CAPÍTULO 40
(Kylian)
He visto como a Zoe se le han iluminado esos ojos verdes enormes al ver algo que no consigo averiguar que es hasta unos segundos después cuando el chico se lo tiende para que lo reciba con su mano. Se gira hacia mí y con orgullo me lo acerca para que lo coja. Se trata de un llavero con una pequeña guitarra eléctrica toda de color plata y con notas musicales que sobresalen encima del mástil. He visto muchos llaveros del estilo pero este es diferente, parece más original por el tamaño y el color. Lo observo detenidamente y luego miro a Zoe quien parece estar esperando mi aprobación.
- ¿Te gusta? Al verlo me ha recordado mucho a ti – dice algo avergonzada.
- Me encanta – respondo antes de acercarme a ella y besarla.
Despacio salimos de la sala de juegos dejando atrás toda clase de sonidos fuertes mezclados. Una vez en la calle saco mis llaves del bolsillo de mis vaqueros claros y engancho mi nuevo llavero.
- ¿No tenías ningún llavero? – pregunta con curiosidad.
- No, nunca les he puesto ninguno.
- Qué raro eres – dice riéndose.
- Estaba esperando al llavero perfecto – digo dejándola calladita.
- Tengo hambre ¿Vamos a comer algo?
- Sí, yo también. Conozco un sitio cerca de aquí donde ponen pasta muy buena. ¿Quieres ir?
- Sí, esto está bien.
Decidimos ir andando debido a la cercanía del restaurante y me hace gracia ver como Zoe carga con su nuevo peluche en una de sus manos como si fuera una niña de tres años. Hoy está realmente preciosa, lleva un estilo muy simple y no le hace falta nada más. En unos minutos llegamos al restaurante.
Está un poco lleno y es que la mañana ha transcurrido muy deprisa. Cuando estoy a su lado pierdo la noción del tiempo, intento disfrutar de ella al máximo y si pienso en la hora solo es para comprobar que aún nos queda tiempo que pasar juntos. Agarro con firmeza a Zoe de la mano que le queda libre y entramos dentro del local buscando una mesa donde sentarnos para comer. Mi chica ojea la carta durante un buen rato pero acaba siguiendo mi consejo y pedimos raviolis de carne con salsa carbonara.
- Creo que puedo confiar en ti, hasta ahora no me has defraudado con la comida – suelta dejando la carta que tenía entre sus manos a un lado.
- ¿Te he defraudado en otra cosa?
- Bueno, jugando al billar he seguido provocándote pero no he conseguido lo que quería – suelta la muy sinvergüenza.
Al soltar esas palabras casi consigue hacer que me atragante con el buche que le he dado a mi refresco justo en ese instante. Suelto el vaso y me dirijo a ella con ojos de deseo.
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CONFESIONES
Teen Fiction(COMPLETA) Zoe y Kylian, dos jóvenes que viven sin tener en cuenta las consecuencias que pueden traer sus actos. Pero cuando sus caminos se cruzan, ya nada vuelve a ser lo mismo. Demasiados secretos, demasiado que confesar. ¿Serán capaces de seguir...