CONFESIONES

CAPÍTULO 19

CAPÍTULO 19

(Zoe)

Menos mal que no me apunte a clase de gimnasia, sino coincidiría con el imbécil y me sentiría ridícula haciendo todo tipo de deportes siendo tan mala como soy en todos. Se me dan verdaderamente mal. Solo se me da bien correr, por lo que parece. Seguimos en clase de literatura y el chico con los ojos más increíble que he visto nunca me ha hecho una proposición. Aun no le he contestado nada y la conversación que tuve ayer con Mike retumba en mi cabeza.

- Zoe, no sabía que tratabas con ese capullo. Yo realmente no le conozco, ni siquiera sabría decir quien es si lo veo en persona. Pero muchos le conocen demasiado bien. Su nombre es muy conocido. Hay muchos rumores que no sé si serán ciertos pero se dice que es el mayor hijo de puta que hay, tanto por las tías como por los líos en los que se mete. Tú ya eres mayorcita y no voy a decirte lo que tienes que hacer, solo te pido que tengas mucho cuidado y antes de que él te haga daño, házselo tú. Te conozco y sé que cuando alguien se te mete entre las cejas no hay quien te pare, así que si quieres utiliza a ese tío pero no te enamores, no permitas que eso ocurra, no sé lo que haría si alguien te volviese a hacer daño – me explicaba y aconsejaba Mike mientras yo solo lo escuchaba sin decir nada, hasta que por fin tuve algo que decir.

- No te preocupes, como tú dices, para mi es solo un reto, una vez que consiga lo que quiero, lo olvidaré – le tranquilizaba.

- Solo espero no tener que romperle las piernas nunca, hermanita – me suplicaba haciéndome sonreír.

No voy a caer en sus redes como él quiere, más bien Kylian será uno más. Como siempre. Igual que ha sucedido con Justin, acabará suplicándome que le dé más de lo que quiero darle y entonces me buscaré a otro. Aunque vaya de dura, reconozco que los rumores que corren por ahí de mí no son ciertos. No he estado con medio instituto como seguramente se inventó Lisa.

Perdí la virginidad con Marcus quien me engatuso con casi 17 años haciéndome creer que yo le importaba permaneciendo a mi lado durante meses, hasta que por fin consiguió lo que quería y me dejó, permitiendo que me enterase que todo fue idea de Maggie, una vez más. Eso fue la gota que colmó el vaso. Al llegar a Los Ángeles conocí a Justin en una fiesta y con el tuve una relación buena hasta que la cagué y le fui infiel con otro chico. De modo que solo he tenido relaciones con Marcus y con Justin, pero creo que todo el mundo me tiene por una zorra. De todas formas no me importa, es mejor así. Me importa una mierda lo que digan de mí. Lo que si es cierto es que me he enrollado con un alto número de universitarios, me gusta disfrutar en las fiestas y supongo que por eso me he ganado la fama.

Con Kylian es diferente. Me gustaría llegar a algo más que enrollarnos ya que eso es algo que hemos hecho y sigo con ganas de algo más. Pero no dejaré que consiga enamorarme. Pararé antes.

Me encuentro en clase de historia y pronto va a finalizar, por tanto, la clase de gimnasia en la que se encuentra Kylian también debe acabar ya pronto. Tengo que darle una respuesta y aun no sé qué hacer. Él es un capullo y además tengo prohibido pasar tiempo con él, pero mis padres no se enterarían de nada, seria en horarios de clase y admito que me da curiosidad a dónde quiere ir. Me ha dicho que soy aburrida, será estúpido. Yo no soy aburrida. Me ha pedido que se lo demuestre, ¿cree que no me atrevo a hacer ciertas cosas? Ahora se va a enterar.

Suena el timbre que indica el final de clase y salgo pitando por la puerta después de charlar un poco con Sabrina aunque hemos quedado en hablar por teléfono cuando lleguemos a casa para que me cuente que es lo que sucedió con Matt ya que me ha dejado intrigada por no querer contármelo en clase.

Dejo mis libros en mi taquilla tras poner la combinación, y una vez que la cierro me dirijo dando unas fuertes pisadas hacia los vestuarios masculinos. Cada vez que tienen clase de gimnasia después tanto los chicos como las chicas van a darse una ducha a los vestuarios, así que decido colarme en el de ellos sin pensarlo dos veces para no arrepentirme aunque una vez que cruzo la puerta admito que maldecí el momento en el que se me ocurrió esa estúpida idea.