Capitulo 49.

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Cuando Jake salió de la ducha tenía puesta su pijama, el cabello húmedo y se secaba este con la toalla; se acercó a mi y dejo un beso en mis labios mientras yo entraba al baño para poder cambiarme, no tarde mucho así que una vez me coloqué mi pijama y cepillé mis dientes salí nuevamente a la habitación.

Jake miraba la vista en la ventana y entendía el porque, Las Vegas era un lugar magnífico con grandes destinos turísticos, sonreí ante la tonta idea de vivir aquí, era un clima frío y a la vez templado, una mezcla rara pero deliciosa.

— ¿Deberíamos dormir ya? — Cuestionó el aún mirando el paisaje.

— Jake. — Lo mire. — Es algo tarde y bueno, ambos venimos algo cansados. — Recordé.

— Lo se, pero estamos en Las Vegas y esto solo sucede una vez. — Me miró con una sonrisa.

— Cariño, creo que es un poco tarde. — Negué un poco cansada.

— Vamos Kay, salgamos a tomar una copa de vino y no sé quizás hablar un rato. —  Me pidió con una voz de súplica.

— Está bien, pero solo un rato. — Asentí.

Jake sonrió, tomó de su maleta unos jeans junto a una camisa blanca y una chaqueta, entro nuevamente al baño para cambiarse.

Tome unos jeans y una camisa negra, me vestí rápido antes de que Jake saliera del baño y me puse mi gabardina crema, me coloqué mis botas negras y poco después salió Jake ya listo.

— Que hombre tan guapo.— Lo alague.

— Por algo soy tu novio. — Sonrió de medio lado.

Tome mi bolso y salimos, tomamos el elevador y bajamos a la primera planta, estaba algo sola pero no le dimos mucha importancia, Jake paro un taxi y nos subimos.

— Llévenos a un bar cómodo y pequeño. — Pidió el castaño.

El conductor asintió y comenzó a conducir, las calles estaban algo transitadas y me alegraba saber que conoceríamos algo de la ciudad, el camino fue silencioso y una vez llegamos al un pequeño bar a las afueras de la ciudad Jake pagó; tomó mi mano y entramos.

El lugar tenía un toque rústico y de cabaña, no me disgustó nada las velas y la luz que emitía el lugar al igual que su aura, me sentía tranquila y no era para más estábamos en un lugar cálido.

— Me gusta el lugar. — Comentó Jake.

— Es lindo. — Admití sonriendo.

Nos sentamos en una mesa la cual tenía cojines de muchos colores y una alfombra con una luz de color azul, el lugar era muy cómodo con un ambiente algo relajante; me quité mi suéter y me senté en sobre uno de los cojines, Jake me imito y se sentó a mi lado; pronto una chica se acercó a nosotros y nos atendió.

— ¿Que puedo ofrecerles esta noche? — Nos preguntó con una sonrisa cálida.

— Un vino tinto y una patatas o algo así por favor. — Pidió Jake.

— ¿Algo más para ofrecerles?— Cuestionó la chica.

— Si, no sé si tengas nachos pero quiero unos. — Comente sonriendo.

— Si señorita, tenemos nachos. — Asintió y anotó algo en un papel.

— Perfecto, quiero unos por favor. — Aplaudí como niña pequeña.

Tras irse, Jake miró nuevamente y tomó una de mis manos; sonreí tiernamente y deposite un beso en su mejilla mientras dejaba caer mi cabeza en su hombro.

DESTINADA A TI©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora