Capítulo 32

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Una luna de miel, diferente. (segunda parte)

Escucho su risa y es ahí cuando me doy cuenta de que se estaba burlando de mí. — Ojalá hubiera fotografiado tu cara. - le echo una mirada cargada de odio. ¿Cómo se atrevió! - Nuestros padres nos han dejado los pijamas encima de la mesita de noche. Lo sabrías si no te hubieras quedado aquí observándolo todo. - me guiña divertido, antes de echarse a andar hacia el pasillo de las habitaciones.

Camino hacia donde se ha dirigido. Hay varias habitaciones y baños, en el largo y ancho pasillo. Cuando llego al final, la última puerta tiene un cártel que pone: "Eros y Eve". Sonrío y la abro, dándome el lujo de observarlo todo: hay una cama de matrimonio, al lado derecho está la mesilla y encima de ella están los pijamas. También hay una pequeña TV en la pared. Camino hacia dentro de la habitación y me doy cuenta de que hay una puerta al fondo, supongo que será el baño, abro la puerta y tras esta hay una ducha enorme y me doy cuenta de que no tiene mampara.

De repente unas manos se ensanchan en mi cintura y doy un respingo de la impresión, me relajo cuando escucho la risa de Eros. Siento como apoya la cabeza en mi cuello y susurra: — Eres hermosa princesita y me vuelves loco. - me da un beso húmedo en el cuello y ladeo la cabeza para darle más accesibilidad. Mi respiración se entrecorta cuando lame la parte de atrás de mi oreja derecha.

Me giro para encararlo y sus ojos marrones tienen un tinte negro, debido a la lujuria y al deseo. No sé de dónde saco el valor, pero acorto la maldita distancia que nos separa y lo beso ferozmente, enrollando mis manos en su cuello. Nuestros labios y lenguas hacen un baile, rápido e intenso. Mis manos pasan de su cuello a su pelo y lo revuelvo. Suelto un quejido, ya que al estar engominado, se siente pegajoso y él sonríe.

Rompemos el beso por la falta de aire, nuestras frentes están juntas, sigo con los ojos cerrados e intentamos controlar nuestras respiraciones agitadas.

Se separa, entrelaza nuestras manos y me guía hasta la cama, al instante todos mis músculos se tensan y mi espalda está tan rígida, que me da miedo de que se pueda romper debido a la tensión que siento en estos momentos. Estamos a unos metros de la cama, me empuja hacia la cama y caigo sobre ella boca arriba así que veo como se posiciona encima de mí. No deja que todo su peso recaiga sobre mí, ya que se apoya en la cama con sus codos.

Empieza a dar besos húmedos bajo mi cuello y doy pequeños tirones a su cabello engominado. Cuando veo que empieza a bajar, lo paro. Él enseguida posa su vista en mis ojos y entiende sin necesidad de palabras, es tan increíble que puedas leer, como si de un libro se tratara, lo que siente una persona con una simple mirada.

Sé que él tiene ganas, pero no estoy preparada. Noto mis ojos aguarse e intento no llorar, cerrándolos . Odio sentirme así, odio no poder darle lo que él desea, pero es que no me siento segura, no por él si no por mí.

Siento como su mano cálida se instala en mi barbilla, sin embargo sigo con los ojos cerrados. Lo escucho suspirar y siento como traza tímidas caricias en mi barbilla. No quiero abrir los ojos. Me mataría si en sus ojos veo tristeza y decepción. — Princesita, abre los ojos y mírame, porfavor... - niego con la cabeza y no sé cuántos minutos pasan hasta que consigo armarme de valor y enfrentarlo. Cual es mi sorpresa cuando veo que no hay decepción ni tristeza en sus ojos. Si no más bien ¿entendimiento? Frunzo el ceño, confundida. — Evelyn, sé que la gente te habrá contado miles de cosas sobre mí, pero ya no soy esa persona. Puedo esperar el tiempo que necesites. No por no hacerlo hoy te voy a querer menos. Si lo hacemos, quiero que sea porque tú estés preparada y así lo deseas. No te voy a obligar a hacerlo. Mis sentimientos serán los mismos si deseas o no hacerlo esta noche. Si prefieres esperar, esperaré. Si prefieres hacerlo, lo haremos. Tómate el tiempo que necesites para decidirlo. Tenemos una vida entera juntos. - pega su frente a la mía y nos quedamos mirándonos uno al otro. A pesar de sus palabras no puedo evitar sentir un sentimiento de culpa instaurándose en mi pecho.

— Es que una luna de miel es para ya sabes... - desvío la mirada pero siento como se ruborizan mis mejillas.

— ¿Y qué? Nosotros somos mucho más que una tradición, que estemos de luna de miel no significa que tengamos que tener relaciones si o si. Esto no es como la antigüedad que había que intimar para demostrar que estamos casados.

No lo había visto de ese modo, no pensé que Eros llegaría a ser tan comprensible. Cuánto más tiempo paso a su lado, más me desconcierta, siento que yo puedo ser la causante de sus cambios y mi pecho revolotea.

¿Qué me estás haciendo Eros Smith?

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Vale, ¡¡ya voy preparando mi funeral!!! 😭

¡¡Perdónenme!! Pero van a tener que esperar un poquito más para que suceda lo que tiene que suceder. 🙊

Sé que en estos momentos me están odiando mucho y ¡¡lo siento mucho!!

Pero creo que es importante transmitir que algunas veces hay que romper las tradiciones y si alguien no está preparado, no lo hace y punto.

Os quiero mucho enserio, no se me enfaden ¿eh? :( ❤️

Cuenta sobre los libros en instagram: @uxia_om

Casada con mi CrushDonde viven las historias. Descúbrelo ahora