Capítulo 11

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    Los retos.

Y como era de esperarse, al abrir la puerta, bueno si se puede decir abrir, porque tuve que hacer muchos movimientos para abrir la dichosa puerta. Ahí se encontraba mi crush con una sonrisa ladina.

— ¿Por qué siempre vienes a mi casa?, podría ir yo a la tuya de vez en cuando.- alzo las cejas y me cruzo de brazos.

— Te respondo en un segundo princesita, la razón es que mucho de los padres de mis conocidos trabajan en mi casa, por eso se llevan conmigo, supongo que se sentirán orgullosos de que sus padres trabajen para mi familia. Bueno la cuestión es que no quiero que sus padres te vean, porque se lo contarán a sus hijos y ellos sabrán que me llevo contigo.- hace un intento de risa y me mira. Yo solo asiento dolida, no entiendo porqué hay tanto problema en que la gente sepa que nos llevamos, no lo entiendo. Lo dejo pasar y él entra en casa. Varios minutos después se gira a ver la puerta y hace una llamada. — Dentro de un par de horas, vendrá el cerrajero y yo le pagaré. - yo frunzo el ceño en señal de desapobración. Iba a decirle algo pero tuve que cerrar mi boca al ver que miraba de esa manera tan intensa.  Avanzamos hacia el salón y nos sentamos en el sillón.

— Bueno y ¿qué tal las notas? - pregunto para sacar un tema de conversación y no estar en un silencio incómodo.

Él se gira a mirarme y me pongo a observar su cara. Tiene el pelo engominado en un perfecto tupé, no hay un pelo fuera de su sitio, me pregunto si habrá pasado por la peluquería o es hecho en casa. Sus ojos marrones tienen una mirada intensa, sus labios son finos, pero sonrosados. El labio de abajo es mucho más gordito que el de arriba, lo que le hace muy sexy. Cuando me doy cuenta que estoy mirando sus labios, desvío mi mirada a sus ojos y veo que me está mirando. La sangre corre por mis mejillas porque sé que se ha dado cuenta de que le he estado observando los labios , debido a que se pueden apreciar varios tonos oscuros en su mirada y eso solo puede ser una cosa: lujuria. Aún así, no desvío mi mirada.

— Pues la verdad, que bien princesita. Creo que tendré un diez en el examen de economía. - ruedo los ojos y bufo no es para nada creido.

— Ya sabes que estudiar, encima tiene muy buenas salidas. - le sonrío forzadamente ya que no es de mis asignaturas favoritas.

— Wow, parece que a una princesita, no se le da bien. - alza una ceja y yo me encojo de hombros, mirando al frente. Aún que en verdad me molesta que una asignatura me vaya a bajar la media. - Tal vez pueda ayudarte, princesita. - Me guiña el ojo y yo entrecierro los ojos desconfiada mirándolo. Parece sincero. Aunque no me fío.

— ¿Para qué quieres ayudarme?, ¿tu qué sacas en todo esto?, ¿qué es lo que quieres conseguir?- le interrogo, él me mira con una ceja alzada, con una expresión divertida en su cara.

— ¿Qué pasa?, ¿crees que hago las cosas para conseguir algo a cambio, princesita? No quiero nada, simplemente me han comunicado que no sé te dá bien economía y quería ayudarte siendo tu tutor. - me lo quedo mirando extrañada.

Me pongo a pensar cómo sería Eros como tutor y hago una mueca. Yo creo que no me voy a concentrar. Si hubiera sido una de sus conquistas, seguro que le habría dicho "mi tutor ¿de qué?, ¿de lengua?" y habrían terminando follando, en algún sitio de la casa. Solo de pensar que ha tenido relaciones sexuales con tanta gente me produce asco. Pero tampoco, puedo juzgar a una persona, por sus conquistas del pasado, porque entonces seré virgen toda la vida.

Casada con mi CrushDonde viven las historias. Descúbrelo ahora