CAPÍTULO 34

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CAPÍTULO 34

(Kylian)

Mi chica me manda un mensaje pidiéndome que quedemos y pasemos la noche juntos y yo tengo que negarme a ello por los estúpidos de mis amigos. A media mañana Matt me avisó entre clase y clase que hoy había una fiesta, lo hizo delante de Jack y Harry y todos querían ir, no podía negarme, lo hice un par de veces antes de aceptar y todos creían que me ocurría algo extraño. Tengo que disimular si quiero que todo salga bien. Aunque cada minuto que pasa me entran más ganas de poner alguna excusa, recoger a Zoe y disfrutar de ella toda la noche.

He llegado a casa hace un rato y lo primero que he hecho ha sido eliminar todas las pruebas de que Lisa ha estado aquí. He guardado las mantas donde estaban y he puesto a lavar la ropa que le he dejado esta noche. Reviso el salón y el baño buscando algún tipo de prueba pero no encuentro nada. Aprovecho para arreglar un poco la casa y decido que es buen momento para poner la lavadora que tanto me hace falta ya, estoy empezando a quedarme sin ropa limpia. Dejo la cocina impecable después de dedicarle un buen rato.

Desde pequeño he tenido que hacerme cargo de la casa ya que mis padres trabajaban la mayor parte del tiempo fuera y mi hermano se pasaba el día encerrado en su cuarto o en la calle. Eso me ha ayudado a que no sea un problema vivir solo, aunque eso no quita que me de bastante pereza hacer las tareas de casa y apure al máximo.

Mientras estoy guardando algunas camisetas en mi armario comienza a sonar mi móvil dentro del bolsillo trasero de mis vaqueros. Cuando veo la pantalla me extraña ver el nombre de "mama", nunca suele llamarme a esta hora, en Inglaterra debe ser de madrugada.

- ¿Qué ocurre? – pregunto nervioso.

- ¡Hola, cariño!

- ¿Estás bien?

- Kylian estoy bien, solo estoy llamando a mi hijo para saber de él ya que está en la otra punta del planeta.

- Nunca llamas a esta hora – digo soltando todo el aire – me has asustado.

- Todos estamos bien, no te preocupes.

- Me alegro.

- ¿Y tú como estas, hijo?

- Genial, justo ahora estoy haciendo de amo de casa – le digo para que se sienta orgullosa.

- Eso está bien.

- ¿Cómo está tu brazo?

- Esta mejor, ya apenas me duele, el médico me dijo que pronto podré volver a tocar los instrumentos.

- Hijo si no estás bien ahí solo puedes decírnoslo y volveremos a casa cuanto antes.

- No, estoy bien, seguid disfrutando de vuestro trabajo y del país que sé que os encanta.

- Está bien, pero si cambias de opinión dínoslo.

- De acuerdo.

- ¿Hay alguna novedad por allí?

- No – respondo muy seco, ya sé por dónde va. Carter.

- ¿Nada?

- Nada, mamá.

- Bueno tengo que dejarte, hijo. Me he desvelado un poco y he aprovechado para hablar contigo pero ya vuelvo a la cama.

- Descansa, mamá.

- Buenas noches, cariño.

Cuelgo y suelto mi móvil sobre la cama antes de coger mi guitarra eléctrica y comenzar a probar algunos acordes. Después de unas horas ya que el tiempo se me pasa volando cuando aprendo nuevas canciones para tocar con la guitarra decido que es hora de prepararse para esa estúpida fiesta.

CONFESIONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora