CONFESIONES

CAPÍTULO 43

CAPÍTULO 43

(Zoe)

Estoy más que cabreada. Noto la sangre hervir recorriéndome las venas de mi cuerpo. Podría haber ido tras él, haberle pisado los talones y haberle obligado a oírme pero después de escuchar sus duras palabras he preferido salir corriendo de ese lugar. Los latidos de mi corazón hacen acto de presencia de una forma muy brusca. 

Las manos me tiemblan y el sudor recorre mi frente. Más que caminar estoy casi corriendo en dirección a mi casa. Han pasado ya unos minutos desde que me alejé de Kylian y aun no entiendo por qué no me ha dado la oportunidad de explicarle todo como es debido. Recuerdo cuando la situación era inversa y yo le concedí al menos unos minutos en los que le escucharía, pero él no me ha permitido ni eso.

Estoy más que furiosa, con él por tratarme de esa forma tan distante y tan horrible, con su hermano por conseguir hacerme confiar en él para acabar usándome como cebo y acercarse a Kylian cuando es lo último que quería. Incluso estoy cabreada con mi propio hermano por haberme llamado antes y pedirme ese estúpido favor de tener que ir a su universidad, si no hubiera atendido esa maldita llamada ahora Kylian y yo estaríamos más que bien ¿o no? Ello me hace pensar si no hubiera sucedido cualquier otra cosa para hacernos discutir y acabar así. Odio esta sensación que siento ahora mismo. 

Por un momento sentía que Kylian era mi mejor apoyo y de golpe me ha tratado de esa forma tan fría. Estoy enfadada con todo el mundo pero en especial conmigo misma. Soy una estúpida, no debería confiar en absolutamente nadie. Algo que he aprendido conforme he ido creciendo es que estoy sola y que yo misma estoy por encima de todos.

Las palabras del imbécil retumban en mi cabeza sin cesar y ello hace que me sienta aún peor. Estoy a solo dos calles de mi hogar y aumento la velocidad de mis pasos para llegar cuanto antes. Cuando me doy cuenta ya estoy subiendo los escalones de mi casa de dos en dos en dirección a mi dormitorio. Por suerte Mike aún no ha regresado, de modo que estoy sola. Aun así cierro la puerta de mi cuarto y me tumbo boca arriba sobre el colchón.

Con ayuda de mis propios pies consigo quedarme descalza y flexiono las piernas levantando las rodillas y apoyando la planta de los pies en la cama. El corazón me late demasiado deprisa y es que aunque haya liberado algo de tensión corriendo en el camino a casa todavía continúo demasiado nerviosa e histérica. No pienso llorar. No se me ocurre soltar ni una sola lágrima, ya he pasado por cosas así demasiadas veces. Depositar plenamente mi confianza en alguien y que luego me den una patada.

Me incorporo lentamente y después de restregarme los ojos con los dedos busco mi móvil con la esperanza de ver alguna llamada o algún mensaje de Kylian. Después de cómo me ha tratado no pienso dirigirle la palabra pero si él intenta contactar conmigo aceptaré aunque sea para explicarle todo lo que ha pasado. Joder, no he hecho nada malo, todo ha surgido demasiado deprisa. Además, él no es nadie para prohibirme hablar con nadie.