—Alteza, ¿se le ofrece algo? —el guardia apostado en la puerta de los aposentos de Kosei me mira fijamente sin el menor indicio de abrir la puerta para mí.
—La puerta. Ahora —exijo y veo como comparte una mirada con su compañero.
—En verdad alteza, me gustaría hacerlo pero tengo ordenes de no dejar pasar a nadie. El joven nos pidió que nadie le molestara y...
—Soy la princesa, yo estoy sobre cualquier orden dada por los visitantes. Ahora, por favor, abra la maldita puerta —gruño cruzándome de brazos y mirando fijamente al guardia.
Si no abren esa puerta, yo misma entraré. No me importa armar un escándalo, necesito verlo.
Al ver que el guardia no va a moverse, paso de él y con fuerza, empujó las enormes puertas revelando la habitación.
El balcón está abierto y por él entra la brisa de la tarde. La habitación está en completo orden pero vacía.—¿Dónde está...? —comienzo pero el sonido de una puerta al abrirse interrumpe mis palabras, y ahí saliendo de una nube de vapor se encuentra Kosei con solamente una tela envuelta alrededor de sus caderas y otra sobre su hombro.
Benditos Dioses malditos.
Bien, de acuerdo, Kosei puede ser un verdadero dolor en el trasero, pero no está tan mal semidesnudo.
Hasta casi podría llegar a tolerarlo. Casi.—Oh, Tisza, no esperaba encontrarte por aquí. Que visita tan inusual —comenta y carraspea antes de continuar—. Está bien, es la princesa, pueden..., retirarse, gracias.
Veo a los guardias darle un asentimiento de cabeza y me sorprende el control que al parecer, tiene sobre ellos.
—¿A qué se debe tu esplendorosa presencia el día de hoy? Creí que me estabas ignorando ya que el parecer, no soy de tu agrado.
—Nadie estaba ignorando a nadie —niego aunque no me molesto en desmentir lo último—. Y no negaré lo segundo, pero creí que era comprensible después de prácticamente amenazarme ese día en mis aposentos.
—Bueno, me disculpo por eso, no era mi intención, solo quería llamar tu atención, no molestarte —se disculpa y en su rostro no adivino arrogancia ni ningún sentimiento de ese índole solo sinceridad.
O una de dos, o en verdad lo lamenta o es un muy buen actor.
—Que sea agua pasada —asiento y carraspeó cuando veo como se coloca una mano sobre el borde de la tela y la aprieta—. Solo quería saber si sabes algo de tu hermano, Dakarai.
—Escuché que había salido, pero desconozco su paradero. ¿Por qué? ¿Necesitas darle algún recado? Yo podría hacérselo llegar —me ofrece y miro en otra dirección cuando mis ojos atrapan sus bíceps en movimiento.
—No hace falta, no es algo verdaderamente importante —niego y cuando mi mirada cae sobre un viejo pergamino enrollado sobre la pequeña mesa de centro que se encuentra cerca, ahí me detengo—. Creo que debería de irme.
—Tisza, una última cosa, cenemos —al escucharlo, me obligo a posar mi mirada en su rostro y sus ojos castaños atrapan mi atención—. Deberíamos de cenar..., en honor a nuestra renovada amistad.
—Oh, eso sería encantador, pero me temo que tengo que atender los planes para...
—Olvídate de las planeaciones solo por una noche. Sé que el cumpleaños de tu hermana se acerca, y sé que ya estás trabajando en ello, pero solo por una noche, cena conmigo.
Sus palabras me han dejado claramente sorprendida.
Y viéndolo así..., bueno, puede que me haya equivocado al principio con él, y si accedo a cenar con él, podré obtener un poco de información de la que busco. Supongo que no tengo nada que perder.
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El pergamino de Tisza. [J.R. 2]
Historical Fiction« -Los fuertes buscan fuerza, los débiles buscan excusas. Así que dime, ¿cuál es la tuya?» 🐍 Historia de la mamá del príncipe Tau de "Casada con el faraón". 🐍 Libro 2 de la serie: Joyas reales. ✖️ IMPORTANTE: no es necesario leer "Casada con el f...