Capítulo XXVII

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ADVERTENCIA: ESTE CAPÍTULO CONTIENE VIOLENCIA PSICOLÓGICA, Y NO QUISIERA QUE NADIE SE SINTIERA MAL LEYENDO ALGO SIN SER ADVERTIDO. DESDE AHORA, LA HISTORIA SE TORNA MUCHO MÁS AGRESIVA EN CUANTO AL LENGUAJE Y A LAS ACCIONES DE ALGUNOS PERSONAJES. 

EMILY

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EMILY

—¿Qué...? —los ojos de Alex estaban sobre mí pidiendo explicaciones silenciosas, pero no estaba segura de cuánto había escuchado. Estaba impactada y asustada mirándolo, esperando alguna reacción, pero él solo me devolvía la mirada, desconcertado y asustado.

—Alex —volví a decir, pero cuando escuchó mi voz fue el detonante que necesitaba para estallar. Las venas se marcaban en su cuello y en la sien, había un brillo aterrador en sus ojos que me dio pavor. Me aferré al brazo de Callie.

—¿Es mi hija? —preguntó en un susurro mortífero. Yo temblaba mientras negaba con la cabeza—. ¿Tú eras la muchacha de la fiesta de Halloween? —entornó los ojos y se acercó. Me tomó con fuerza de los brazos—. ¡Responde la maldita pregunta! —exclamó con furia mientras me sacudía con fuerza.

—No sé qué escuchaste... —logré decir en un hilo de voz, pero eso lo enfureció más.

—¡Ya no sigas mintiendo! —bramó—. ¡Escuché todo lo que le dijiste a tu amiga! —entornó los ojos—. ¿No decías que se llamaba Cassidy? ¿Cassie? —profirió—. Pues parece que el juego terminó, ¡te exijo que me digas la verdad sobre Mia! —su agarre se hizo más fuerte en mis brazos, sus ojos brillaron en lágrimas y cuando habló, su voz tembló—. ¿Eras tú la mujer de aquella noche? —llorando asentí—. ¿Esa noche quedaste embarazada? —volví a asentir mientras sentía como me desgarraban por dentro—. ¿Mia es mi hija? —nuestros ojos se encontraron y me di cuenta que él derramaba lágrimas silenciosas expectante a una respuesta que me negaba a dar—. ¡Contesta la puta pregunta! —con cada palabra venía un zamarreo que sacudió por completo mi cuerpo.

—¡Suéltala! —escuché gritar a Callie—. ¡Déjala en paz! ¡Animal! —Alex la miró encabritado.

—Ni siquiera hagas el jodido intento de intervenir en la situación, Callie —cuando escuché el verdadero nombre de mi amiga salir de los labios de Alex sollocé. Estaba acabada, mis peores temores eran una realidad. Cuando se volvió a enfocar en mí, las rodillas comenzaron a flaquear y las manos a sudar—. Responde la pregunta —insistió—. ¿Mia es mi hija? —la única respuesta que salió de mí fue un llanto descontrolado y ahogado. Alex me agarró del brazo e hizo que lo siguiera.

—¡Emily! —gritó Callie, pero me limité a ser arrastrada por Alex. Nos internarnos por un pasillo que nos condujo a su consulta. Cerró la puerta con un fuerte golpe y yo me estremecí.

—No volveré a hacer la pregunta —rugió—. Si no me respondes ahora, llamaré a mis abogados y dejaré que ellos se encarguen de la situación y créeme que no me conformaré con menos que la custodia completa de Mia —el terror me invadió, lo miré suplicante mientras me acercaba a él.

No recordé olvidarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora