi: mmm… no creas que me quedo tranquila, pero no te podría pedir eso, me vale con que le quede claro que tu eres todita mía – se acerco sensualmente entrelazando sus brazos por mi cintura y besándome.
Dulce: Te amo Barbie, ¿te lo había dicho ya?
Anahi: no lo suficiente.
Volvimos a besarnos suavemente, los jugueteos cadenciosos de nuestras lenguas se fueron volviendo poco a poco enardecidos, mis manos que acariciaban su espalda se deslizaron lentamente hasta donde esta pierde su nombre, las suyas resbalaron en una caricia deliciosa sobre mi cuello hasta el borde de mi pecho, con pasos lentos y movimientos suaves me fue llevando hasta el borde del escritorio, su boca abandono la mía apoderándose de mi cuello, el placer que su lengua producía sobre mi piel hizo que echara la cabeza hacia atrás, sentí su aliento en el nacimiento de mis senos; desabrocho los botones de mi blusa sin dejar de regalarle a mi piel pequeños besitos, sus manos se escurrieron por debajo de la tela desabrochando mi brasier, una vez que mis senos fueron libres de esa prisión su deliciosa boca los devoro con desespero, el placer profuso me obligo a sostenerme con ambas manos del escritorio mientras ella deslizaba las suyas por debajo de mi falda, la que subió hasta mi cadera, su boca seguía comiéndome los pezones, succionándolos, sus dedos deslizaron mis pantaletas y perdida de placer me senté por completo sobre la mesa. Anahi deslizo su lengua desde mis senos hasta mis labios para bajar de nuevo, con su mano izquierda sobre mi cuello me dio un leve empujón indicándome que me recostara, obediente me deje llevar sostenida por mis codos sobre la superficie, con la mano derecha masajeaba mi vulva introduciendo sus delicados dedos entre los labios vaginales, con lengüetazos y mordiscos inicio un descenso pausado hasta llegar a mi se*xo, una vez tuvo su rostro entre mis piernas la sentí aspirar profundamente, esto provoco palpitaciones aceleradas en él, su lengua se abrió paso y me recorrió desde el ano hasta el clítoris, una y otra vez, nuestras respiraciones entrecortadas y agitadas se acompañaban en un mismo compás, cuando sus deliciosos labios aprisionaron mi clítoris me tuve que morder los labios para no gritar de placer, sus dedos me penetraron con delicadeza, mis caderas iniciaron un meneo armónico con sus dedos, me incorpore tomándola de los hombros obligándola a subir hasta quedar frente a frente urgida de su boca y lengua, nos besamos con avidez mi pelvis rabiosa por el placer producido por la penetración se agitaba vigorosamente al igual que sus dedos que salían y entraban en mi con la misma energía, me abrace con fuerza de ella cuando alcance el clímax, cada musculo de mi cuerpo se relajo destrabándose entre sus brazos que me apretaban sosteniéndome, enredo sus manos con mis cabellos besándome con ternura.
Anahi: Te amo Dulce… Te amo – me dijo en un susurro.
Dulce: yo te adoro Barbie – mi boca estaba seca, mi cuerpo sin fuerza.
Anahi: ansiaba hacerte el amor bebé.
Dulce: yo también estoy muriendo del deseo de comerte entera amor.
Anahi: por eso he venido ojos negros, para secuestrarte. ¿Crees que puedas ausentarte todo el fin de semana?. – me dijo a la vez que me arreglaba el cabello son sus dedos y me abrochaba la blusa.
Dulce: si Barbie, ¿a dónde me vas a llevar?
Anahi: a Altea
Dulce: ¿y dónde queda eso?
Anahi: En la provincia de Alicante.
Dulce: okey, ¿y cuando nos vamos amor?
Anahi: mañana, ¿te parece bien?
Dulce: todo lo que venga de ti me parece bien – termine de arreglarme la ropa – ahora vamos a comer algo y me acompañas a ver unos departamentos que me está proponiendo la inmobiliaria.
Anahi: vale "ojos negros" ¿me puedo quedar con estas? – pregunto sonriente sacudiendo mis diminutas pantaletas.
Dulce: mmm. Okey ¿pero no te importa que vaya por la vida sin ropa interior?
Anahi: no, así será más fácil meterte mano mientras conduces – mordió mi labio inferior.