CAPÍTULO 28

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CAPÍTULO 28

(Kylian)

Me cuesta separarme de Zoe, como ocurre últimamente, tal vez demasiado. Intento no mirar atrás aunque tengo unas ganas horribles de volverme y besarla de nuevo. Hago uso del poco autocontrol que me queda en el cuerpo y continúo caminando hasta llegar a la mesa donde se encuentran los chicos y Sabrina. Nada más llegar le comento a la pelirroja que su amiga la espera fuera. Mi cara es totalmente neutra, no me apetece contar nada sobre Zoe y yo y solo espero que no me pregunten absolutamente nada respecto al tema.

Sabrina se despide de todos de la misma forma, levantando su mano pero a Matt le da un beso rápido en la mejilla antes de salir corriendo por la puerta en busca de mi chica insufrible. En cuanto los chicos nos quedamos solos noto como todos me miran con ojos inquisidores esperando a que cuente algo pero van a quedarse con las ganas de ello. Lo único que hago es darle un sorbo a mi cerveza y mirar hacia otro lado permaneciendo callado.

- ¿En serio no vas a contarnos qué coño acaba de pasar ahí? – pregunta Dan.

- No quiero hablar de ello – respondo de una forma muy seca.

- ¿Te gusta Zoe Sanders? – cuestiona Dan.

- ¿Qué? No...

- Pero es tu nuevo reto ¿Cierto?

- Sí, eso es – respondo sin saber muy bien por qué lo he dicho.

- Te advertí que esa chica no es como las demás – interviene Matt.

- Lo sé, por eso es un reto mayor– digo con cara de sinvergüenza.

- Pues a mí me parece buena chica, no deberías jugar con ella – comenta Nick.

- Lo único que me importa es que está buena – respondo muy serio.

- ¿Ella sabe que te estás tirando a Lisa a la vez que intentas ligártela? – pregunta Leo – porque podría haber sido ella quién encontrara las braguitas en tu coche, deberías tener más cuidado sino quieres que esta chica te pegue una paliza.

Todos comienzan a reírse a carcajadas recordándome sin parar que Zoe es diferente al resto, como si yo no lo supiera. Zoe no es que sea diferente al resto, es que es única. Me gusta demasiado, pero no quiero que nadie lo sepa, al menos por ahora, se convertiría en mi debilidad y mucha gente que me odia iría a por ella. 

Me niego a que algo así ocurra. No soportaría la idea de ver cómo le hacen daño. Ella es muy fuerte pero también la he visto en alguna ocasión muy débil y eso no me gusta. La idea de que Zoe sufra por culpa de mis movidas hace que me entren náuseas solo con imaginarlo. Tengo que protegerla y dejando claro a todo el mundo que ella no me importa hace que esté a salvo.

Después de dejar a Matt en su casa y al resto en un centro comercial como me han indicado, conduzco en dirección a casa de mi abuela, han pasado días desde que le dije que iría a hablar con ella y ésta mañana ha entrado en casa supongo que con intención de hablar del tema pero por Zoe ha disimulado, estoy seguro de ello.

Ella vive cerca de mi casa pero al llegar a su hogar me doy cuenta una vez más de la diferencia de aspecto que tiene en comparación a la mía. Su difunto marido tenía mucho dinero y no hay más que ver los jardines que rodean la casa. Entro por la puerta principal sin llamar como hago cada vez que vengo. 

Deslizo mis pies muy despacio hasta llegar al amplio salón rodeado de ventanales cubiertos por cortinas blancas casi transparentes. Sentada en el sofá encuentro a mi abuela totalmente arreglada, como siempre. Le encanta ir bien vestida y cubierta de joyas. Diría que nunca la he visto con el pelo recogido, lo lleva perfectamente peinado, sus ondas rubias caen por sus hombros y sus ojos azules se mueven hacia mí en cuanto me ve.

CONFESIONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora