EMILY
—¿Por qué tardaron tanto? —fue el saludo de Alex. Fruncí el ceño mientras observaba el deteriorado estado en el que estaba. Su cabello alborotado, tenía unas ojeras que remarcaban profundamente el contorno de sus ojos y la palidez de su rostro era evidente.
—Mami dijo que necesitabas medicina —Mia alzó los brazos y Alex la tomó en cuestión de segundos. Ella le dio un sonoro beso en la mejilla—. Seremos tus enfermeras.
Alex tenía gripe y armó un tremendo espectáculo al respecto, ¿por qué los hombres tenían que ser tan cobardes cuando estaban enfermos? Creí que al ser médico podía ser una excepción, pero estaba equivocada.
—Llamé a mamá, pero no pudo venir —dijo, mientras entrábamos y nos llevaba hacia su habitación—. Papá la llevó a Grecia, al hotel de un amigo. Mis padres están en una constante luna de miel —explicó encogiéndose de hombros.
—¿Qué es eso? —preguntó Mia, Alex la miró con una sonrisa tierna y le dio un montón de besos en la mejilla. Por supuesto que nuestra hija estaba encantada con tanta atención.
—Es el momento que viven los novios después de casarse.
—¿Y tú novia? —pregunté.
—¿Brianne? —entrecerré los ojos.
—¿Tienes otra novia? —sonrió.
—Claro que no, ella está en... —carraspeó y Mia le dio unas palmaditas en la espalda—. Está en una conferencia.
—¿Otra?
—Sí, es que es una de las mejores neurocirujanas —alcé una ceja. Hace mucho tiempo que no veía a Brianne en el departamento. Ni tampoco escuchaba quejas de la mujer salir de la boca de Alex. Me encogí de hombros sin darle mucha importancia. Suponía que su relación marchaba mucho mejor ahora.
—¿Tomaste algún medicamento? —asintió recibiendo los mimos de Mia.
—Solo una aspirina. Recién hoy en la mañana comencé a sentirme mal...
—Pobre Alex, nosotras te cuidaremos —sonrió Mia, tomando el rostro de su padre con sus dos manitos regordetas—. ¿Verdad, mami?
—Sí, enana.
—Ahora te acostarás y yo me quedaré contigo —Mia me miró—. Mami, tú nos prepararás esa sopa de pollo que me das cuando me siento mal.
—¿Y la medicina? —intervino Alex mientras se acostaba y Mia lo arropaba.
—Después de la sopa —respondió ella. Me acerqué a los dos y puse una mano en la frente de Alex, y luego fruncí el ceño.
—Tienes un poco de fiebre, ¿dónde tienes un termómetro?
—En el baño —me dirigí al baño y cuando volví, me senté junto a él.
—¿Hace cuánto que no comes o bebes algo? —pregunté, él cerró un ojo y con el otro abierto enfocó hacia el techo recordando.
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No recordé olvidarte
RomanceLa vida de Emily Evans siempre tuvo un propósito, ser feliz. Incluso cuando llevaba a cuestas un corazón roto y un pasado que pretendía olvidar. Sin embargo, la vida nunca fue justa para Emily, y cuando el pasado se entremezcla con el presente solo...