|| Seis años ||

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La primera vez que conoció a alguien que no fuera de su círculo familiar más íntimo, fue porque había sido prácticamente obligado a hacerlo.

Nunca vio a sus tíos. Error y Fresh eran solo nombres que sus padres y hermanos se pasaban entre sí durante una plática. Jamás había querido verlos y más aún, no quería que lo vieran.

Era un crío con una mente subdesarrollada. Un Dios de la muerte debía acelerar el proceso de aprendizaje y madurez para acortar tiempo y emprender camino hacia su destino lo más pronto posible.

No estaba muy emocionado por la idea. De hecho, le hacía estremecer de horror.

Su mente lo preparaba todas las noches con imágenes grotescas, asesinatos en primera persona y gritos de agonía. La primera vez que lo mencionó, su padre le miró con tanta pena que solo quiso aventarle el juguete que traía en la mano. Es la preparación de un Dios de la muerte.

Como ir a la escuela solo que más trastornado.

No quería prepararse para algo que no quería. Había dejado de dormir hacía mucho tiempo. Podía considerarlo cuatro o cinco días, claro, eso le había generado una incontable cantidad de problemas a su cuerpo.

Tenía ojeras, sus ojos estaban decaídos y lo hacían lucir triste. Estaba encorvado y ciertamente agotado. No entendía la necesidad de sus padres por conocer a alguien que de seguro y solo saldría corriendo cuando supiera que su capacidad de matar era superior —y mucho peor—que la de su padre.

Tenía enfrente a un niño más o menos de su edad, un poco más alto, vistiendo ropas brillantes, de grandes ojos formando estrellas que parecían desbordar toda su emoción y una sonrisa que afirmaba su teoría de que no podía ser discreto.

Si no era discreto, entonces no le gustaba. Un punto menos.

Parecía alguien muy hablador, dos puntos menos.

Vestía como si Sailor Moon lo hubiera reclutado en su grupito, tres puntos menos.

Y sonreía como un tonto, cuatro puntos menos.

—Él es Palette. — Presentó papá Geno. Goth percibió esa preocupación en su rostro desde su vista periférica, angustia de su reacción quizá.

Detrás de Palette había alguien más, Ink. Había oído de él, había estado presente cuando hizo su primer asesinato. Había intentado consolarlo, pero claro, el pánico en su cara fue muy visible, y sin mencionar la histérica platica que se dio entre él y sus padres fuera de la casa creyendo que no lo escucharía.

Ink estaba aterrado de él. Debía saber que sus capacidades superaban las del Dios actual. Sí, él también temía de sí mismo. Entonces, si el miedo parecía ser el único sentimiento volátil, ¿por qué le habían traído a ese mocoso que parecía estar a punto de explotar?

— ¡Sí! ¡Soy Palette! ¡Eres Goth! ¡Estaba tan emocionado de conocerte, mucho gusto! —Ah, ahí estaba. La explosión del niño subiendo puntos a la gráfica de cosas que Goth ya odiaba de él. — ¡Estoy tan feliz! ¡Les dije a mis amigos que vendría a verte, pero no me creyeron! ¡¿Quieres ir a conocerlos algún día?! ¡Podríamos hacer una-!

—No. — Soltó a secas dejando a Palette paralizado por un momento, pero, pronto recobró la compostura.

— ¡Entonces, ¿qué quieres hacer?! ¡¿Capturar escarabajos?! ¡¿Perseguir gallinas?! ¡¿Pintar, jugar a la escondidas, ir a explorar algún AU?! — Goth levantó la vista al techo emitiendo un gruñido escandaloso atrayendo toda la atención.

—No quiero. — Declaró.

—Goth— llamó Geno. —, no seas grosero. —Susurró más como una súplica que como una reprimenda.

—Entonces, ¿qué quieres hacer? —A pesar de la pésima actitud y la hostilidad con la que Goth se dirigía hacia él, no borraba su emoción por hacer algo con su nuevo amigo.

—Nada.

— ¿Eh? Que aburrido...—Musitó con un puchero.

—Hm. — Goth se dio la vuelta y subió los peldaños devuelta a su cuarto. Apenas llegó al segundo piso descubrió a Sorell y Raven asomando la cabeza desde sus habitaciones, en cuanto lo vieron salieron disparados hacia abajo. Entablaron conversación con Palette que estaba dispuesto a ignorar, la puerta amortiguó las voces fácilmente.

Se metió en la cama arropándose hasta el cuello.

No iba a dormir, no quería dormir. Simplemente iba recostarse ahí a jugar en su consola hasta que la vida doblara las manos y le quitara aquella maldición. 

Just Call It Love || PothDonde viven las historias. Descúbrelo ahora