—¿Que hiciste qué? —chilla Martell y le tapo la boca.
—¡Guarda silencio! —susurro mientras veo a Cleo descansar tranquilamente sobre los almohadones que están enfrente de mi cama—. Tenía que hacerlo, ¿sí? Necesitaba respuestas.
—Sí, y probablemente sólo obtuviste más dudas y una chica muy, pero muy asustada y con los nervios a flor de piel —niega y cuando veo aparecer a Bes mis ánimos se levanta pero decaen nuevamente cuando le veo negar.
—Nada, todo en orden. Los seguros están en orden, nada parece forzado —niega y me sostengo los brazos sintiendo un repentino escalofrío.
Al ver que Cleo no tenía intención de calmarse, decidí ir a buscar unas gotas que Tajteh me da cuando no puedo dormir. Creí qué tal vez hubiera sido una mala pasada de nuestros oídos y que en verdad nada se hubiera caído, pero al entrar a mi habitación, vi varios boles, jarras y trastes tirados con toda la comida desperdigada. Y eso no ayudo ni para los nervios de Cleo, ni para los míos.
Debo admitir que sentí miedo y en parte por eso está aquí Bes. Le llamé en cuanto pude y tras platicarle muy por encima lo que ha estado sucediendo, aceptó ir a investigar. Pero al parecer nada está fuera de lugar. Y esto en verdad da mala espina.
Y Martell... bueno, él apareció por si solo.
—¿Por qué tienes este repentino interés por la chica? —me pregunta Bes y se que la está observando desde donde nos encontramos—. ¿Qué tiene de especial?
—Información —susurro y sonrió tenuemente mientras pienso—. Esta chica está bañada en preciosa información. Necesito saber sobre estos chicos. Necesito saber qué esconden. Y no lo voy a obtener quedándome sentada.
—¿Y lo conseguirás atemorizándola? —me fulmina Bes y pongo los ojos en blanco mientas observo el cuerpo de la chica bajo las suaves telas de mi cama.
—Por supuesto que no, ¿qué clase de monstruo me consideras? —niego, chasqueando la lengua—. Ella le teme a algo. Y estoy muy segura que puedo ofrecerle protección. Se convertirá en mi confidente. Seré un apoyo para ella. Y espero que con el tiempo se abra como una flor ante los rayos de un radiante y majestuoso sol. Sol que seré yo por supuesto.
—Creí que dijiste que no teníamos tiempo —argumenta Martell y pongo los ojos en blanco, otra vez.
—Y no lo tenemos —asiento—. Pero créeme, esta chica será mi amiga tarde o temprano y descubriré que es lo que ocultan estos malditos príncipes. Ahora, ¿qué es lo que te trae por aquí, Martell?
—No estarás hablando en serio —niego al ver la enorme decoración y el enorme mural que cubre "La alcoba del Rey".
—Ya lo creo que sí —asiente el chico limpiando su frente con un paño viejo que lleva cerca—. Tu padre fue muy específico cuando le enseñé los borradores e hizo correcciones. Así que... ¿qué opinas?
Ahí pintados de manera descomunal y únicamente maravillosa, estamos los cinco miembros de la familia real.
La Gran Casa de Amunet.
O Amenet, como suelen llamarme los escribas locos de mi padre.
Y sí, me llamo Amunet en honor a esta diosa personificadora de la vida.Algo relacionado con alguna rareza entre mi fecha de nacimiento y los calendarios egipcios de los sacerdotes y grandes eruditos de la Gran Casa.
Patrañas al fin y al cabo.
Mi hermana se ve gloriosa con su tocado y el vestido, y mis padres... se ven maravillosos.
La Gran Esposa con el tocado y esos ojos mirándote... ¡Por el Duat! Ahora sentiré a mi madre vigilarme día y noche cada vez que esté en esta habitación.
Menes también figura en esta pintura y justo a un costado de la Gran Esposa Real con mi padre y con mi hermana detrás, me encuentro yo siendo rodeada por ellos.
Debo reconocer que Martell hizo un magnífico trabajo. ¡Cielos! Hasta parezco una verdadera princesa con mi expresión seria y todas esas joyas adornándome.—Maravilloso —asiento, sonriendo ampliamente—. ¿Por qué lo hicieron?
—Pronto se acerca la presentación del joven príncipe ante el pueblo, y tengo entendido que su cumpleaños...
—Había olvidado por completo ese detalle —murmuro y tras darle las gracias y elogiar su trabajo, abandono a Martell y me dirijo hacia los aposentos de Maat.
Debo hablar con ella.
Aún tenemos un asunto pendiente a tratar.
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El pergamino de Tisza. [J.R. 2]
Historical Fiction« -Los fuertes buscan fuerza, los débiles buscan excusas. Así que dime, ¿cuál es la tuya?» 🐍 Historia de la mamá del príncipe Tau de "Casada con el faraón". 🐍 Libro 2 de la serie: Joyas reales. ✖️ IMPORTANTE: no es necesario leer "Casada con el f...