Tardo un momento en encontrarla, pero cuando por fin doy con ella, me llevo una enorme sorpresa.
—¡Oh, dioses! —chillo, cerrando la puerta con rapidez tratando de borrar de mi mente la imagen de piel al desnudo y un revoltijo de telas sobre la cama—. No sabes cuánto lo lamento. Debí de haber tocado.
A pesar de la madera, puedo escuchar el revoltijo que tienen adentro tratando de arreglar algo. O al menos eso es lo que espero.
¡Dioses! Nunca creí posible que mi hermana fuera... ¡dioses, benditos!
Cuando la puerta se abre y de ella veo salir a mi hermana con una bata delgada y algo holgada, intento no reírme.
—¿Ocupada? —pregunto, y mi tono de burla se hace presente—. ¿Por eso fue que no apareciste en todo el día? ¿Estabas encerrada aquí?
—¿Qué? No —niega, y veo sus mejillas pálidas teñirse de rosa—. Estuve fuera, paseando. Necesitaba despejarme. Últimamente no siento que mi vida me pertenezca.
—Claro, eso está bien. Pero mínimo hubieras dejado una nota, Maat. No lo sé, algo que me indicara que estabas bien antes de desaparecer —digo, mirándola a los ojos con preocupación—. Sé que esto puede ser difícil, pero no debes verlo por el lado malo. Este aún es tu reino. Además, padre aún no ha tomado una decisión. Las piezas aún están en el tablero, y pueden jugar a tu favor. Así que, no las desperdicies.
—¿Me estás acusando por algo? —me pregunta, y me sorprendo mucho por su tono defensivo.
—¿Qué? —digo, consternada—. No. Por supuesto que no. Sí, debo admitir que lo de hoy me tomo muy de sorpresa y no me agrado, pero no estoy reclamándote nada, Maat. Jamás podría hacerte eso.
—Yo... lo lamento —niega, agitando su cabeza de un lado para otro—. No quería sonar así, pero siento que todos me atacan. Solo tú, y al parecer Dakarai parecen estar bien. Pero todos... no lo sé, Tisza. Me siento diferente.
—Hablando de Dakarai. ¿Eso que acabo de ver ahí es...?
—¡Cierra esa bocota que los dioses te dieron! —chilla, cubriendo mi boca con sus manos y cuando me mete a la habitación cierro los ojos.
Más vale prevenir que lamentar.
Por mucho que conozca sobre el cuerpo masculino, no me complace el admirar a Dakarai.
Eso se lo puedo dejar sin problemas a mi hermana.
—¿Quieres que medio palacio se entere? —me regaña y yo sigo sin abrir los ojos—. Oh, vamos, Tisza. Abre los malditos ojos.
—¿Ahora vamos con las maldiciones? ¡Caray, hermanita! Quien te viera —la pico, burlona.
Cuando mis ojos se abren, encuentro al muchacho sentado tranquilamente en una silla cerca del balcón de mi hermana. Muy lejos de la cama.
Su semblante se ve tranquilo y en verdad agradezco que la ropa esté sobre su cuerpo.Y al parecer él ha tenido más delicadeza al momento de ponérsela ya que todo parece estar en orden a diferencia de las prendas de mi hermana.
—Hola, Kai —lo saludo y este me devuelve el saludo con tranquilidad.
Cielos, me encantaría tener esos nervios de acero.
Porque si me hubieran atrapado en la movida, estoy segura de que estaría más que avergonzada.
—Ahora sé porqué eres buen líder—le guiño un ojo, y veo con santificación como sus mejillas se colorean con un rubor suave—. Tranquilos, en un momento me iré. Solo necesitaba ver si mi hermana estaba bien. Pero al parecer se encuentra de maravilla, así que... los dejaré con todo y su aura con aroma a...
—¡Tisza! Tisza, querida hermana —niega Maat con el rostro en llamas—. Por favor, por lo más sagrado del templo de Horus, ¿podrías detenerte? Juro compensarte por el asco de día que tuviste, y por... esto. Pero por favor, detente. Es un suplica.
—Lo que necesitaré para eliminar de mi memoria la imagen de sus dos cuerpos así, son gotas de veneno para los ojos —hago una mueca y en verdad vale la pena la expresión de mi hermana el que me esté comportando de este modo.
Pero vamos, ¿qué caso tiene ser la hermana menor y no poder molestar a mi hermana?
—Está bien, está bien. Me voy —alzo las manos como gesto de rendición, y antes de desaparecer, me detengo—. Y por favor, espero que estén usando protección. No quiero ser tía antes de tiempo. Y no se diga de papá si llegara a saber que...
—¡Amunet! —grita mi hermana y con una sonrisa, cierro la puerta a mis espaldas.
Oh sí, en verdad acabo de disfrutar de cada momento.
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El pergamino de Tisza. [J.R. 2]
Historical Fiction« -Los fuertes buscan fuerza, los débiles buscan excusas. Así que dime, ¿cuál es la tuya?» 🐍 Historia de la mamá del príncipe Tau de "Casada con el faraón". 🐍 Libro 2 de la serie: Joyas reales. ✖️ IMPORTANTE: no es necesario leer "Casada con el f...