Cap 14

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El primer reto.

Después de que Eros volviera, Owen nos dejo en un parque cerca del instituto. Solo de pensar que tengo que volver allí me hierve la sangre. Cierro mis puños, desvío mi mirada hacia uno de ellos, siento como mis uñas están dejando marcas en mi piel, debido a la presión. Siempre hago esto cuando algo me da rabia. Siento que Eros me está observando y cuando lo miro, mira hacia el frente.

— No deberías hacer eso con tus puños, te van a quedar marcas en la mano. - me lo quedo mirando extrañada, ¿desde cuándo se preocupa por mi? — no quiero ver a mi futura esposa con marcas en sus palmas de la mano. - solo ruedo los ojos y abro las palmas de mis manos, me siento en un banco y me pongo a observar. Veo a niños súper pequeños jugando unos detrás de otros, mientras las madres charlan entre ellas. Seguro que estarán hablando de algún madurito o de un jovenzuelo, quién sabe. También se puede observar diferentes tipos de pájaros, me encantan las aves. Estoy tan concentrada en mirar lo que tengo en frente que no me doy cuenta de que Eros, está sentado a mi lado, sonriéndome como un idiota.

Mmm, está muy raro, mejor abortamos misión, nos vamos a casa y mañana es otro día.

Ruperta es un buen plan, pero pasan dos cosas, uno no hay ningún transporte para llegar a casa y dos hay que cumplir el castigo.

Desvío mi mirada, ya que he escuchado un grito de uno de los niños. Hay un niño tirado en el suelo y ninguna de las madres se han dignado a ver lo que le pasaba, simplemente siguen hablando. Frunzo el ceño, me levanto y voy hacia el pequeño.

— Hey, pequeño, ¿qué ha pasado? - me agacho frente a él, levanta su cabecita y me mira con sus ojos llorosos. Se me rompe el corazón.

— Me he caído y me duele la rodilla. - observo su rodilla y veo que tiene un raspado. Él niño se pone las manos, en la cara y empieza a llorar. — me duele. - yo lo miro apenada y antes de que pueda contestar la madre del pequeño se digna a aparecer. Es rubia y viste muy bien , parece que tiene dinero.

— Pero Mikel, ¿qué ha pasado, la señorita ésta te ha hecho algo? - me echa una mirada con desdén y mi cara es un poema en estos momentos. Pero ¿quién se cree?, encima de que su hijo está llorando, no le hizo ni caso y encima me culpa a mí. El pequeño niega con la cabeza pero ella insiste. - Cariño, si te hizo algo dímelo, no te podrá hacer nada estoy aquí para protegerte. - Siento mi cara roja de rabia, esta mujer está mal de la cabeza.

— Mira señora, estaba tan interesante la charla que tenía con su amiguita que ni siquiera, se ha dado cuenta de que su hijo estaba llorando. Encima me culpa usted de haberle hecho algo a su hijo. No tiene usted vergüenza. — No me puedo quedar callada, porque reviento y me he guardado muchos insultos para no ser maleducada. Pero mi yo interior ya la estaría estrangulando. Ella me mira mal, coge a su hijo en brazos y se lo lleva.

— Wow, que madura has sido princesita. - de verdad que es como un gato, no se le escucha. Doy un respingo al escucharlo y él solo ríe. — Deberíamos ir a comer, princesita. - me sonríe de lado y me guiña el ojo.

— Está bien, pero pago yo, la otra vez pagaste tú y éramos tres. - nos miramos con el ceño fruncido. Se veía tan molesto como yo. Pero sin duda no voy a dejar que pague por mi.

— Yo tengo más dinero que tú, así que lo justo es que pague yo. - me mira con la misma expresión y yo alzo las cejas. No quiero que porque tengas más dinero, pague él, no quiero que parezca que el hombre siempre tiene que pagar todo, yo tengo dinero suficiente para pagar una comida, para eso trabajo.

— Ya sé que a ti no te cuesta una mierda conseguir dinero, pero no voy a dejar que pagues por "tener más dinero". - lo miro desafiante y él chasquea la legua.

Casada con mi CrushDonde viven las historias. Descúbrelo ahora