—Amun —vuelvo a repetir sin dar crédito a lo que mis ojos ven—. ¿Cuándo...? ¿Dónde estuviste? Desapareciste de la noche a la mañana sin decir adiós...
—De eso es lo que quería hablarte —anuncia y cuando me suelta, mi piel rápidamente anhela su toque—. Los turcos han desatado una guerra contra los persas.
—Lo sé. Hace unos días han venido a pedir el favor del faraón. Al parecer sus príncipes están perdidos y quieren que regresen.
—¿Qué...,? ¿Qué príncipes? —susurra y noto un ligero temblor en la voz.
—Una princesa y un príncipe —le respondo apretando la mandíbula pero no quiero decir nada a pesar de querer prácticamente exigirle que me diga la verdad.
—Sobre eso quería hablarte, Tisza —vuelve a hablar esta vez con la voz tranquila y por un momento creo que los dioses me han escuchado y por fin mis dudas quedarán resueltas, pero lo que viene a continuación no es lo que esperaba—. Estuve en un poblado por tierras africanas con..., un pequeño círculo y cuando veníamos hacia Egipto...
—Alteza —un guardia nos interrumpe acercándose y cuando inclina su cabeza, respondo al gesto mientras mi acompañante pone distancia entre los dos—. Perdone que le interrumpa, pero es necesario su regreso a palacio. Órdenes del faraón.
—¿Sucedió algo? —le pregunto pero simplemente hace un gesto para que comience a andar.
Soltando un suspiro me muevo y veo como al inicio de las escaleras que dan al jardín aparece mi hermana acompañada de mi primo y otro guardia.
Nuestras miradas se encuentran y formulo una pregunta silenciosa pero solo obtengo un gesto de negación casi imperceptible.
Ninguna sabe nada.
Bien.
Esto sin duda alguna es malo.
Cuando llegamos a la parte iluminada de la instancia, veo como el rostro de Maat cambia ligeramente al descubrir a Amun a unos pasos de mi, y cuando sus ojos me miran, no huyo del fuego que se muestran en ellos.
A cada una nos suben a un caballo y cuando esté comienza a moverse hacia el palacio, me permito pensar en Amun.
Creí que no le volvería a ver.
No después de las palabras que compartió conmigo, y esta vez no tendrá a dónde ir.
No hasta que obtenga una respuesta.Cuando la estructura del palacio comienza a volverse una monstruosidad y las dos nos encontramos en el suelo, camino al lado de mi hermana.
—¿Qué hace él aquí? —susurra Maat demasiado cerca y bajo para que tan siquiera oídos indiscretos puedan escucharlo.
—No lo sé. Estaba a punto de decirme cuando nos han interrumpido —le respondo del mismo modo y al mirar de manera furtiva sobre el hombro de mi hermana, veo como vienen los tres hermanos acompañando a Narmes—. Al parecer tú amor prohibido también viene.
—Eso no es divertido, Tisza —me gruñe y no puedo evitar sonreír.
—Nunca dije que lo fuera —me defiendo y veo las enormes puertas abrirse revelando el salón del trono.
—Hijas mías —nos saluda nuestro padre y cuando no veo a mamá por los alrededores, mis alertas se disparan—. Narmes, es un gusto verte. Jóvenes..., príncipes.
El término no me pasa desapercibido y cuando deposito un beso en la mejilla de mi padre y me pongo a su lado, miro a los hermanos.
Dakarai parece estar apenado pero Kosei..., Kosei se encuentra total y completamente tranquilo.
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El pergamino de Tisza. [J.R. 2]
Historical Fiction« -Los fuertes buscan fuerza, los débiles buscan excusas. Así que dime, ¿cuál es la tuya?» 🐍 Historia de la mamá del príncipe Tau de "Casada con el faraón". 🐍 Libro 2 de la serie: Joyas reales. ✖️ IMPORTANTE: no es necesario leer "Casada con el f...