CAPÍTULO 8

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CAPÍTULO 8

(Kylian)

No entiendo de qué coño se están riendo esas dos taradas pero llaman más mi atención que la chica que tengo delante de mí, mi supuesta cita. Ivi es una chica bajita, de piel morena, con el pelo muy largo oscuro y tiene un rostro muy peculiar, parece que siempre está enfadada, pero tiene unas tetas enormes y por ese motivo le dije a mi amigo que aceptaba la invitación con ella y Sarah, a quien conozco desde hace varios años y a quien tengo prohibido tocar por ser la prima de él. Solo me enrollé con ella hará unos 3 años, pero obviamente Matt no sabe nada de ello, y Sarah y yo hacemos como que nunca ha pasado. 

Necesito que me traigan ya la comida e irme a la fiesta a la que Matt quiere llevarnos, hoy me apetece salir y pasarlo bien en un sitio así, además en una casa grande puedo perderme y no tener que aguantar a esta chica hueca. Justo cuando el camarero me trae la comida veo como Zoe levanta sus largas piernas del sofá en el que se encontraba y se dirige hacia el baño diría, porque deja a su amiga sola. Me da igual que me pille observándola, quiero recorrerla de arriba abajo con mi mirada, y eso hago. 

Esa camiseta que lleva de transparencia deja ver perfectamente que tiene bastantes tatuajes, aparte del dibujo grande que lleva en el brazo y el hombro derecho, tiene algo en el costado y otro en la parte inferior de su brazo izquierdo. Con el pelo suelto no puedo comprobar si tiene alguno más en la espalda. Lleva unos taconazos bien altos pero diría que aun así no me supera en altura, aunque por poco. Sigo comiendo las patatas de mi plato ya que siempre me las como antes que la hamburguesa y pasa por delante de mi otra vez para reunirse con su amiga. No me cruza la mirada en ningún momento pero sabe perfectamente que la estoy mirando, puedo notarlo. Y aunque no fije sus ojos en mí, puedo ver lo que sobresaltan esos ojos verdes con el maquillaje que ha decidido ponerse hoy. 

Solo con ver unos segundos semejante cuerpo andar de un lado a otro por el restaurante han empezado a apretarme los pantalones por la zona de mi entrepierna, así que miro hacia otro lado y decido probar mi hamburguesa, mientras escucho su risa peculiar al salir por la puerta. Joder, esas chicas siempre se están riendo.

Cojo una servilleta para limpiarme las manos y sin querer me rozo la zona donde me he marcado con tinta negra. Joder, aún me duele si lo toco. Tengo la piel demasiado sensible y realmente no debería ni hacerme tatuajes según me dijeron los médicos pero paso de todos, hago lo que quiero. Sin ni siquiera avisar al resto de personas con las que comparto mesa, me dirijo hacia el baño. Una vez que he acabado me subo la cremallera de mi pantalón beige el cual me queda ancho por tener unas piernas tan finas, y me miro al espejo. 

Parece que el piercing tragus de la oreja no sigue hinchado aunque me lo haya hecho esta mañana antes del tatuaje, eso me alegra porque así no me molestará esta noche. Me lavo las manos en el lavabo con cuidado de no salpicar ya que llevo una camiseta de color claro. Me seco las manos en mi pelo dándome un poco de forma y me coloco bien mi cadena en el lateral del pantalón, ya que esta se había soltado de un extremo.

Pronto me encuentro de nuevo sentado en esa mesa en la que no me siento para nada cómodo y estoy deseando salir de allí. Hoy llevo yo mi coche así que me toca poder beberme solo un par de copas como mucho, cosa que me cabrea ya que hoy necesito emborracharme, me apetece bastante después de esta larga semana.

En apenas quince minutos salimos del restaurante y Matt permanece a mi lado cuando nos dirigimos los cuatro a mi coche.

- Tío, ¿Qué te ocurre? Parece que no estás con nosotros – me dice con una voz tan baja que apenas puedo oírle.

- Nada, montaos – ordeno a los tres, indicando con mi cabeza la dirección de mi coche.

Acelero lo máximo posible para llegar cuanto antes. Agradezco que Matt pusiera la música lo bastante alta como para no tener que oír nada de lo que dijeran, puesto que no me interesaba lo más mínimo. Por fin la tortura de compartir un sitio cerrado con esas chicas se acaba y aparco mi coche a apenas unos metros de donde se encuentra la entrada de la casa de Gustav. Éste es un chico que conozco desde hace tiempo, es un buen tipo y tiene mi edad, también repitió el primer curso de instituto como yo. Es bastante pijo pero nunca he tenido ningún problema con él.

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