Capítulo 14

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—¿Piensas hacer algo? —me pregunta Bes, mirándome caminar de un lado para otro por mi habitación mientras se repite una y otra vez la conversación con Kosei.

—Oh, ten por seguro que me encantaría hacer algo, pero, ¿qué? —replico en un tono casi histérico—. Puede que esté en nuestras tierras, pero él es un invitado. Y el grandísimo pedazo de...

—Tisza —me detiene Bes, y soltando un suspiro, trato de serenarme.

Pero vamos, en estos momentos es algo casi imposible.

—Él lo sabe, y por eso vino diciendo eso  —finalizo sintiendo como la rabia solo crece y crece—. Él sabe que mi padre necesita toda la ayuda posible. Más teniendo los informes de varios reinos siendo conquistados prácticamente de la noche a la mañana. No sé de donde vengan, pero deben de ser alguien importante para ofrecer la seguridad de una vida sin conflictos.

—Podría investigar un poco —me ofrece.

—¿En serio?

—Claro, y cuando no encontremos algo, podemos siempre acudir a tu hermana.

—¿A mi hermana? No, lo que menos quiero es involucrarla. Puede que Kosei parezca algo desagradable, pero estoy segura de que Dakarai no es así.
Y si mi hermana en verdad tiene algún sentimiento por él...

—No quieres arruinarlo.

—Exactamente —asiento, y tomo asiento a su lado—. No sé tú, pero en verdad me encantaría tomar un baño y descansar. Después de ese baño en agua helada, me encantaría desentumirme.

—Seguro, descansa. Hablamos después.

En cuánto Bes se va, en verdad me tomo mi tiempo en pensar en todo lo que ha sucedido. Y cuando la cabeza comienza a dolerme, decido dejar todo por la paz.

Dioses. No quiero amanecer mañana con la cabeza a punto de explotarme. No cuando necesito todo de mi.

Así que, cuando Tajteh me ayuda y me platica un poco de su día. Parte de mi ya está en con un pie dentro del mundo de los sueños.

—La vendré a despertar si alguna cosa surge, será mejor que descanse bien, mi niña —me sonríe, pasando una mano por mi mejilla—. Dulces sueños, Tisza.

—Gracias —le murmuro a la oscuridad y cerrando mis ojos, me dejo llevar—. Buenas noches.

Al despertarme, todo parecía normal

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Al despertarme, todo parecía normal.

El sol brillaba alto y fuerte, dándonos un hermoso saludo por parte de nuestro dios, con una mañana despejada.

Mis doncellas parecían tener la misma actitud de todos los días, pero había algo que no me encajaba.

Y al ir caminando por el largo pasillo, con los adornos por mi equinoccio siendo descolgados, la sensación no desaparecía.

El pergamino de Tisza. [J.R. 2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora