El pergamino de Tisza. [J.R. 2]

Capítulo 53

Como todo esto a lo que llamamos vida continúa sin mirar atrás, sin reparar en las tormentas que cada uno está luchando por esquivar o salir causadas por el dolor, tuve que volverme parte de los luchadores y tener que arrastrarme de esa incesante marea para regresar a la vida lentamente.

Por mucho que me encantaría arrastrarme y dejarme llevar, no me lo puedo permitir. No cuando mi vida está ligada a la de millones que esperan una solución a sus propias tormentas.

Mis días se han convertido en unos completos extraños a mis ojos, siempre apabullantes y dolorosos.

Al parecer el funeral de Menes tuvo lugar de manera rápida y silenciosa. Momento que no pude presenciar debido a mi momento de debilidad y propio dolor.

La pira funeraria permaneció ardiendo tres días y tres noches. 
Tres días y tres noches que el pueblo estuvo de luto.
Tres días y tres noches en los que mi madre estuvo postrada en cama demasiado débil para siquiera acudir al funeral de su hijo.
Tres días y tres noches en los que me volví una desconocida tanto para mi pueblo, para mi familia y sobre todo para mi.

En estos días he estado visitando a mi madre, quien cada vez está en una condición más y más deplorable.

Cuando me siento lo suficientemente fuerte, acudo a las reuniones de mi padre cuando esté no se presenta por los momentos de resaca que últimamente le han visto tener, y esto de tratar de equilibrar un poco de mi antigua vida con esta nueva condición..., es exhaustivo y me siento más perdida que nunca.

No fui educada para ser una reina.
No fui educada en las normas y reglas de la corte y el consejo del faraón.
No fui..., no fui preparada para este nuevo peso y temo no poder llegar a ser una gran líder.

Cada vez que externo mis pensamientos cuando Amun me visita, él me asegura que lo haré bien. Él confía en mí cuando yo no lo hago. Él es un bálsamo para este ardor y creo que con cada luna que se asoma a través de Nut, amo más a este hombre.

La advertencia de Kosei parece retumbar día y noche, más en las noches en vilo que últimamente se han apoderado de mi sueño.
Y cuando creo tener el descanso por un momento, las pesadillas son las que me despiertan.

Sueño con el momento en que me enteré de la muerte de Menes, veo constantemente a mi hermana abandonarme, y últimamente Amun ha tomado protagonismo en ellos, pero no de la manera que me harían sonrojar y suspirar por días. No.
Son auténticos terrores nocturnos donde él muere o simplemente me abandona como todos lo han venido haciendo. Y mi hilarante corazón se marchita con cada uno de ellos solo para despertar y descubrir que no es cierto. Pero la duda, la incertidumbre y la inseguridad se instala en mi pecho, envolviéndolo con pesar y parece no querer desterrarse.

Sé que no es algo cierto, pero he visto tanto a familiares como amigos simplemente irse sin decir adiós para jamás volver que no estoy preparada.

—Niña, si no haces algo pronto con esto que está prácticamente consumiéndote, ya no serás la misma. Sé que es una pérdida enorme, sé que no estás pasando por momentos de gloria ni de gozo, pero ten fe y fuerza, mi niña. Deja que otros te ayudemos. —las palabras de Tajteh han permanecido retumbando en mi mente desde la mañana que la vi.

Y ahora sentada en una de las sillas que acompañan a la gran mesa de conferencias de mi padre mientras escucho a los consejeros del faraón, vuelven a mi.

No confío en Kosei.

Algo en él..., algo en él simple no me termina de convencer.
Y ante mis temores, decidí hacer mi primer jugada: decidí acudir a Freyha.

Si alguien puede conseguir información de ello, es Freyha.
Todos tenemos espías en la vida y más dentro de la nobleza.

Nunca he confiado verdaderamente en nadie que no fuera más allá de mi familia y mis más íntimos amigos, pero ante la ausencia de estos cada vez más y más, debo comenzar a buscar unos nuevos aliados para poder obtener información. Y sé que mi amiga lo podrá volver realidad.