CAPÍTULO 6

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CAPÍTULO 6

(Kylian)

Arranco el motor de mi coche y me dirijo por la carretera mientras giro la cabeza hacia el asiento del copiloto y fijo mis ojos en la chica que se encuentra sentada ahí. Observo como mira por el retrovisor a ese capullo plantado en el jardín de su casa. Se limpia el sudor de sus manos en los vaqueros y resopla sin decir nada. 

Supongo que estará pensando en sus cosas mientras posa su mirada en lo que la ventanilla de mi coche le deja ver, aunque sé que realmente su mente está en otro sitio, y aprovecho la situación para mirar cada detalle de su físico. 

Su piel es pálida pero cada vez que me ha tocado para empujarme por toda su casa he podido notar la suavidad y calidez de sus dedos. Su cabello continúa estando mojado y la gomilla que llevaba medio enredada se le ha debido de caer porque algunos mechones le tapan parte de su cara. No lleva una pizca de maquillaje y la verdad es que no le hace falta, esos ojos verdes resaltan demasiado para fijarte en cualquier otro detalle de su rostro. 

Me fijo en su camiseta negra ancha y no entiendo por qué se oculta bajo ese trapo horrible pudiendo vestir con ropa ajustada, tiene un cuerpazo y las pocas veces que la he visto suele ir con ropa holgada. Hasta ahora no me había dado cuenta del tatuaje que cubre su muñeca izquierda, debe de habérselo hecho hace poco ya que en las fotos que vi de ella en verano no lo vi, parece una pluma donde la punta se entrelaza y forma el símbolo de infinito, dejando espacio para la palabra "libre" con letra cursiva todo en tinta de color negro. Ver como las gotas caen al asiento de mi coche me cabrea. 

No sé qué coño estoy haciendo con mi vida, después de conocer a esta chica en la fiesta el otro día, estoy haciendo cosas inhabituales. Las chicas son las que me buscan no yo a ellas y sin embargo, parece que soy yo el que va detrás de Zoe todo el tiempo, aunque es solo porque me divierte picarla. Cuando estoy convenciéndome a mí mismo con mis pensamientos Zoe gira su cara hacia a mí y puedo ver como se sonrojan sus mejillas antes de decirme:

- ¿Te divierte mirarme?

- Más bien me cabrea que esté mojando todo el asiento con tu pelo – le digo cortante, evitando que pueda escuchar mis pensamientos de hace unos segundos.

- Por un momento pensé que no eras tan capullo pero veo como el imbécil ha vuelto a ser el mismo que conocí hace apenas tres días – responde con su rostro enfadado.

- Mira muñeca, si estás montada en mi coche es porque paso de que todo el instituto se entere de lo que he tenido que hacer en tu casa porque tengas un padre del siglo pasado, pero no pienso permitirte que me insultes – le suelto, y antes de que le dé tiempo a decir nada freno en seco junto a una acera del vecindario de al lado por el que me he metido sin darme cuenta por estar metido en mis pensamientos sobre ella y le pido que salga de mi coche sin mirarle a la cara – Y por cierto, espero que te curres bien el trabajo, quiero sacar buena nota. – tras escuchar esa frase Zoe sale del coche sin dirigirme la palabra pero matándome con la mirada echa una furia. Salgo disparado y lo único que veo por el retrovisor es una chica enfurecida cubierta del humo que mi coche acaba de dejar a su paso.

Mientras conduzco sin rumbo a toda velocidad me siento extraño. No sabría decir en qué estado de ánimo me encuentro. Me siento orgulloso por haberle dado a esa chica otra lección por atreverse a hablarme como lo hace. Haberle obligado a salir de mi coche en un sitio que no se ni dónde era, espero que le sirva para tenerme más respeto. No sé por qué pero estoy furioso. Aprieto las manos en el volante y veo como mis nudillos cada vez están más blancos por la fuerza que hago con los dedos. 

Me encuentro tensando la mandíbula cuando mi móvil vibra en mi bolsillo, en unos segundos consigo sacarlo y el nombre de Lisa aparece en la pantalla. Creo que ya se lo que necesito, y nada más descolgar le ordeno a Lisa que en cinco minutos estoy en su casa y que quiero que me espere sin ningún tipo de ropa sobre su cuerpo.

CONFESIONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora