Cap 23

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El fantástico baile de graduación.

Una aclaracion: no pongáis la música hasta que no salga el nombre de la canción, porque no tendrá sentido y con lo va a pasar, no os quiero turbiar la canción... pero bueno si me desobedecéis allá vosotros.... 😱
Disfrutad de la lectura. 💗

Por la mañana habíamos tenido la última clase, ¿de quién fue la idea de tener clase normal el último día de clases? Espero que quién haya sido, haya corrido, porque como lo pille le reviento. Los profesores volvieron a repasar lo mismo que habían repetido la última semana "si te esfuerzas puedes sacar el exámen de selectividad sin problema", "la siguiente etapa es más dura que todas las anteriores" y muchas frases más.

Lo que nos sorprendió de los profesores fueron las palabras que nos dedicaron al acabar las clases, muchos de nosotros lloramos por sus palabras, más o menos por hacer un resumen nos habían dicho que valíamos mucho más que un examen, eso no nos hace valer, nos hace valer el poder lograr lo que nosotros deseamos. Algo muy lógico porque una persona puede ser extremadamente inteligente y esa inteligencia no se dá como materia de clase y ese alumno, a lo mejor no saca las mejores notas en cálculo, pero es muy bueno en otras cosas, como por ejemplo: cosiendo. Siempre nos han repetido esas palabras, nunca nos han dicho palabras hirientes, cosa que en algunos institutos si que te lo dicen, así que no nos podemos quejar.

Al salir me despedí de todo el mundo, parecía un animalito feliz, al cuál le daban una golosina, así de feliz estaba yo. Llegué al coche de mi madre nerviosa y pasé toda la tarde nerviosa.

A eso de las 20:00, me desvisto y me doy una ducha, cuando salgo, me pongo el vestido y los zapatos que me regalaron. Estoy mirándome en el espejo de mi habitación. La combinación es perfecta, aunque eso ya lo sabía porque me lo había probado el día que me compré el vestido. Faltaba ponerme algo de maquillaje y arreglarme un poco más el pelo. Llevaba esa ropa y me sentía hermosa, aunque me debería sentir hermosa con todas las vestimentas, pero hoy me siento fabulosa conmigo misma. Tengo ganas de comerme el mundo y de explotar de nervios al mismo tiempo.

Me pongo algo sencillo de maquillaje, nunca me ha gustado, la gente que se maquilla tanto y después cuando se sacan esas bases de maquillaje, no es la misma persona con la que has estado toda la noche. Cada persona tiene que sentirse bien consigo misma y si a la gente no le gusta, pues que les den. Una persona tanto sea hombre o mujer se puede comer el mundo ellos solos, sin nadie. Además la belleza es subjetiva.

Arlet me va a venir a recoger en su coche, ella no va, ya que es dos años mayor que yo. Abro la puerta y voy hacia el salón, mi familia me mira con la boca abierta y sonrío feliz de que vean así de hermosa. Después de muchos besos, abrazos, charlas, risas, escucho el pitido de un coche, así que salgo, me despido de mi familia y voy sonriendo hasta el coche de Arlet, con el corazón latiéndome a mil por hora. He estado nerviosa toda la tarde, ahora estoy atacada de los nervios. No quiero que nada salga mal. No quiero entrar en el instituto y darme de morros contra las escaleras. Pienso en miles de millones de catástrofes que puedan ocurrir pero una voz me saca de mi estado de ensoñamiento.

— Dios mío, pero, ¿este pivón de aquí es mi amiga? Me voy a cambiar de acera solo por ti, hermana. - me mira pícara desde dentro de el coche, me giña el ojo y yo solo me río pensando en lo loca que puede estar aquella rubia, que tanto adoro. Entro en el coche y la imagen de Dos se me pasa por la cabeza, sigue estando rara el último día no había ido a clase y Dos no es de faltar a clases. Estaba muy preocupada por su comportamiento. Solo espero que vaya al baile. — Hey, alegra esa cara que no vas a un entierro, vas a un baile de instituto, es por Dos, ¿verdad? - Arlet me conoce muy bien. Asiento y recuerdo la primera vez que nos juntamos las tres, fue cuando le dije a Dos que estaba trabajando, la llevé al restaurante y estaba Arlet, me dió un abrazo en cuanto me vió y después abrazó también a Dos. Arlet fue siempre muy efusiva. Cuando le explicamos el porqué la llamaba Dos, se empezó a reír, pero lo entendió perfectamente. — No te preocupes por eso, ahora piensa en el bombón, que vas a ver. - me guiña y yo solo la miro divertida, siempre ha sido así con el tema de Eros. Siempre le he contado la mayoría de las cosas, igual que a Dos.

Casada con mi CrushDonde viven las historias. Descúbrelo ahora