CAPITULO FINAL - PRIMERA PARTE

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DULCE


Chelito: ¡hayyyy mi niña!... bendito sea Dios que llegaste con bien…- mi nana estaba temblorosa, bañada en lagrimas.


Dulce: ¡Nana!… - me perdí en esos brazos que tantas veces me consolaron de niña y pude dejar escapar el lamento ahogado en mi pecho, llore, lloramos juntas por un largo rato – nana, mi madre y Ricardo han llegado ya, supongo.


Chelito: Doña Gabriela esta con tu abuelita que está muy mal, vino el doctor y le dio algo para dormirla, el niño Ricardo se fue con don Alberto para alcanzar a tu papá allá.


Dulce: Nana ¿Anahi ya llego o alguien fue por ella?


Chelito: no "mija" ¿la niña Anahi viene para acá?


Dulce: ¿no ha llamado? – pregunté sin responder, sin entender nada.


Chelito: no mi niña no ha llamado.


No entendía él porqué Anahi no se había comunicado, pero en ese preciso momento en que yo mas la necesitaba a ella mi familia me necesitaba a mí, me dirijo a la habitación de mi abuela que dormía con la expresión de angustia y dolor marcándole el rostro, mi mamá a su lado con los ojos irritados y totalmente descompuestos me explico que apenas llegaron a México mi abuelo estaba ahí esperándolos con Poncho y que casi de inmediato Ricardo y él partieron a Brasil; también me informo que María todavía no sabía nada, mi primita se encontraba de interna en un colegio de Guadalajara, este iba a ser un golpe devastador para ella, mi tío Samuel lo era todo en su vida, casi a los pocos meses de nacida su mamá murió.


Gabriela: No puedo dejar sola a tu abuela mi amor, la recuperación de los cuerpos no será nada fácil, como tampoco lo serán los trámites para trasladarlos, sé que es demasiado lo que te voy a pedir cariño, pero tienes que ir por María a Guadalajara y evitarles el trago amargo a tus abuelos y a tu padre de informarla de la muerte de su papá y hermanos – su voz temblorosa denotaba la conciencia de lo que me estaba pidiendo.


Dulce: ¡carajo solo tiene nueve años mamá! - la rabia y la ira se apoderaron de mi – ¿cómo le explico yo a una niña de esa edad que acaba de perder a su familia entera?, ¿que no volverá a ver ni a su papá ni a sus hermanos?, ¿cómo le explico a María que su mundo nunca más será el mismo?


Pero sé que mi mamá tiene razón, es lo único que puedo hacer, el dolor de mi abue que acaba de perder a un hijo y dos nietos es tan enorme que han tenido que sedarla, ni siquiera puedo imaginar por lo que están pasando mi abuelo, mi papá y Ricardo… es tan extraña esta sensación, siento mi cuerpo adormecido, mi mente separada de todo el resto, como si esto fuera una pesadilla, pero no me despierto, he llamado tantas veces a Anahi que he perdido la cuenta, no entiendo porque no responde.


Estoy a punto de partir hacia Guadalajara, es necesario que María esté aquí con nosotros, nos preocupa que se entere por alguna indiscreción en su entorno. En el camino vuelvo a llamarla, sigo en el intento de comunicarme con mi Barbie, por fin escucho después de varios timbrazos una voz que no alcanzo a reconocer - Si dígame - perdón con quién hablo, cuestiono – ¿con quién quieres hablar? – la voz suena cortante y grosera y entonces la reconozco al fin.


Dulce: Teresa… ese es tu nombre creo, necesito hablar con Anahi, me la pasas por favor.
Teresa: no… ella no quiere hablar más contigo, así que te recomiendo que la dejes en paz y dejes de llamar, no la vuelvas a buscar.


Dulce: ¡pero quien carajos te crees tú para tomarte esas atribuciones!… ¡pásame a mi novia ya!


Teresa: Que tú no entiendes tía, que no quiere saber nada de ti, sigue follándote a tu secretaria y a Anahi déjala en paz.


Dulce: ¡¿pero de que carajos hablas?!


Ya no pude decir nada más, me colgó, hice varios intentos de comunicarme de nuevo a su celular y a su departamento pero nada otra vez, angustiada por la causa que llevó a Anahi a pensar que le estoy siendo infiel; pero de repente me invadió una rabia infinita, como me hace esto ahorita, en este momento ¡carajo! ¿Que acaso no le he demostrado lo suficiente que la amo?, ¡que no hay nadie más! mi furia sumada al dolor fueron tales que decidí no llamarla más.


ANAHI


Pilar: ¡no me jodas Anahi es que no me lo creo! No puede ser que seas tan ingenua.


Anahi: ¿ingenua?, sí, tienes razón he sido una ingenua, una imbécil por fiarme de la mujer más mujeriega del mundo.


Pilar: ¡no me lo cambies!... que no entiendo cómo te has tragado el montaje de esa mujer.


Anahi, ¡por Dios Pilar!... ¿cual montaje? A saber desde cuando se estará follando Dulce a su asistente, que te lo he dicho desde antes, que no me fiaba de esa zorra y además está la llamada que me hicieron, ¿te acuerdas?


Pilar: precisamente por eso, que es eso lo que lo hace más evidente, por lo menos déjale explicarte que paso, no le facilites las cosas a esa mujer, no seas tonta Anahi, no te comas ese cuento así de fácil, cógele la llamada a Dulce o por lo menos déjame hacerlo yo y ver que tiene que decir a todo esto.


Anahi: ¡que no Pilar! Y si lo haces te juro que no te volveré a hablar en mi vida, me escuchas.


Pilar: vale mujer… haz lo que quieras... pero que te lo digo, que estas cometiendo un error y terminaras arrepintiéndote, a ver si cuando te vengas a dar cuenta no es demasiado tarde.


Con cada llamada de Dulce mi rabia crecía, en ese momento llego Teresa, eso me ponía mas mal, tener que ponerle la cara a quien me había advertido que pasaría esto.


Teresa: heyyy pero que caritas se cargan, ¿han visto lo del avionazo? – ambas la miramos sin responder.


Pilar: yo mejor me marcho porque si me quedo seguro se me revienta la tripa.


Teresa: ¿pero qué pasa aquí, ¿están peleando ustedes dos?


El sonido de mi móvil nos distrajo a las dos.


Teresa: ¿es que no vas a responder? – cuestiono al verme tomar el teléfono y aventarlo sobre la mesa.


Anahi: no


Teresa: ¿pero qué sucede aquí?


Anahi: que tenias razón… eso sucede - dije al borde de las lágrimas.


Teresa: ¿en que tenía razón?


Anahi: Dulce se enrollo con su asistente.


Teresa: ¡será pu*ta!


El sonido incesante del móvil me hizo pegar un grito de impotencia, Teresa lo cogió y acepto la llamada, todavía no se por qué se lo permití, inmediatamente colgó; algo dentro de mi me decía que había hecho muy mal: Dulce volvió a llamar varias veces más al móvil y al fijo, hasta que las llamadas cesaron, ya no hubo más y me desesperé - ¡pero quien te entiende Anahi! ¿No era eso lo que querías, que dejara de llamar? – sin embargo una extraña angustia me acometió, ¿y si estoy equivocada?, pero no, como estar equivocada, joder Dulce has vuelto a hacerme pedazos la vida.

Tequila y LimonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora