CAPÍTULO 32

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CAPÍTULO 32

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CAPÍTULO 32

(Kylian)

No sé qué coño estoy haciendo. Acabo de aceptar contarle algo que no quiero que sepa. ¿Tanto le cuesta hacer lo que le pido? Mantenerla lejos de Carter es lo único que necesito. Haré todo lo posible para que ese cabrón no le toque ni un pelo a mi chica. Se suponía que era fácil, todos creían que era hijo único, solo Matt que me conoce desde el colegio sabe que tengo un hermano pero también sabe perfectamente que para mí está muerto desde hace muchos años y nunca hablamos de ello, de modo que Zoe nunca habría sabido de su existencia.

Sigo sin entender por qué mierda ha tenido que volver a Los Ángeles y mi chica insufrible no para de hacer preguntas sobre mi relación con él, obviamente no pienso contarle el principal de los motivos que se fueron acumulando para que llegara a odiarlo, le contaré solo una parte y espero que sea suficiente para que no vuelva a hablar sobre ello ya que para mí es un tema tabú.

- Está bien, te lo contaré – suelto después de meditarlo.

- Te escucho – contesta intrigada.

- Carter tiene veintitrés años, cuatro años más que yo. Desde pequeños nunca nos hemos llevado muy bien, hemos sido unos hermanos muy despegados, cada uno iba a su bola. El solía tener muchos líos, desde muy joven comenzó a fumar hierba y a meterse sabe dios qué. A menudo llegaban chicos con muy mala pinta a mi casa para comprar drogas que mi hermano vendía y que mis padres no sabían porque pasaban el día fuera de casa trabajando. Otras muchas veces incluso venían tipos muy fuertes y con un aspecto muy desagradable que no me hacía ninguna gracia dejar entrar en casa, pero era pequeño, tenía unos once o doce años y solo hacia lo que mi hermano me decía, a veces incluso yo era quien tenía que darles la mercancía a cambio del dinero cuando mi hermano salía. Alguna que otra vez llegaba a casa con la cara magullada y el torso cubierto de moratones preocupantes, se pasaba días en su cuarto hasta que se recuperaba. Mis padres realmente sabían que tenía problemas pero hacían creer que no sabían nada. Con frecuencia traía chicas a casa y cuando yo estaba a punto de cumplir los catorce años comencé a interesarme por las mujeres. Ellas también se fijaban en mí ya que siempre he parecido mayor. Carter me hacía putada tras putada en mi vida diaria, siempre le ha gustado joderme de cualquier forma y un día encontré una manera de poder fastidiarle un poco. Empecé a tirarme a todas las chicas con las que él salía provocando que prefirieran estar conmigo mejor que con él. Eso no le molestó lo suficiente ya que aquellas chicas no le importaban demasiado. Él comenzó a jugar a ese mismo juego con las chicas que a mí me interesaban. La última vez que jugué a ese estúpido juego que en su momento me parecía la mejor idea del mundo, fue con una chica de la que él estaba enamorado. Odiaba ver que se le dibujara una sonrisa estúpida en su cara cada vez que hablaba de ella o la veía mientras yo estaba solo además de aguantar día tras día todas sus mierdas. Conseguir a la chica no me resulto nada difícil, se ve que ella no estaba enamorada de él, incluso llegó a enamorarse de mí pero yo no la quería de ese modo, ni de ningún otro, no me interesaba lo más mínimo, lo único que quise sacar de todo ello fue hacerle el máximo daño a mi hermano y ella era su única debilidad. Después de enterarse nos peleamos a golpes sin parar, haciéndonos bastante daño el uno al otro. Ambos dimos y recibimos casi por igual. Cuando seguíamos matándonos a golpes en casa, mi madre apareció y consiguió separarnos, no con su fuerza, sino a gritos. Al verla fui yo quien le quito las manos de encima a Carter parando aquella maldita pelea que no iba a acabar bien. Si ella no hubiera aparecido no sé qué habría sucedido. Después de aquello mi madre le pidió que se marchara a otra ciudad y comenzar una nueva vida. Desde que salió de casa hace cinco años no he sabido nada de él hasta que al llegar a aquí comenzó a llamarme sin parar, pero no quiero saber absolutamente nada que tenga que ver con él y todas su mierdas – hago una pausa para mirar a esos ojos verdes que me miran con su máxima atención y no consigo descifrar su expresión – Zoe, no sé con qué intenciones ha vuelto a la ciudad, pero me asusta que quiera hacer todo lo posible por hacerme daño y para ello te utilice a ti.

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