CAPÍTULO 4

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CAPÍTULO 4

(KYLIAN)

Me encuentro tirado en mi cama con las manos detrás de la cabeza y mirando el techo. Entre el cambio de horario por el viaje de vuelta a Los Ángeles y toda la maldita noche sin dormir hacen que casi me desmaye en esa insufrible clase de literatura. Me estaba quedando dormido, así que he decidido volver a casa, he de reconocer que ha sido una idea estúpida haber pasado por allí sin haber dormido apenas un par de horas y me he quedado dormido hasta la hora de la cena.

 Ni si quiera he almorzado nada, prefería dormir y beber bastante agua, ya que la resaca de anoche casi me dura un par de días. De modo que ahora estoy aburrido y sin poder dormir. Bajo a la cocina a prepararme algo rápido. Encuentro un tupper con lasaña que recogí ayer en casa de mi abuela y decido que es lo que voy a cenar. 

Estoy muerto de hambre y acabo rebañando el tupper que después coloco en el lavavajillas. Después de permanecer un rato en mi sofá viendo un partido y dando alguna que otra cabezada decido volver a mi habitación para dormir hasta el día siguiente. Pero nada más subir y meterme en la cama ya me desvelo de nuevo, así que cojo mi teléfono y empiezo a bichear Instagram.

Veo que Lisa me ha hablado hace un par de horas por un mensaje directo preguntándome si voy a pasarme por su casa esta semana. La verdad es que no me apetece ni responderle. Sigo bajando fotos y fotos de mis seguidores hasta que llego al perfil de mi amigo Dan. Me aparece una foto de él entre dos chicas. Me hace reír porque Dan presume de ellas mientras que Zoe tiene cara de enfado por tener el brazo del chico por encima de sus hombros. Me resulta inevitable buscar su etiqueta y meterme en su perfil. 

Bien, no lo tiene privado. Fijándome en su foto de perfil,  parece una chica dulce y yo ya he descubierto que esta chica es insufrible. Solo hay que ver su cara cuando me ha visto en su sitio. No ha tenido desperdicio. Ayer Matt me comentó que ella iba a nuestro instituto y nada más entrar en clase la vi en la lista. Era imposible que hubiera otra Zoe en el instituto, la conocería. 

Solo me hizo falta un par de contactos para enterarme de cuál era su sitio habitual el curso pasado. No podía dejar escapar esa oportunidad después de lo que hizo en la fiesta. Intentó humillarme. A mí. Si algún día lo consigue de verdad, será lo último que esa chica haga antes de que le arruine la vida. 

Bicheo su perfil sin saber muy bien que estoy buscando y por qué ando metido en el perfil de esta chica tan desagradable. Veo fotos con su amiga pelirroja. La chica es maja. Creo haber oído que se llama Samanta o algo así. La muñeca parece que vive de fiesta todo el día. Descubro que ha estado de vacaciones en diferentes festivales este verano acompañada siempre por la chica del pelo llamativo. 

Por lo que veo, tiene un hermano, tal vez de un año menor que ella. Y solo he encontrado una foto sospechosa en la que sale demasiado abrazada a un tal Justin, pero no está etiquetado así que no tengo forma de saber quién es. Parece que tiene un tatuaje que cubre parte de su hombro y de su brazo pero no consigo ver qué es exactamente. Después de ver un par de fotos más de esta chica en bikini me duermo pensando en alguna forma de hacerla rabiar al día siguiente.

Por fin he dormido suficiente y me he despertado incluso un poco antes de que sonara mi alarma. Me he dado una ducha caliente y he desayunado un tazón de cereales gigante. Mientras me preparo para ir a clase me apunto en la mente que tengo que poner una lavadora si quiero tener ropa limpia durante la semana. Me meto por la cabeza una camiseta blanca lisa y me coloco unos vaqueros claros que me quedan sueltos y me resultan bastante cómodos, odio la ropa demasiado pegada a la piel. Cuando me miro en el espejo mientras me cepillo los dientes recuerdo que tengo que llamar a mi tatuador para pedirle cita pronto, estoy deseando hacerme lo que tengo en mente. Me gustaría llenarme el brazo entero y ya tengo varios diseños pensados. Me paso las manos por el pelo oscuro antes de salir por la puerta con la mochila en el hombro.

CONFESIONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora