(COMPLETA)
Zoe y Kylian, dos jóvenes que viven sin tener en cuenta las consecuencias que pueden traer sus actos. Pero cuando sus caminos se cruzan, ya nada vuelve a ser lo mismo. Demasiados secretos, demasiado que confesar. ¿Serán capaces de seguir...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
CAPÍTULO 39
(Zoe)
Mientras nos dirigimos a nuestro próximo destino, por mi mente pasa una y otra vez el recuerdo de esa sensación de libertad que he tenido hace un rato. Eso es lo que siento cuando tengo el control de algo, cuando soy yo quien pone los límites, me gusta confiar en mí misma, es algo que me ha costado aprender y desde entonces disfruto muchísimo en momentos así en los que de verdad me siento bien conmigo misma.
Un subidón de adrenalina entró en mi cuerpo hace un rato y desde entonces no se ha ido. Otra vez me siento viva, hacía mucho tiempo que no me sentía tan bien. Kylian me demuestra que confía en mí dejándome al mando en varias ocasiones y eso me gusta, ya que apenas nadie lo hace.
No tengo ni idea de a dónde nos dirigimos pero aun así sé que va a gustarme, aún no me ha defraudado en ese aspecto , incluso le dejó la elección de la comida y suele acertar, de modo que me mantengo a la espera de conocer el siguiente paso en sus planes del día. Estamos volviendo a la ciudad y Kylian aparca su moto en frente de una famosa sala de juegos que hay justo entre varias tiendas de alto prestigio de Los Ángeles.
- ¿una sala de juegos? – pregunto.
- Sí, quiero patearte el culo en distintos juegos – se atreve a decirme.
- Pareces muy seguro de ello.
- Lo estoy, muñeca. Vayamos dentro.
Abre la puerta de cristal empujando con una de sus manos y me indica que la cruce mientras él la sujeta y después se coloca detrás de mí observando girando su cabeza de lado a lado.
- Te dejo elegir – indica.
- Empecemos por unos bolos.
La mujer de mediana edad que está detrás del mostrador nos pide el número de pie de cada uno y a cambio nos facilita unos zapatos adecuados para jugar a la vez que nos asigna una pista para que nuestro juego comience. Nos colocamos los zapatos realmente horribles que nos obligan a ponernos y me fijo en que es Kylian quien debe tirar primero ya que su nombre aparece en la pantalla. Mientras el coge la bola y se prepara para tirar yo comienzo a estirar subiendo los brazos dejando que se ría de mí por lo que hago.
- Conozco a gente que se ha lesionado jugando a los bolos, ¿Sabes? – le informo muy seria.
Mi chico de ojos claros se dirige para hacer su primer lanzamiento riéndose y moviendo la cabeza de lado a lado en forma de negación. Lanza el bolo con su mano derecha y tira todos los bolos menos un par de ellos.
- No ha estado mal – le suelto cuando me mira con cara de satisfacción.
Me preparo para hacer uso de mi turno y cojo una bola de color naranja que parece ser la que menos pesa ya que admito que yo no tengo tanta fuerza como él y la lanzo consiguiendo hacer un pleno. Me giro sobre mi misma dando saltitos y acercándome a él haciendo un baile estúpido moviendo de lado a lado mis caderas y los brazos en el aire. Esta primera vez no consigo que se ría, parece molesto porque voy ganando, pero a la cuarta vez que consigo hacer un pleno y le muestro mi baile especial de los plenos acaba formando una curva hacia arriba con sus labios. Sabía que no podía aguantar más la risa. Tras unas cuantas tiradas más la partida se acaba y por supuesto, he ganado.
