CAPÍTULO 38

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CAPÍTULO 38

(Kylian)

Mi chica insufrible mostró una sonrisa al mismo tiempo que achinaba sus ojos al escuchar mis palabras. Su reacción me gustó ya que no se interpuso en lo que tenía planeado para nosotros en el día de hoy. Esperé a que dejara su maleta de clase en casa ya que no la iba a necesitar y al regresar a mí en apenas un par de minutos le ayudé a colocarse el casco sobre su cabeza. 

Mientras lo hacía me fijaba en la impaciencia que mostraban sus ojos por saber qué íbamos a hacer. La conozco y sé que pretende aparentar serenidad pero lo cierto es que por dentro de esa cabecita no paran de pasar todo tipo de pensamientos, ya no puede ocultarme ese tipo de detalles que reconozco de inmediato.

Podría haberla ayudado a montarse en la moto pero ver el show que estaba montando para conseguirlo ella sola me gustaba. En el momento en que lo hace yo disimulo, tardando más del necesario y habitual en colocar mi casco, observándola y riéndome de forma silenciosa. Al menos ahora lleva pantalones. Después de un largo rato Zoe ya está sentada de forma correcta y gira su rostro hacia el mío.

- Ni una palabra, o ese casco no te servirá de nada – me dice mientras continúo sonriendo.

Supongo que el casco me tapa la boca y no ve mi sonrisa inmensa pero diría que la forma en que tengo los ojos ahora mismo me delata. Le hago caso y me monto en mi moto delante de ella, dejando apenas unos centímetros de espacio entre nosotros que ella elimina para abrazarse a mi cintura.

Algo dentro de mí me dice que donde pienso llevarla le va a gustar. El lugar está algo lejos de la zona donde nos encontramos ahora mismo y por eso he decidido hoy usar mi moto. Por la parte que tenemos que cruzar de la ciudad, será más rápido así. Después de unos minutos en carretera entre más y más edificios, salimos a un camino en el que solamente estamos rodeados de naturaleza. El paisaje tiene un color completamente verde y la luz del sol desde arriba lo hace aún más llamativo.

Tras un largo número de curvas que hemos pasado llega una recta en la que no se ve el fin de la misma y cuando me fijo en Zoe a través del retrovisor, me encuentro a mi chica insufrible con la cabeza hacia atrás soltando sus brazos muy poco a poco de mi cuerpo y poniéndolos en posición de cruz, abriéndolos sintiendo el aire que nos golpea de frente.

Por un momento me asusta lo que hace y la idea de ver que no se agarra a nada no me gusta pero al verla disfrutar con los ojos cerrados me hace disfrutar también a mí y no le digo nada. Pronto vuelven las curvas y yo freno poco a poco para mantener el equilibrio en ellas. Zoe repite el gesto de rodear mi torso con sus brazos y se agarra fuerte, de esa forma continuamos hasta llegar a nuestro lugar de destino.

El lugar en el que nos encontramos está bastante desierto, de hecho solo está el recinto donde se realiza la actividad a la que he traído a Zoe. Estaciono la moto cerca de la entrada y ambos nos bajamos quitándonos a la vez los cascos y colocándolos en nuestros codos para entrar dentro. Su pelo está algo revuelto y se lo sacude con sus manos intentando desenredarlo pero parece que es una difícil tarea. Gira su cabeza en dirección a todas partes y yo estoy esperando a que manifieste sus pensamientos y sus dudas ya que es algo que la caracteriza tanto.

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