Capítulo XLVI

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EMILY

—Callie acaba de llamar. Dijo que hubo una emergencia en la clínica veterinaria, y que no pudieron revisar a Mimí. Pasarán a dejar a las dos en media hora —me miró entornando la mirada—. Aunque estaba algo extraña —la miré con obviedad.

—Eso es normal, cariño —Mili y yo estábamos en la sala mientras buscábamos en Netflix qué película o serie ver.

—¿Vemos Stranger Things?

—No puedo —dije frunciendo la boca, ella me miró.

—¿Por qué?

—Se lo prometí a Alex.

—¿Le prometiste que no verías Stranger Things?

—No, le prometí que vería la tercera y cuarta temporada con él —sonrió, se acomodó cerca de mí y me miró expectante.

—¿Qué sentiste cuando lo viste? —También sonreí.

—Creo que es la razón de la taquicardia —reí y ella esbozó una sonrisa nostálgica.

—Quiero que estén juntos.

—Ahora mismo eso es complicado.

—Él te ama y tú también, ¿cuál es el problema? —Resoplé, si fuera así de sencillo todo sería mucho más fácil. Apoyé la cabeza en el respaldo del sillón y miré el techo.

—Supongo que ahora, en este momento, hay muchas más cosas que nos separan que las que nos unen.

—¿Por qué?

—Por miedo —Me encogí de hombros—. Ambos tenemos muchos fantasmas, quizás él mucho más que yo. Tengo claro lo que siento, ese nunca ha sido el problema. El tema es la confianza, ¿cómo puedo estar con una persona que no confía en mí?

—¿Tú confías en él? —La miré torciendo la boca, como si lo que acabara de señalar lo hiciera aún más evidente.

—Ese es el punto —me acomodé en el asiento y la miré a los ojos—. Toda la vida he estado enamorada de él —sonreí—. Y sé que fuimos felices, pero no podemos mantener una relación solo de amor porque jamás podríamos sostenerla de esa manera, aunque estemos profundamente enamorados.

—Entonces, ¿sí crees que él está enamorado de ti? —Suspiré esbozando una sonrisa.

—Creo que si no fuera por culpa de nuestros propios errores...

—¿Qué?

—Tal vez nos podríamos dar una nueva oportunidad —chilló de la emoción y yo sonreí y me acaricié el vientre. De pronto, sabiendo que había dos niños creciendo dentro de mí, no podía apartar mis manos para sentir a los bebés. Mili también se acercó y dejó una mano.

—¿Cómo no te diste cuenta que estabas embarazada? —Fruncí el ceño cuando me miró—. Emi, no te enojes, pero estás mucho más ancha de la cintura y la panza creció.

—¿Por qué nadie me lo dijo?

—Todos te decían que estabas más... —alzó las dos manos y puso una frente a la otra y luego las fue alejando, dando a entender que algo estaba creciendo—, incluso Alex lo notó cuando llegó.

—¿Te lo dijo?

—Sí, pero a él le parece adorable.

—Eso no es caballeroso de su parte.

—Es la persona que mejor conoce tu cuerpo.

—¡Mili! —Soltó una fuerte carcajada y cuando tocaron el timbre se levantó riendo—. No sabía que ya estás teniendo clases de anatomía —murmuré levantándome. De pronto la idea de una roja y jugosa manzana me abrió el apetito. Los bebés querían manzana.

No recordé olvidarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora