No recordé olvidarte

Capítulo XXXVI

EMILY

—¡Te amo, Emi! —sonreí. Callie y yo estábamos recostadas en las reposares que estaba al costado de la piscina. Mia y Mili aún no llegaban y Clara estaba en su casa, me había pedido el día y yo por supuesto le dije que sí. Antes de tomarnos un descanso, Cal me ayudó a preparar el almuerzo. Ella estaba mucho más entusiasta de lo normal, la sonrisa parecía perpetua en su rostro.

—Alex y Mia son los que más utilizan esta parte de la casa.

—¿Por qué tú no? —me encogí de hombros.

—No sé nadar y no me gusta mucho broncearme. Además, nunca logro el tono que quiero, me pongo rosada.

—El sol en Londres es nulo, hay que aprovecharlo —entorné la mirada.

—Solo hago esto por ti, Callie Spencer.

—Cuando no soportemos el calor nos lanzamos en esa estupenda piscina que tienes —suspiré. Cerré los ojos bajo las gafas de sol.

—Llamé a Becca.

—¿Qué te dijo?

—Ella no habló conmigo, me contestó James.

—¿Qué te dijo?

—Lo obvio, que no quiere hablar conmigo.

—¿Él también está molesto?

—No, intentó excusar a Becca. Cree que está exagerando la situación...

—Por supuesto que está exagerando.

—Le expliqué lo del negocio y le pareció una buena idea. Intentará convencer a la estúpida de mi hermana para que reaccione.

—Si ella no quiere, tú deberías comenzar con los planes. No estás sola, Cian dijo que te puede ayudar con toda la tramitación para legalizar todo —sonreí.

—Ayer estuvo acá.

—¿Cian?

—Sí, le trajo un obsequio a Mia y nos invitó a cenar.

—¿Fueron?

—Sí, estábamos saliendo cuando llegó Alex —me miró.

—¿Reaccionó muy mal? —negué abatida.

—No.

—¿No?

—Saludó a Cian y abrazó a Mia y nos deseó que tuviéramos una buena noche. Cuando volvimos no estaba en casa.

—Lo sé, estaba con Luke —me senté y la miré confundida.

—¿Por qué? —se encogió de hombros y también se sentó.

—Cuando llegué ellos estaban bebiendo cervezas mientras jugaban con ese aparato que se conecta a la televisión. Algo estaban comentando porque cuando llegué dejaron de hablar y Alex se fue —fruncí el ceño.

—¿A qué hora llegaste?

—A las once de la noche —los horarios coincidían. Aún no era media noche cuando él volvió—. ¿Crees que se está viendo con otra mujer?

—Si es así, no tendría derechos de exigir explicaciones.

—Al menos no se está viendo con Brianne, sé por Luke que ella no está en el país.

—Alex puede hacer lo que quiera con su vida...

—Emily, soy yo. ¡Tú mejor amiga! —exclamó acomodándose mientras me miraba—. Sé que te mueres por saber en qué pasos anda tu marido. Luke tiene razón. ¡Son dos malditos idiotas que no se deciden a hablar con claridad!