Capítulo 24.

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Diamantes oscuros.

Capítulo 24.

-Yo también- dije en un susurro. Liam seguía inclinado sobre mí y sentí su risita en mi cuello, al momento en que me plantó un beso. Mi piel se erizó.

-Vamos arriba.

Liam me jalaba con tanta fuerza que parecía que mi brazo iba a desprenderse. Estaba ansioso y yo me sentía igual, pero tener a sus trabajadores y Ronan abajo, me tenía un poco tensa.

-Llegamos- pasó el código y abrió la puerta rápidamente, dejándome pasar.

Corrió hacia mí y, con la fuerza de un hombre bien formado, me lanzó sobre la cama y sus perfectamente esculpidos labios atacaron con fiereza mi cuello, yo sentía que iba a desmayarme. Sentí que sacó mi chaqueta, sosteniendo mi cintura y ocupando su otra mano para deshacerse de la barrera de cuero. Cuando esta terminó en el frío piso, saqué su saco y tiré rápidamente de su corbata, Liam movía la cabeza para hacer todo más rápido y parecía aún más desesperado que yo. 

-Quiero tenerte ya- gruñó, yo quitaba su camisa blanca y él la jaló, rompiendo algunos botones con la fuerza. 

-Hazlo- pedí en jadeos. Subió mi blusa y levanté la cabeza para que esta saliese, Liam se quedó mirándome, y casi sentí pudor y vergüenza, sabía que no era la primera vez que alguien me veía, pero él era la clase de hombre que te hace sentir como si fuese tu primera vez en todo, en absolutamente todo. Y yo me sentía como una inexperta. 

-Hueles delicioso, Luna- olfateaba el monte que mis pechos formaban, dejando besos suaves sobre ellos. Sus manos grandes y suaves, moldeaban mi cuerpo y, sentí cómo desabrochó el sostén con una mano, sacando los tirantes de cada brazo y lanzándolo junto al resto de la ropa. Me miró con devoción, podía sentir el cambio en sus pupilas; pura pasión.

-Liam…- balbuceé al sentir sus labios sobre el rosado pezón, mi cuerpo no paraba de temblar y él hacía la tortura aún más grande, mientras bajaba su mano derecha para desabrochar mis jeans, los sacó, y sentí su mano caliente escabullirse entre mis bragas, rompiendo la frágil tela, y lo siguiente fueron manos, dedos, labios y un montón de sensaciones que no recordaba haber experimentado jamás.

-Demonios- gruñó contra mi boca-, eres tan hermosa.

-Por favor…- rogaba que comenzara a hacerme suya por completo, pero él mantenía aún su pantalón. Liam parecía absorto en el momento, que lo había olvidado, me sonrió y enseguida los sacó, jalando el bóxer y dejándonos completamente desnudos. Su mano torturaba mí punto más débil y dejó de hacerlo, yo me quejé.

-¿Liam qué estás…-sentí el primer movimiento de su lengua y casi me desmayo- ¡Mierda!- era toda sensaciones y mi vientre comenzaba a contraerse con anticipación, su cabeza se movía sin parar y el calambre se formaba con rapidez. Me retorcía y le rogaba que parara, él sólo hacía que se abrieran más las piernas y continuaba aún más rápidos los lengüetazos, sentí el calor, el temblor y todo un grito que me dejó sin voz. Se recostó a mí lado, y yo sabía que tenía que regresar el momento inigualable que me había dado. Rodee sobre la cama, y quedé justo frente a su miembro.

Mierda.

-¿Te gusta la vista, Beaulieu?- rio y yo me sentí intimidada, pero con una sensación de aturdimiento; su miembro era enorme y yo no sabía cómo actuar.

-Es increíble- el pudor estaba fuera de mí por completo, Liam cruzó sus brazos por debajo de su cabeza y me guiñó el ojo. Respiré por la emoción y besé la punta rosada, él se retorció y yo seguí con mi trabajo. Sin piedad, ni contradicciones, lamía con fuerza y él cerraba los ojos, lo sentí apretarse.

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