Capítulo 20

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—¿Alteza? ¡Alteza! —mi ronquido se ve interrumpido, y al abrir los ojos encuentro a Menes a mi lado, encerrado entre mis brazos, durmiendo—. Princesa, lamento despertarla, pero...

—¿Qué se te ofrece? —bostezo volviendo a cerrar los ojos.

—Hace unas horas llegó una carta, y hace unos minutos volvió a llegar otra carta. Ambas de la misma persona, princesa.

—¿Y mi madre? —susurro y trato de no hablar muy alto.

No quiero despertar al bebé.

—Esta con su padre, acaba de salir. Dijo que no tardaba.

—Bien —asiento, y acomodo mi brazo poniéndolo en una posición más cómoda—. ¿De quién son las cartas?

—Del joven Cassius de la casa de...

—Sí, sí. Bayek —susurro—. ¿Las traes?

—Sí, alteza, aquí están —en mi campo de visión aparecen las dichosas cartas y levantándome, las tomo.

Rompo el sello de la primer carta, y encuentro la hora acordada de la reunión. Y por lo que logro distinguir por el tono de la habitación, está ya debe de tener horas.

Destapo el segundo sello y en él encuentro tanto la caligrafía de mi hermana como la de Cassius.

Vaya, no sabía que Maat asistiría. Claro, no la he visto en las últimas horas, así que era de esperar que esta noticia me tomase por sorpresa.

Coloco algunos de los almohadones de pluma que se encuentran cerca del borde alrededor de Menes, y al levantarme de la cama, me aseguro que se encuentra seguro.

Suelto un leve quejido al estirar mi cuello, y al sobarlo, me pregunto en verdad cuánto tiempo estuve dormida.
¡Dioses! Ni siquiera recuerdo haberme movido a la cama.

—¿Princesa? —me pregunta la chica.

—Espera a que mi madre regrese. Por ningún motivo, por nada del mundo debes de moverte de este lugar, ¿entendiste? —le susurro a la muchacha quien me mira sorprendida—. ¿Quedó claro?

—Sí —tartamudea asintiendo fervientemente.

Esta es respuesta suficiente para mi, y mientras trato de acomodar un poco mi apariencia, comienzo a caminar por el pasillo hasta mis aposentos.

Di mi palabra de que iría, y puede que sea un poco tarde, pero debo cumplir.

Y creo que esta será una muy buena oportunidad para poder hablar con mi hermana tranquilamente.

Últimamente no he logrado descifrarla, y en verdad me preocupa.
No sé que está sucediendo con ella, pero sé que sí no logro dejar esto claro, la preocupación será mi compañera fiel y constante a partir de estos días.

Y en verdad no soy una persona agradable estando en ese estado.

El pergamino de Tisza. [J.R. 2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora