Capítulo XXX

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EMILY

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EMILY

—¿Qué haces aquí? —pregunté sorprendida cuando vi a Alex sentado en el pequeño comedor que había en la cocina. Era extraño que estuviera en casa tan temprano, desde que nos casamos me acostumbré a verlo en las noches, durante la cena porque después él se iba a su habitación—. ¿Ocurrió algo? —pregunté preocupada.

—No —me miró arqueando una ceja—. ¿Debo pedir permiso para estar en mi casa? —fruncí el ceño.

—Claro que no —me encogí de hombros—. Pero nunca vuelves tan pronto del hospital —me acerqué al refrigerador para sacar una jarra con jugo—. ¿Quieres?

—Por favor —respondió mirando la pantalla de su celular.

—La niñera ya viene con Mia del colegio —asentí. Mili me dijo que iría por ella. Esta vez no fui como acostumbraba porque le iba a preparar un pastel de chocolate a Mia. Le entregué el vaso y me senté al lado de él. Alex guardó el celular en su bolsillo, bebió jugo y luego me miró. Sacó un sobre del bolsillo de la chaqueta y me lo entregó. Miré confundida el sobre blanco.

—¿Qué es?

—Son los resultados de la prueba de paternidad —un nudo se instaló en mi estómago.

—Pensé que tardaría más —dije con la boca seca.

—Obtuve los resultados un día antes de la boda —abrí los ojos sorprendida—. Hay compatibilidad —eso ya lo sabía—. Estamos obligados a hablar con nuestra hija ahora. No quiero discusiones en frente de Mia.

—Me habría gustado que, con el tiempo, nuestra relación fuera al menos amistosa.

—Nunca volveremos a ser amigos, Emily. Me ocultaste a Mia durante mucho tiempo como para olvidar lo que nos hiciste.

—Lo hice porque creí que sería lo mejor para ti —me miró incrédulo.

—¿Lo mejor? —ironizó—. ¡Me arrebataste a mí hija! —me levanté nerviosa y me apoyé en la encimera—. Decidiste no contarme nada y me apartaste cinco años del lado de mi hija, ¿cómo mierda es esa situación lo mejor para mí?

—Me he arrepentido cada día...

—¡No es suficiente! ¡Nunca será suficiente!

—¿Qué más quieres? —pregunté con un nudo en el estómago—. Te he pedido perdón de mil maneras diferentes y todas obtienen una respuesta sin sentido...

—¿Sin sentido? ¡Joder, Em! —replicó comenzando a perder la paciencia—. ¿Crees que cinco años lejos de la vida de Mia se borran con un puto perdón? ¡Me mentiste todo este jodido tiempo! ¡Me mentiste cuando...! —se interrumpió cuando Clara apareció en la cocina sosteniendo entre sus manos unos ingredientes que le había pedido, nos miró a los dos con un poco de pánico y se detuvo en seco.

No recordé olvidarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora