CONFESIONES

CAPÍTULO 16

CAPÍTULO 16

(Kylian)

Noto sus brazos rodear mi cuerpo y aferrándose a él de tal forma que casi no puedo respirar. He bebido más de la cuenta creyendo que aún quedaban horas antes de irnos dándome tiempo a que se me pasara el mareo pero no podía dejar a esta chica en la fiesta después de romperle la nariz a la otra. Mis ojos no daban crédito de lo que han visto suceder en esa sala. Ya he podido comprobar que Zoe no es como las otras chicas. 

Ella es más fuerte. No se anda con tonterías, pero no me esperaba para nada que justo después de bailar de esa forma tan descarada mirándome y provocándome con sus movimientos, fuera a hacer lo que ha acabado haciendo. Joder, pensaba que venía hacia a mí. No sé qué habría pasado si no hubiera visto a esos dos enrollarse. Bueno sí lo sé, la hubiera arrastrado hacia a mí, y la hubiera besado con fuerza, notando su piel caliente entre mis manos. Sé que ella lo desea tanto como yo.

Esta vez conduzco mi moto con más calma ya que tengo menos reflejos que cuando íbamos hacia la fiesta al comienzo de la tarde. Zoe aún sigue bajo los efectos del alcohol y del éxtasis. Ella ha bebido bastante más que yo y la mezcla con la droga creo que le está pasando factura. Pienso en que no puedo dejar que entre en ese estado en casa y además llevando encima solo una camiseta cubriendo su cuerpo. Su madre, que ya me conoce, me mataría por traerla de vuelta así, y no me conviene llevarme mal con esa mujer. Además por lo que ha contado antes la chica insufrible, está castigada y ha salido sin permiso de sus padres, le va a caer una buena. Decido desviarme del camino a su casa y llevarla hacia otro sitio. Debe despejarse un poco.

Introduzco mi moto por un camino de arena por el que nos mantenemos pocos minutos hasta llegar a un mirador desde donde se ve parte de la ciudad ya iluminada debido a la hora en la que nos encontramos, aunque sigue habiendo aun algunos rayos de sol. Apago el motor y me suelto delicadamente de los brazos de Zoe para bajar de la moto. Me giro hacia ella con mi camiseta puesta y me estremezco.

- ¿Qué hacemos aquí? – me pregunta.

- No puedo dejar que llegues a casa en este estado, tu madre me cortaría las pelotas – suelto riéndome - ¿Te encuentras mejor?

- No lo sé. Todo me da vueltas y tengo frío aunque esté sudando. – me explica confusa.

- Nos quedaremos aquí un rato hasta que te despejes un poco, el aire de aquí te vendrá bien.

La chica de ojos verdes se cambia de posición y se coloca sentada de lado encima de la moto dejando suficiente espacio entre sus piernas para posar mi cuerpo pero de momento permanezco a un lado.

- No es la primera vez que pegas a alguien ¿verdad?

- Tampoco será la última – responde mirando al suelo.

- Bueno, a tu lista de tareas en la fiesta puedes sumar una rotura de nariz – suelto riéndome a carcajadas. Hasta que me fijo en su mano hinchada - ¿Te duele?

- Un poco, esa estúpida tiene la cara bien dura.

- Eres una chica fuerte.

- Este sitio es muy bonito, nunca había estado aquí - Responde cambiando de tema.

- Lo es. Suelo venir solo, cuando quiero que se me pase un poco la borrachera. Contigo es más divertido.

- ¿Te hago gracia?

- Sí, me gusta ver como mi camiseta te sirve de vestido – le digo enseñándole media sonrisa – Aunque me gustaba más verte en biquini.