—¿Tuviste suerte? —me pregunta Bes en cuento entro a la habitación pero no le respondo.
Camino hasta mi balcón y ahí me quedo con la mirada perdida.
—¿Tisza? —susurra a mis espaldas Bes pero no le miro—. ¿Tisza estás...?
—Estoy bien —sonrío de lado inclinando mi rostro levemente en su dirección sin que pueda observarme del todo—. ¿Te parece si hablamos mañana?
—Claro. Por cierto, mandé por alguien para que te prepararán un baño. Sé que es tarde pero ya no puedo quitarte el aceite, mis rondas empiezan en poco.
—Claro, gracias —asiento, regresando mi atención al Nilo—. Nos vemos, Bes.
—Buenas noches, Tisza —se despide y escucho la puerta cerrarse a mi espalda.
«Yo no quería ser en verdad tú amigo.»
Las palabras de Amun siguen sonando en mi cabeza, inclusive cuando termino de tomar mi baño con ayuda de mi doncella preferida, Tajteh.
—¿Algo más alteza? —me pregunta Tajteh, regresándome de mi mente tras terminarme de preparar para dormir.
—No, estoy bien —niego, acomodándome—. Puedes retirarte, gracias.
Me da una última mirada y con una exhalación, apaga la vela de mi lámpara de aceite que está al lado de mi cama y cuando escucho el sonido de la puerta al cerrarse, cierro los ojos y procuro dormir.
Parte de la mañana traté de buscar a Amun, pero fue en vano.
Él ya no estaba por los alrededores.
Hubiera continuado, pero mi madre me puso a su servicio y todo el asunto quedó olvidado.Para cuando dejé a mi madre descansando, ya era tarde para continuar con mi búsqueda. La luna ya se encontraba en lo alto del cielo, velando por nosotros.
—¿Alguien vino a buscarme hoy? —le pregunto a Tajteh, quien aparece con el tintineo de las botellas con esencia para mi cabello y cuerpo.
—¿Alteza? —me pregunta mirándome intensamente.
—¿Vino alguien hoy? —vuelvo a repetir, comenzando a molestarme.
—No, nadie —me responde esbozando una leve sonrisa—. Creí que el baño la ayudaría a tranquilizarse. Al parecer veo que necesitaremos un método más fuerte y eficiente.
—Estoy bien —niego, tomando mi peine, lista para comenzar con mi cabello, pero los dedos largos y suaves de Tajteh me detienen.
—Déjamelo a mi —niega, quitando con delicadeza mis dedos de la pieza—. Hay más probabilidades de que te lo arranques antes de desenredarlo tan siquiera. Más en estos momentos. ¿Qué le tiene tan preocupada, Alteza?
—Nada —me limito a decir, pero su mirada se refleja en mi espejo y sé que no se lo traga—. Anoche tuve un contratiempo con uno de los visitantes, uno de los chicos extranjeros. Hoy esperaba poder aclararlo y tal vez esperaba que sus palabras no fueran de verdad, pero al parecer se está tomando muy enserio el esconderse de mi porque no le he podido encontrar.
—Así que uno de los visitantes —murmura pasando con suavidad el peine—. Hoy escuché a un guardia hablando con otro sobre la partida repentina de uno. Tal vez pueda tratarse de él, alteza. ¿Gusta que investigue un poco más?
—¿Qué? Oh no, Tajteh. No pierdas tu tiempo por una tontería, estoy bien, no es necesario —niego esbozando una pequeña sonrisa más para tranquilizarla que por mi. No cuando el mismo dolor que sentí ayer vuelve a aparecer con esto—. ¿Cuánto tiempo te llevará terminar? Creo que ha sido un día muy cansado para todos y necesito dormir.
—No mucho alteza, pero debería de tomarlo con calma. Solo relájese —me recomienda y en verdad trato de hacerlo.
Después de varias cepilladas, mis músculos se aflojan por fin.
Estar con Tajteh es tranquilizador.
Ella es una de mis favoritas porque desde que tengo memoria ha estado conmigo, no se ve mucho mayor que mi madre, y eso siempre me ha causado controversia, pero nunca me he atrevido a preguntar.La mayoría de los sirvientes que han estado aquí no han llegado de la manera más amable ni correcta a nuestro servicio.
Algo que mi padre se ha empeñado en mejorar. Y que espero no decaiga en el reinado de mi hermana.
Cuando estoy lista, me despido de Tajteh. No tengo intenciones de dormir tan pronto, y no quiero tener a la pobre mujer a mi alrededor.
Moviéndome a mi balcón, miro la tranquilidad de Egipto.En estos tiempos hay que tener cuidado, porque en estos momentos, son en los que las personas salen perdiendo y sufren de una manera inigualable con los saqueos a sus ciudades.
He escuchado de una nación en reposo que promete alzarse con el tiempo, he escuchado de esa nación, pero no es algo que nos quite el sueño en estos momentos, no cuando hay una amenaza mayor cerca de nosotros.
Y será mejor mantener la mente despejada y la vista atenta ante todo lo que puede llegar a ser una amenaza, porque en el menor momento en que podamos imaginar, puede abalanzarse sobre nosotros y nos encontraremos indefensos.
ESTÁS LEYENDO
El pergamino de Tisza. [J.R. 2]
Historical Fiction« -Los fuertes buscan fuerza, los débiles buscan excusas. Así que dime, ¿cuál es la tuya?» 🐍 Historia de la mamá del príncipe Tau de "Casada con el faraón". 🐍 Libro 2 de la serie: Joyas reales. ✖️ IMPORTANTE: no es necesario leer "Casada con el f...