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—Te traje un regalo. —El sonido de la consola cesó, el juego había sido puesto en pausa. ¿Había capturado su atención? Había descubierto que Goth era algo materialista, era la única manera en la que podía obtener esa aceptación que buscaba.

La consola fue abandonada sobre la mesa y Goth se giró con los ojos llenos de curiosidad. Bajó de la silla y se hincó en el suelo frente a Palette y la caja envuelta en papel de regalo. 

En ocasiones así, Palette debía ser cuidadoso. Retrocedió cuando sintió al encapuchado demasiado cerca de él, en momentos así, Goth olvidaba por completo que su mínimo toque podía ser perjudicial. 

No era el chico de brillante inteligencia y repasaba y examinaba cada movimiento de quien estuviera enfrente. Dejaba de ser precavido y se volvía un niño. Solo eso.

Un niño que gustaba de recibir obsequios. 

Su único ojo visible se llenaba de brillo y emoción. 

Había supuesto que le gustaba recibir cajas misteriosas. Seres inanimados, no podía leerlos. Eso lo volvía emocionante. Amaba descubrir secretos y abrir una caja que se delatara a sí misma, era fascinante. 

La emoción de descubrir lo desconocido, de no saber lo que sucedería, de no saber que esperar le atraía. Como a todo mortal. 

Muchos lo negaban, pero había vida en Goth. 

Un alma cargada con los sentimientos de un niño. 

Le entregó la caja y su amigo la aceptó con gusto. Sin chistar, renegar o dudar. 

Retiró el papel sin cuidado, la única cosa con la que no era meticuloso era el papel floreado que le impedía acceder al contenido de la caja. Extrajo el iPod sin entender mucho el significado de aquel objeto cuadrado con botones al frente. Casi se sintió desilusionado y de alguna manera, estafado. 

¿Eso de qué le serviría? ¿Para qué era o qué? ¿Cambiaba el canal de la tele?

Palette se lo quitó de las manos con mucho cuidado, no opuso resistencia considerando que no se sentía impresionado ni interesado en ello. Y Palette, antes de que su amigo se alejara indignado, le extendió uno de los auriculares. 

Los ojos de Goth se abrieron de impresión. ¿Había más? ¿Más secretos que desenterrar de dentro de aquel aparato?

La emoción lo había vuelto a engullir, tomó el auricular y esperó. 

Palette lo lucía tan ansioso como él, con una tranquilidad exasperante reprodujo la primera canción de la lista con un suspiro. Goth se quedó inmóvil, atento, ansiando completar todos los secretos que ocultaba ese extraño objeto. El sonido lo envolvió. Eran tonos tranquilizantes y una tenue voz que no expresaba nada más que dolor. Se sumergió totalmente en ella hasta el punto que ignorar la existencia de Palette a su lado.

Pero, por primera vez parecía no importarle su desdén hacia él. Por la manera en la que se movía de lado a lado y disfrutaba de la canción, debía haberla oído antes. Claro, ¿por qué compartiría con él algo de lo que no tenía conocimiento y no sabría si era del gusto de alguno de los dos? 

Levantó la cara hacia Palette, el ambiente se había vuelto denso. Extraño a decir verdad. 

El movimiento de su cuerpo había cesado y esa alegría, esa sonrisa que expresaba lo mucho que le gustaba la melodía se había evaporado.  ¿Dónde estaba? ¿Por qué? 

Se sorprendió de la seriedad que se reflejaba en el rostro de Palette. Miraba el iPod fijamente en su mano. 

Tan melancólico y solitario.

Tan herido. 

Just Call It Love || PothDonde viven las historias. Descúbrelo ahora